Perú vuelve a ser una zona fértil para el narcotráfico. Se ha revelado que en los últimos meses estas organizaciones criminales has aumentado su presencia y poder en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), una zona estratégica para este tipo de actividades ilícitas. De acuerdo con una investigación local, han pasado de 80,681 hectáreas en 2021 a 95,008 hectáreas en 2022. Es decir, un 18% más, hecho que se produjo en la etapa más fuerte del régimen chotano, que por supuesto, nunca disimuló su intención incluso de favorecer a los cocaleros ilegales, algo que replicó desde el Congreso el parlamentario Guillermo Bermejo. Tampoco se puede olvidar que hace rato Evo Morales, expresidente de Bolivia, está tratando de convertir a nuestro país en otra órbita para este tipo de negocios. Esta situación ha despertado preocupación tanto a nivel nacional como internacional, ya que los millonarios ingresos que hay por estas transacciones a veces suelen ser usados para financiar a grupos programados para desestabilizar gobiernos.
Crecimiento
Este último martes 4 de julio, el Diario Trome revelo que la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) informó sobre esta ampliación de hectáreas que tuvo el narcotráfico. "Lo más preocupante es que han aparecido nuevas zonas que han sido infestadas con ese sembrío, en Loreto y Ucayali, que amenazan con convertirse en los ‘nuevos Vraem’", se lee en la investigación. En este mismo material recordaron el papel que tuvieron Castillo, Bermejo y Ricardo Soberón, el exjefe de Devida. "Los tres pusieron en marcha una cuestionada política que favorecía abiertamente a los cocaleros ilegales, que son en su mayoría aliados del narcotráfico. Castillo hasta prometió industrializar esta ‘hoja bendita’", apuntaron.
La hoja de coca, considerada sagrada por algunas culturas en Perú, ha sido utilizada ancestralmente con fines medicinales y rituales. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha convertido en la materia prima de la cocaína, generando enormes ganancias para los carteles de la droga. Algunos analistas sugieren que la postura que tuvo el régimen chotano de legalizar la coca solo generaba un ambiente propicio para el fortalecimiento del narcotráfico.
Laboratorios clandestinos
Ambivalencias
El golpista Pedro Castillo era uno de los más enfáticos en visitar el Vraem para impulsar supuestas estrategias de desarrollo social y económico para contrarrestar el avance del narcotráfico. “Cuando se habla del Vraem, mucha gente se asusta. No saben que aquí se albergan muchos hermanos trabajadores”, dijo el profesor chotano en una de sus visitas. Sin embargo, todo habría quedado en un simple discurso. Nunca se vieron resultados concretos que frenen la expansión de este flagelo. De hecho, ha pasado todo lo contrario.
Por otra parte, otro tentáculo de esta intentona es Guillermo Bermejo. Desde el día uno tuvo la intención de darle de baja a la Empresa Nacional de la Coca (ENACO), entidad estatal encargada de comprar y regular la producción de hoja de coca en el país. De hecho, al legislador mencionado, se le estuvo investigando por tener vínculos con Víctor Quispe Palomino, Camarada José, un remanente de Sendero Luminoso que viene operando en el Vraem.
Las huellas de su parcialidad
El factor Evo
En el caso del expresidente boliviano Evo Morales, se conoció que quiere replicar en el Vraem el modelo del Chapare, una región de Bolivia que se ha convertido en un centro neurálgico para el cultivo y procesamiento de cocaína.
“Evo Morales utilizará absolutamente todos los recursos disponibles para desestabilizar la democracia en el Perú. Y replicar el Chapare en el Vraem puede ser un objetivo muy sustancioso económicamente. Hoy, nadie entra en el Chapare, ni la policía, la sacan a bala, a los militares lo hacen pedir perdón. No hay ningún tipo de intervención y el patrón del Chapare [Evo Morales] reside allí y hace política internacional con toda la mafia del narcotráfico”, comentó el diputado boliviano José Carlos Gutiérrez en una entrevista a Infobae.
Aquí hay una ruta que no puede pasar desapercibida. Una vez más exhortamos al gobierno a poner bajo la lupa a los verdaderos enemigos del país: a los financistas, a los operadores, a los que están en el Estado y más. De lo contrario, Perú se convertirá en un país insostenible.