El debate presidencial realizado el lunes en España fue un duelo político que dejó a todos al borde de sus asientos, con un aire de incertidumbre y una alta tensión en el ambiente. Para comprender la importancia de estas elecciones, se debe de tener en cuenta que se dan en un contexto bastante delicado por la endeble situación económica en la que se encuentra España. Además, tienen una crisis política que arrastran durante hace ya algunos años a partir de los cuestionables pactos de los partidos tradicionales con los nuevos movimientos que tienden a los extremos.
En esta ocasión, los dos candidatos, Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP), se enfrentaron en un cara a cara que no dejó indiferente a nadie. Fue un encuentro en el que las interrupciones se convirtieron en moneda corriente, eclipsando las propuestas y sumergiéndonos en un mar de reproches mutuos.
Sin embargo, hubo un claro vencedor en este debate de alto voltaje. Feijóo, líder del Partido Popular, demostró ser capaz de anular todos y cada uno de los ataques de Sánchez, el actual presidente de España que busca gobernar por un nuevo periodo. Con cada embestida, el jefe del Ejecutivo se encontraba desencajado y sin respuestas contundentes, perdiendo así una de sus últimas balas para intentar revertir las encuestas que le auguran un resultado desfavorable.
El conservador Feijóo no actuó de forma calmada, como auguraban algunos analistas, sino que apostó por lanzar una ofensiva total contra la gestión de Sánchez. Puso en duda cada uno de los datos que el jefe del Ejecutivo presentaba sobre la marcha de la economía, presionando paulatinamente al candidato socialista y dejándolo en una situación bastante incómoda. Desde el primer momento, el líder del PP remarcó el tema de las economías domésticas y denunció el aumento de precios en alimentos e hipotecas. Además, señaló la falta de avances en políticas clave como la vivienda, a pesar de los más de cinco años de Sánchez en el gobierno.
Agotado por la ofensiva de Feijóo, Sánchez intentó acusó al conservador de abrir las puertas a formaciones "machistas", haciendo claramente referencia al partido VOX. En respuesta, el líder del PP presentó una de sus propuestas estrella: cerrar un acuerdo para que gobierne la lista más votada. Con esta jugada, intentó retratar a Sánchez como responsable del bloqueo del país, rememorando el famoso "no es no" a Mariano Rajoy en 2016.
En un punto del debate y mostrando una conducta claramente confrontacional, Feijóo sacó documento, el cual era un compromiso mutuo para dejar gobernar al partido más votado en las elecciones generales, para que de esta manera ninguno de los dos, de llegar al gobierno, formen pactos con los “extremos”, el cual le propuso firmar a Sánchez. Sin embargo, este no tuvo respuesta.
El debate reflejó el nerviosismo de los socialistas, que en los últimos días habían intentado bajar las expectativas y no subestimar a Feijóo. Sin embargo, depositaron en este cara a cara todas sus esperanzas para dar un vuelco a las encuestas. Una mala apuesta con un mal resultado.
Pero más cuestionable aún fue la reacción del PSOE ante el debate, pues solo atinaron a acusar a Feijóo de usar datos falsos e inexactos. Aunque oficialmente los socialistas sostienen que Sánchez ganó el debate y marcó el rumbo de la campaña, queda claro que no se puede ignorar el impacto arrollador de Feijóo. Tiene todo de su lado.
La sensación de victoria fue abrumadora en el Partido Popular, lo cual afectará aún más la debilitada confianza de las bases socialistas en su candidato, quien perdió la oportunidad de contrarrestar los ya desfavorables pronósticos.
La respuesta de los medios de renombre a nivel mundial fue en gran medida desfavorable para Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español. Desde el Financial Times hasta Bloomberg, se destacó que Sánchez no logró la tan necesaria victoria en el debate y que su actuación fue desastrosa frente a su oponente. Se resaltó la capacidad de Feijóo para poner a Sánchez a la defensiva. Asimismo se destacó la serenidad de Feijóo frente al nerviosismo del socialista. No es para menos, si se tiene en cuenta que tras este debate se le acaba de escapar la última esperanza de remontar las encuestas.
La retórica, la estrategia y la capacidad de respuesta son elementos clave para ganarse a los votantes y marcar la diferencia. Ahora, los ciudadanos tendrán la última palabra en las elecciones del domingo 23 de julio. Será un momento crucial en el que deberán reflexionar sobre lo presenciado y decidir el rumbo que desean para España. ¿Los españoles le darán una nueva oportunidad a Sánchez u optarán por dar un giro a la derecha?