OpiniónViernes, 21 de julio de 2023
¿Contra qué estás luchando?, por Juan Carlos Lynch
Juan Carlos Lynch
Comunicador y redactor

George Orwell, destacado escritor inglés, publicó en 1937 una obra llamada “El Camino a Wigan Pier”, la cual expresaba su rechazo hacia los socialistas británicos de clase alta. Durante la primera sección del libro, Orwell pone de manifiesto las condiciones inhumanas en las que los mineros del Reino Unido vivían durante los años 30 del siglo XX.

En la sección posterior, el escritor se dedicó a retratar un problema distinto, más particular del individuo y su entorno. Detectó una aceptación del proyecto social, a pesar de la evidente injusticia que se observaba. Para poder hacernos un imaginario, algunas mujeres muy ancianas trabajan en las minas toda su vida, haciendo trabajos forzosos como arrastrar vagones de carbón con una correa atada a la cintura y una cadena entre las piernas. No había misericordia. Trabajan aun estando embarazadas. La imagen es más que desgarradora. Otro fatídico ejemplo fue el de los mineros hombres, quienes debían ingresar a los túneles, avanzar kilómetros bajo tierra, con golpes y rasguños en cabeza y espalda, cumpliendo así sus siete horas y media de trabajo (maltrato, mejor dicho).

¿Cómo era posible que quienes alzan su voz en contra del enriquecimiento desmedido, la explotación del hombre y el sufrimiento individual, hayan invisibilizado tamaña maldad? La tesis de Orwell fue la siguiente: aquellos personajes de traje, aquellos reformistas sociales, pensadores y académicos, no guardaban un genuino interés por la dignidad de los pobres, como aseguraban. Más bien, odiaban a los ricos. Lo que hacían era disfrazar su resentimiento y su envidia de superioridad moral, altruismo y compasión.

Entonces, ¿contra qué estás luchando?

¿Es genuino tu interés por la lucha social? ¿Se mueven por amor al prójimo o por el resentimiento que alojas? ¿Buscas justicia o venganza?

Nietzsche dedicó parte de su investigación, sobre la ética y la moral, a señalar cómo el resentimiento juega un rol fundamental a la hora de motivar acciones, siendo estas maliciosas y egoístas. “Nos vengaremos y difamaremos a todos los que no están hechos a nuestra medida”. “Queremos elevar nuestras propuestas contra todo lo que es poderoso”.

El resentimiento incuba razones cargadas de odio y prepotencia. La consecuencia: queja, crítica e intento de cambio en el comportamiento de otros (a través de múltiples formas). Actuar bajo el nombre de la justicia y de los principios morales, en algunos casos, puede suponer que dichas motivaciones son sean correctas. Querer cambiar a los demás sin antes lograr el cambio en uno es una modulación tiránica. Lo que acusaba Orwell era que la lucha que tanto hinchaba los pechos de los reformistas, en realidad era una careta, porque el cambio no emergió nunca en ellos. Ni la compasión, ni la estima, ni el amor.

Cuidado, pregúntate, ¿contra qué estás luchando? Quizás, no luchas contra las injusticias, sino contra un grupo determinado y, entonces, las personas dejan de ser un fin en sí mismo y ahora son solo un medio…un medio de deshago de la frustración personal y del resentimiento.

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