OpiniónJueves, 10 de agosto de 2023
¿Declive en Vox?, por Patricio Krateil
Patricio Krateil
Comunicador

Mi primer contacto relevante con Vox y lo que me animó a seguirlos y valorarlos fue, sin duda, Iván Espinosa de los Monteros. Al igual que a muchos, su habilidad para exponer con pasión y datos contra el socialismo, señalar la hipocresía progresista y resaltar la importancia histórica y cultural de España me cautivó.

Pero esta semana nos hemos llevado una sorpresa. Espinosa de los Monteros, actualmente ex político de Vox, renunció a su cargo público y, por ende, al partido. Este reveló que dicha decisión fue motivada únicamente por asuntos familiares. Lo cierto es que ya no estará más en el escenario público y volverá al sector privado. No obstante, este acontecimiento ha generado que diferentes analistas españoles sostengan que no es realmente un asunto personal, sino la consecuencia del cambio de rumbo que está tomando Vox con cada vez más fuerza desde este último año.

Recientemente, hubo un hilo en Twitter de José Luis Sánchez, expresidente de Vox Madrid, donde criticaba duramente al partido y sacaba a la luz ciertos problemas internos. En esencia, culpó a Jorge Buxadé por los cambios y enfoques recientes de Vox, acusándolo de ser responsable de la salida de otros miembros antiguos como Víctor Sánchez del Real y de ningunear o silenciar a Mazaly Aguilar.

El hilo prosiguió con una llamada de atención a Santiago Abascal mismo, haciendo hincapié en el hecho de que está rodeándose de puros aduladores, lo cual desembocaría en un futuro gris para el partido. Con sumo respeto, José Luis Sánchez le recomendaba reconsiderar tomar un distanciamiento de ciertos individuos recientemente incorporados a su círculo cercano. Cabe resaltar que este hilo de Twitter fue reposteado por Víctor Sánchez del Real con un sutil pero poderoso: “Así es”.

Como si eso no fuera suficiente, hace apenas dos días, Rubén Manso, el genio detrás del sólido programa económico de Vox en el 2018-19, expresó con firmeza su desacuerdo con el partido. Ahora que se ha distanciado de él, publicó una columna titulada: "Vox no tiene futuro”. De este texto es posible extraer dos ideas centrales. En primer lugar, de acuerdo con el autor, se estaría produciendo una pérdida gradual no solamente de ciertos miembros fundadores del sector liberal y capitalista del partido, sino también de mentes brillantes que contribuyeron al inicio de sus éxitos electorales. En segundo lugar, sostiene que las nuevas corrientes internas del partido podrían inducir al electorado a optar nuevamente por el Partido Popular o a abstenerse de votar por completo. A modo de cierre, enfatiza de manera literal: "Vox será el primer partido de la derecha no convencional en fracasar en Europa".

Definitivamente, es innegable que el partido está sufriendo ciertas rupturas y enredos internos. Si bien no tendríamos por qué no creerle al ex portavoz del partido en el Congreso cuando afirma que su salida se debe a temas personales, tampoco deberíamos hacer la vista gorda de algo que es bastante evidente. Si repasamos un poco el primer programa económico de Vox (a cargo de Rubén Manso) y lo comparamos con el último presentado, veremos un viraje hacia propuestas más proteccionistas e intervencionistas. Si bien es apresurado decir que el sector más nacionalista de Vox manejará la agenda de ahora en adelante, lo cierto es que el sector liberal, comandado por Iván Espinosa, está cada día quedándose con menos participación. El votante promedio, cuya afinidad se centraba en los planes de reducción del estado, bajando los impuestos y eliminando regulaciones, podría estar viendo de forma preocupada cómo la senda libremercadista se está reduciendo cada día más.

Según varios analistas, la corriente nacionalista identitaria está ganando influencia dentro del partido, lo que está llevando a radicalizar muchas de sus propuestas, especialmente en áreas donde el enfoque liberal modernista solía predominar: la economía. En este sentido, la economía podría dejar de ser un aspecto atractivo para sus votantes. Además, aunque actualmente el PP bajo la dirección de Alberto Núñez Feijóo no parece estar arrebatándole votos, en el futuro podría quitarle electorado, especialmente si Isabel Díaz Ayuso emerge como rival. Ayuso, quien conserva valores tradicionales y aboga por una economía más abierta, podría representar precisamente el tipo de líder que atrajo a los votantes de Vox desde 2018.

Si bien aún es impreciso saber lo que podría pasar, quizás Vox esté sufriendo los mismos síntomas de equipo chico que sufrió Ciudadanos o Podemos. No contar con un aparato político fuerte y no consolidar en totalidad sus plataformas podrían estar habilitando sus disputas. Lo cierto es que, al menos en la parte económica, la salida de Iván Espinosa de los Monteros, sumada a otros mencionados, será realmente una piedra que tendrán que cargar. España no necesita proteccionismo y más intervención del sector público, sino una economía favorable a la empresa, atractiva para la inversión extranjera y que no agote los bolsillos de los ciudadanos. Si Vox no entiende rápidamente que, si algo los liberales han hecho históricamente bien, es proteger el empleo, fomentar la creación de riqueza y ratificar la propiedad privada, me uno a muchos de sus críticos al decir que podría estar en vísperas de un declive. El nacionalismo identitario que está copando filas importantes no está ni cerca de asegurar los ahorros de los españoles. Como dice el dicho: “zapatero a su zapato”.

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