OpiniónMartes, 4 de julio de 2023
La inflación en una nueva fase, por Bruno Schaaf
Bruno Schaaf
Analista político

Al menos en Estados Unidos y la Eurozona, la lucha contra la inflación ha entrado en una nueva etapa. Los factores que inicialmente la impulsaron –como las políticas monetarias ultra laxas y los shocks de oferta– han desaparecido y esta ha disminuido considerablemente en los últimos meses. Sin embargo, la inflación subyacente –que excluye los precios de la energía y los alimentos– parece encontrar una barrera en el 4.5%-5%. Mientras algunos temen que se requiera mayor agresividad en la política monetaria, otros creen que es solo cuestión de tiempo para que esta siga la tendencia de la inflación general.

Indudablemente, la lucha contra la inflación ha logrado avances significativos en los últimos 12 meses. Hace casi un año, en junio de 2022, la inflación en Estados Unidos era del 9.1% anual. Actualmente, según los datos de mayo, esta se sitúa alrededor del 4%. De manera similar, aunque a un ritmo algo más lento, la inflación en la Eurozona ha disminuido considerablemente, pasando de un pico del 10.6% en octubre a aproximadamente 5% en junio. Más allá de las diferencias en los avances –probablemente explicadas por la lentitud del Banco Central Europeo– se trata de una corrección en los niveles de precios sumamente rápida en comparación con otros períodos inflacionarios, como el de la década de 1970.

A pesar de estos avances, hay quienes encienden las alarmas debido a la resistencia o incluso al aumento de la inflación subyacente, señalando que su reducción requerirá una mayor agresividad en la política monetaria. Por ejemplo, aunque la inflación en la Eurozona cayó más de lo previsto al 5.5% en junio, la inflación subyacente fue del 5.4%, frente al 5.3% de mayo. ¿Cómo es posible esto cuando el Banco Central Europeo viene subiendo tasas desde julio?

Sucede que es normal que la inflación subyacente tenga un rezago en comparación con la inflación general. En primer lugar, la inflación de servicios –que explica gran parte de la inflación subyacente– va rezagada respecto a la inflación de bienes, ya que esta fue parcialmente generada durante la pandemia por los shocks de oferta –como los altos costos de transporte marítimo que ahora están en su nivel más bajo desde 2019–. En segundo lugar, algunos componentes de la inflación subyacente son intrínsecamente más lentos en su variación que la inflación general, como el sector vivienda. Después de todo, los alquileres no se ajustan diariamente a la inflación.

Habiendo hecho esta consideración, esto no significa que la inflación subyacente se vaya a reducir automáticamente en los próximos meses. Sin embargo, sí nos ayuda a tener más perspectiva y neutraliza las voces que innecesariamente exigen un Paul Volcker en la FED o el Banco Central Europeo. De hecho, al analizar los datos, más parece que nos acercamos a un "aterrizaje suave" que a la estanflación que tanto temíamos, y esas son buenas noticias.

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