PortadaDomingo, 16 de julio de 2023
La fábrica troll

El tablero político ha venido siendo rediseñado estos últimos años por una figura siniestra y gigante de las redes sociales: la maquinaria troll. Este ejército de agentes digitales se ha dividido entre los que se camuflan en cuentas falsas con nombres supuestamente disruptivos (“La Salita del Sin”, “No a Keiko” y otros) y los que exponen sin ningún rubor su verdadera identidad (esos que juegan en pared con los usuarios previamente mencionados). La operatividad de este bloque consiste en silenciar a las voces disidentes, desinformar y manipular, polarizar y dividir, y sobre todo influir en la agenda de las autoridades. Su gran salto a la palestra fue a inicios de la década pasada y ahora, ya consolidados, son como una granja de sicarios cibernéticos dispuestos a censurar a cuanto antagonista se crucen. Líneas abajo un repaso sobre este aparato ya no tan secreto.

El preludio

La paternidad de este frente expiatorio podría ser asignada a la cuenta No a Keiko (86,7 mil seguidores), creada en Twitter en diciembre del 2011. Detrás de este colectivo está Jorge Giancarlo Navarro Rache (@perroblack), un personaje alto en relaciones con el Estado. También tuvo apoyo en esta concepción de Patricia Zevallos Romero y Eliana Carlín (@ElianaCarlin).

La animadversión hacia Keiko, la hija de Alberto Fujimori era su principal combustible. Y sobre todo contra todo representante de la derecha política y contra todos los que tenían sintonía con este sector. Un ejemplo: atropellaron constantemente en las redes a Rafael Rey.

Mientras que a la izquierda la mecían. Aquí un botón.

Los tiempos por supuesto no cambiaron su razón de ser. Apoyaron la candidatura presidencial de Ollanta Humala (pese al fuerte lazo que tenía con la dictadura chavista), luego a Pedro Pablo Kuczynski (solo por su corriente antikeikista), también a Martín Vizcarra (sobre todo el golpe de Estado contra el Congreso), de igual forma a Francisco Sagasti (para esto estrenaron a la Generación Bicentenario, su caballito de batalla) y ahora último le dieron su venia a Pedro Castillo. El algoritmo era claro: tirar hacia la izquierda o lo que enarbole un mensaje idéntico sin una garantía previa de buena gestión.

Lo curioso es que Giancarlo Navarro —así como Eliana Carlín estuvo en el Ministerio de Salud, de la Mujer y más— trabajó para el Estado durante algunos de estos gobiernos. Después de su paso marketero como impulsor social del proyecto Conga, de la minera Yanacocha, aterrizó en el Ministerio de la Mujer como gestor de redes y luego fue asesor de comunicaciones del entonces congresista del Partido Morado, Daniel Olivares. A este último lo enaltecía en otra cuenta troll también de su autoría, Memorex, página que al igual que No a Keiko y otras cuentas llamadas Hurgar en la memoria (de 138 mil seguidores y que habría sido creado por Mario Zuleta García, pareja de Eliana Carlín) y La Salita del Sin (de 196,8 mil seguidores y que tiene detrás a Julia Pérez Lozano, GC Suárez Pizarro, Rolando Alburquerque y Laura Burgos) vienen ahora promocionando la Tercera Toma de Lima.

Carlo Martin, experto en el patrón de estos ejércitos digitales, nos comenta que en su momento "ellos (los trolls) trabajaban prácticamente 24/7 y financiados con dinero producto de la corrupción, dentro del cual estaba dinero del chavismo y dinero de Odebrecht". Hace hincapié además en que siempre "se agrupan para atacar a cierto rival político". Y apunta que "en el caso de La Salita del Sin uno de sus miembros trabajaba en el Poder Judicial. Entonces eso les da posibilidades de buscar datos de rivales políticos y eso es sumamente peligroso".

La muerte digital

Otra praxis muy común en este círculo es el de tratar de eliminar del tablero a los que no comulguen con sus ideas progresistas.

Hacen persecución, por ejemplo, contra el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga; contra el general PNP, Óscar Arriola; en su momento contra Óscar Becerra, cuando era ministro de Educación; también contra la fiscal de la Nación, Liz Patricia Benavides; definitivamente contra la mayoría del bloque democrático del Congreso; y por supuesto con analistas que no repliquen su narrativa. No podemos omitir que también se abalanzan contra la Policía Nacional del Perú y las Fuerzas Armadas. La lista es interminable.

Y en este ataque también entran a tallar los personajes de supuesto renombre con los que juegan palmo a palmo: ahí tenemos a Marco Sifuentes, Enrique Patriau, Susel Paredes, Julio Arbizu, Jacqueline Fowks, Pedro Salinas, Eduardo Adrianzén, Tatiana Astengo, Claudia Cisneros, Carlos León Moya, Laura Grados, Víctor Caballero (conocido como “Curwen”) y muchos más.

Para Martín la única forma de detener es quitándoles “las posiciones laborales que tienen dentro del Estado”. “Que no les quede otra más que tener que trabajar como cualquier otra persona porque ellos han estado durante varios años como parásitos trabajando en el Estado, saltando de un puesto o en otro”, complementa.

Incluso afirma que “estamos hablando de personajes que han inclinado la balanza del país hacia un rumbo catastrófico. Entonces han llegado a tal punto de apoyar y defender a un tipo relacionado a terrorismo con tal de ellos mantener su estatus quo”.

Hasta la fecha no hay ninguna política de Estado que pueda desincentivar este tipo de estructuras que en algunos casos lindan con la criminalidad al dedicarse únicamente a difamar o a simplemente aprovechar su multiplicidad de usuarios para censurar a otros.

La influencia de estos trolls en el tablero político es como un veneno que se infiltra en nuestras venas, corrompiendo la esencia misma de la democracia. Pero si nos mantenemos alerta, si rechazamos la manipulación y nos unimos en la búsqueda de la verdad, podremos expulsar esta sombra oscura y restaurar la confianza en el poder de la ciudadanía para forjar un futuro justo y libre de engaños.

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