Francia está sumergida en una compleja situación. Todo empezó el pasado 26 de junio. Un argelino de 17 años, de nombre Nahel M., había sido detenido por la policía por haber estado manejando a excesiva velocidad en un carril bus en Nanterre, una barriada de la periferia francesa. Los uniformados inmediatamente le habían pedido sus documentos y fue entonces que descubrieron que no contaba con licencia de conducir. En un acto desesperado, el joven africano pisó el acelerador para escapar, pero los uniformados abrieron fuego. Su muerte fue inmediata. Esto, que se dio en un marco de tensión preexistente por el supuesto racismo al que apelan los agentes del orden, activó una ola de violencia sin precedentes. Incluso hasta una espiral delictiva. En síntesis, los mismos grupos a los que Macron le abrió las puertas ahora están buscando la forma de poner a su país en jaque.
Estas manifestaciones violentistas han generado estragos y consecuencias alarmantes en Francia. Hasta la fecha, hay más de 3.400 personas detenidas por su vinculación con estos actos vandálicos. Y tan solo en seis días. Además, se han registrado más de 2.000 incendios en las calles y ataques a centenares de edificios públicos, dejando a más de 600 policías y bomberos heridos en los enfrentamientos.
Muerte de joven argelino desencadenó violencia
Ante esta situación, algunas fuentes del Gobierno de Francia afirmaron que no se trata de una revuelta de los barrios periféricos, que son las principales víctimas de los destrozos, sino de una ola de actos delincuenciales. Esta perspectiva deja entrever que el asesinato del joven solo fue una excusa para desencadenar una ola de violencia y delincuencia en el país.
Estos hechos no son casualidad, pues la política migratoria excesivamente flexible y descontrolada ha permitido la existencia de los grupos inmigrantes reacios a la ley de Francia. Aunque durante su última campaña electoral Macron dio un ligero giro a la derecha en su postura frente al tema migratorio para ‘retomar el control de las fronteras’, no fue suficiente para lograr controlar este problema de manera concreta.
Lamentablemente, la problemática no se limita a Francia, ya que las protestas se han extendido a otras ciudades de Europa. En Bruselas, se detuvo a 35 personas, de las cuales 31 eran menores de edad, cerca de una plaza, mientras que en Lausana (Suiza) se registraron enfrentamientos y siete detenciones, incluyendo a seis adolescentes de diferentes nacionalidades. Estos sucesos reflejan una preocupante tendencia que va más allá de las fronteras francesas y evidencia la complejidad de la problemática de la migración en Europa.
Operadores tras las marchas
El Reporte conversó con Dardo López Dolz, analista político experto en manejo de crisis, sobre los preocupantes índices de violencia de los últimos días. “El error de muchos gobiernos europeos fue brindarle la nacionalidad de forma indiscriminada a muchas personas sin hacer un estudio de inteligencia previo. Es la confirmación de que Europa es víctima de una invasión musulmana asimétrica. Usan la inmigración como arma”, comentó.
Asimismo, sostuvo que hay operadores políticos que se han encargado de azuzar la violencia en estas ciudades. “Jamás en la historia una protesta fue espontánea. Lo que pasa es que ahora es más fácil movilizar a la gente a través de las redes sociales y medios de comunicación”, declaró.
Por otro lado, marcó la necesidad de que los inmigrantes se adapten a las condiciones de los países que los acogen para evitar conflictos como estos. “No se pueden generar guetos en donde los musulmanes aplican las leyes de sus países. Los franceses están pagando el precio de lo que han sembrado. Cuando una persona abandona su lugar de origen, tiene que entender que la vida es insoportable como efecto de las costumbres de ese país. Es absolutamente irracional alentarlo a que intente imponer las costumbres del lugar de donde salió, porque destruirá el lugar donde vaya”.
No es la respuesta
La familia de Nahel, víctima de la policía de Francia que desencadenó el caos, está en contra de las recientes olas de violencia. "No pedimos romper cosas ni robar. Nada de esto es por Nahel", declaró un familiar anónimo a la BBC. Asimismo, pidió manifestarse de forma pacífica, contraria a los estragos que vienen causando a causa de este asesinato y les pidió a las autoridades de Francia que tengan mejor entrenamiento y mejoren el reglamente del uso de armas en los policías para que no se repita este suceso.
Lo peor de sus países
El reformista islamista Mohammad Tawhidi lanzó una crítica al Estado Francés y lo comparó con la situación de Polonia, donde no suelen pasar estos casos de revueltas sociales porque se detectan a tiempo. Tawhidi argumenta que Francia importa lo peor para su país por su interés en mano de obra barata y que acaba pagando las consecuencias por no enfrentarse frontalmente ¿Acaso el oriente se volvió más fuerte u occidente se volvió más débil? Según Tawhidi, ambas cosas son verdad.
Horas contadas
Según The Spectator, más del 70% de los franceses estarían de acuerdo con que Macron saque al ejército a las calles para controlar las áreas que han sido vandalizadas, saqueadas y tomadas por los violentistas.
Este crítico panorama podría tener un nuevo desborde, y tal vez uno más peligroso, si el gobierno de Francia no impone el principio de autoridad.