El estreno de Oppenheimer (2023), a mi gusto, una obra maestra de Christopher Nolan generó una serie de críticas de lo más inverosímiles. Este grupo de escépticos al que me refiero no se quejó ni de las 3 horas de duración de la película, ni de la confusa estructura narrativa (las cuales, por cierto, no me parecerían críticas válidas). Se quejaron de que, aparentemente, Oppenheimer no superaba el test de Bechdel. ¿El test de qué? Ahora lo explico.
Definido según Wikipedia como “un método para evaluar la brecha de género en las películas”, el test de Bechdel se originó en un comic de 1985, donde un personaje afirma que sólo vería películas en las que (i) aparecen al menos dos personajes femeninos, (ii) que mantienen una conversación (iii) que no tiene como tema un hombre.
Posteriormente, una combinación de feminismo pop y acceso a internet generaron que este anecdótico diálogo sea discutido, desarrollado y sobredimensionado a través de foros de internet, artículos académicos en facultades de estudios de género y, lógicamente, en las redes sociales.
De esta manera nació el test de Bechdel y, en simultáneo, nacieron distintas listas de películas sexistas, machistas o misóginas que no superaban el test, nuevas interpretaciones o desarrollos del mismo que incluían reglas como que las dos mujeres sean personajes con nombre propio, que la conversación entre las mujeres no debe centrarse relaciones afectivas, y otras por el estilo.
Un favorito de la casa, Alonso Gurmendi, destaca en inglés que Oppenheimer (2023) no pasó el test de Bechdel.
Algunas películas que han fallado el test son el Show de Truman (1998), Volver al Futuro (1985), sagas enteras como Star Wars, Hombres de Negro, James Bond y Piratas del Caribe, entre otras. ¿Cuál es el fin de elaborar estas largas listas? Simple, demostrar que el cine es sexista, misógino y/o machista, encontrar una relación entra películas que superan el test y películas con guionista y/o directora mujer y, así, alimentar un discurso ideológico y político.
Realmente, el test de Bechdel se aplica y se discute como si se tratara de estadística, pero realmente carece de toda rigurosidad científica. Es falsa ciencia social y comete todos y cada uno de los errores que se pueden cometer al momento de elaborar una herramienta de este tipo.
En primer lugar, es absolutamente ambiguo en cuanto a sus conceptos y definiciones. ¿Qué es exactamente ser sexista? ¿Qué es exactamente hablar de un hombre? Y, subiéndome a la ola de la teoría queer que, estoy seguro, es algo en lo que creen muchos de los que respaldan en este test, ¿Qué es exactamente una mujer?
Por otro lado, la sobre interpretación de los datos obtenidos. ¿Bajo que criterio se llega a la conclusión de que una película que no supera el test es sexista? ¿Por qué no brinda interpretaciones alternativas? Por ejemplo, una película que se desarrolla en un submarino durante la Segunda Guerra Mundial, ¿tiene sentido que tenga un diálogo entre dos mujeres? ¿es coherente con el guion? ¿no sería forzado incluir uno?
Sobre esto último, es posible que existan estudios y directores que, en aras de superar el test de Bechdel y, tal vez cumplir con las cuotas de diversidad que exige ahora la Academia, están distorsionando sus guiones. ¿Acaso estas acciones no empobrecen la calidad del cine?
En fin, no hay nada más peligroso que la propaganda disfrazada de ciencia y es nuestra responsabilidad detectar estos burdos intentos de engaño. No podemos permitir que, con esa falsa autoridad que se adjudican, dictaminen qué es lo esté bien y mal.
PD:
Este domingo he estrenado junto a Santiago Carranza-Vélez y Patricio Krateil, GENERACIÓN BICENTENARIO. Un programa de política, chacota, información e irreverencia, coproducido por Canalb.pe y elreporte.pe.
Los invito a ver nuestro capítulo estreno “LA CRISIS DE LOS CAVIARES” en el siguiente link:
https://youtube.com/watch?v=HWFemPMnkg4
Nos podrán sintonizar los domingos a las 7:00 p.m. en Canalb.pe y streamear a partir de las 8:00 p.m. mediante el canal de YouTube de elreporte.pe
No olviden compartirlo con todos sus amigos que no marcharon contra Merino, pero sobre todo a los que sí. Este capítulo arderá a aquellos que cantaron Happy Birthday al Lagarto y piensan que un schnauzer con bufanda fue el mejor presidente del país.
¡Muchísimas gracias!