OpiniónLunes, 24 de julio de 2023
Retroceso continental: ¿Qué pasó en España?, por María José de Piérola
María José de Piérola
Estudiante de derecho

Unas muy anticipadas elecciones en uno de los países más controversiales de Europa tienen un final desalentador y posiblemente inconcluso. España, nación en la que conviven políticas públicas socialistas a la par con una dinastía monárquica que traza sus inicios en los años 1700, se ve envuelta nuevamente en el fraccionamiento político.

Para sorpresa de muchos, la nación Ibérica se aleja de una ola derechista que iba tomando fuerza en Europa. Con la llegada de Meloni al poder en Italia, se consagró un movimiento de "recuperación europea", que ya había iniciado hace unos años atrás en países como Polonia. De igual manera, Hungría, Finlandia y Grecia son algunos de los Estados que, en sus últimas elecciones, cortaron las cadenas de las políticas izquierdistas que los tenían presos y que condenaron a la miseria económica, la inseguridad ciudadana y/o el desplazamiento cultural.

Lo que sucedió este 23 de julio en España es muy similar a lo ocurrido en Francia en el 2022 con Macron, quien fue nuevamente elegido tras un gobierno en el que demostró tibieza, falta de liderazgo y se definió por ser un hombre completamente entregado al globalismo por encima de los intereses de su nación. En España, el Partido Popular (PP) ha ganado las elecciones con 136 escaños, dejando al Partido Socialista (PSOE) en segundo lugar con 122. Sorprendentemente, el partido derechista VOX, que se perfilaba como una emergente potencia política, ha perdido 19 escaños, quedando tan solo con 33, lo cual lo condena a una relevancia poco interesante.

Sin embargo, la victoria del PP difícilmente es una razón para alegrarse. Aunque este partido cuenta con excelentes figuras como Cayetana Álvarez de Toledo e Isabel Díaz Ayuso, sus propuestas carecen de rigidez y una estructura política realista para enfrentar la crisis que atraviesa España, como la crisis de inmigrantes, la inseguridad ciudadana, los “okupa”, entre otros males. Incluso si el PP fuera el partido ideal, de lo cual está muy lejos, no hay certeza de que su candidato Alberto Núñez Feijóo llegue a gobernar. Para lograr su investidura debe obtener la mayoría absoluta en la primera votación o mayoría simple en la segunda votación. Dado el fraccionamiento de los escaños, ni la coalición de derecha ni la de izquierda tiene mayoría absoluta, lo que hace que la posibilidad de negociar y pactar un gobierno sea cada vez más difícil. En ambos casos, dependen de los independentistas.

Poco a poco, los latinoamericanos nos damos cuenta de que Europa simplemente no es el paraíso terrenal que teníamos en mente. En España se vive una ilusión de estabilidad política, con precios altos, violencia y legislación que carece de cualquier tipo de sentido en temas sociales y protección a las mujeres. Tras 5 años liderados por el PSOE y con niveles de calidad de vida decrecientes, el elector español parece sumirse en una frase muy conocida en el Perú: más me pegas, más te quiero.

Al igual que en Perú en el 2020, las encuestas han fallado abismalmente al intentar predecir el resultado de las elecciones. La industria se desmorona y su credibilidad es prácticamente inexistente.

La situación en España es desalentadora. Aún no se puede hablar en términos definitivos, pero lo que alguna vez fue uno de los más grandes imperios del mundo, hoy en día se ve empedernido en destruirse desde dentro, perdiendo todo sentido de identidad y de Hispanidad.

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