OpiniónDomingo, 9 de julio de 2023
El “Estallido Social”, por Álvaro Díaz Bedregal
Álvaro Díaz Bedregal
Consultor en Comercio e Infraestructura

Hay una imagen usual entre los comentaristas políticos de hoy. Esa de un país que, de pronto, como una olla a presión mal ajustada, estalla. Es una imagen potente, qué duda cabe. Alguien puso la olla a hervir hace mucho, no la atendió ni controló el fuego, y de pronto fue demasiado tarde. Hay un accidente y un reinicio. Y los comentaristas nos cuentan luego quiénes son los responsables de ese terrible accidente y qué fue exactamente lo que pasó para llegar al estallido, que solo se puede arreglarse con la receta que ellos nos dan. Si es que dan alguna.

Sus explicaciones casi siempre presentan la figura de un país según ellos “dividido”, “roto desde siempre” y sin remedio aparente; y a un gobierno central (Presidente y Ministros) que es el único responsable de desatender los justos reclamos de los peruanos, sobre todo en lugares distantes de las grandes ciudades. Pasan luego a decir que esos gobernantes y todos quienes viven en las ciudades no entienden el país en que viven. Hacen un retrato dramático del abandono que hizo ese frívolo gobernante de la ciudad, despreciando a los pueblos y sus necesidades. Pero ni por asomo nos dicen que puede haber personas interesadas en fomentar esa división.

Casi ningún comentarista político en Perú tiene el rigor profesional de mencionar que, desde inicios de los años 2000, muchos de los servicios sociales que deberían llegar a los peruanos en lugares lejanos de las ciudades -y que se reclama con mucha justicia-, están a cargo de gobernantes regionales (25 responsables, uno en cada departamento, más Callao) y no del gobierno central. Tampoco dicen que el sistema de gobiernos regionales ha resultado incapaz de llevar infraestructura de servicios urgente. Casi ninguno de esos comentaristas les recuerda a sus lectores que, desde hace décadas la regionalización permite una red de activismo político en diferentes regiones del Perú que tiene como producto típico el lanzar caudillos que primero aparecen liderando frentes populares (conocidos como frentes de defensa y otras denominaciones), y luego postulan a cargos políticos. Hasta a presidente.

Los comentaristas peruanos tampoco han tenido el rigor profesional de precisar que desde tiempos de Lenin (primer dictador de la Unión Soviética), los comunistas plantearon la táctica del Frente Popular. Los Frentes populares eran coaliciones de partidos de izquierda, socialistas y comunistas, para participar en elecciones. Y por supuesto, para los comunistas, estas no eran (ni son hoy) simples alianzas con socialistas, sino métodos para, paso a paso, convertir la lucha de clases en guerra civil. Seríamos muy inocentes de creer que los frentes populares nunca participan de los “estallidos”.Algunos Frentes populares, cómo no, han exigido asambleas constituyentes como parte de su plataforma. ¿Suena conocido?

Todo Frente Popular necesita, en algún momento, de agitación. Y si existe uno en Perú, también la ha debido necesitar y usar, para avanzar y luego gobernar. ¿Quién actuó hacia el 14 de noviembre de 2020 en Perú, haciendo propaganda masiva a escala nacional, y organizando y atizando manifestaciones -que resultaron en grave violencia- simultáneas en varias ciudades? ¿Puede haber sido toda esa una reacción absolutamente (al 100%) espontánea de los peruanos? ¿Qué partidos, gremios y grupos políticos lideraron esas manifestaciones? Se nos dirá -como siempre- que las manifestaciones no tenían ningún líder, sino que solo eran una confluencia de sentimientos nacionales urgentes. Pero vimos las imágenes.

Quizá también nos quieran decir que fueron totalmente espontáneas las manifestaciones, sumamente violentas, que comenzaron en Perú una vez derrotado el golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022. Esas manifestaciones que, sorprendentemente, se detuvieron exactamente para las fiestas de fin de año, y se reactivaron luego para seguir atacando infraestructura crítica (aeropuertos, vías, mercados, comisarías, etc.) y causar zozobra en varios departamentos del Perú hasta bien entrado 2023. Y resultaba que los manifestantes (liderados aparentemente por nadie, pero claramente bien financiados para seguir por muchos días en sus actividades) exigían elecciones en el menor plazo posible, y una asamblea constituyente. Así, sin más. Como en el Frente Popular. ¿Vamos a seguir creyendo que se trata siempre de un espontáneo “estallido social”?

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