“¡Hola a todos! Soy el león —rugió la bestia en medio de la avenida—. Todos corrieron sin entenderlo: ¡Panic show en plena luz del día!”.
Con un estadio repleto de jóvenes coreando esta canción, entró Javier Milei en su cierre de campaña. Efectivamente, llegó el león y generó pavor, pero no entre el electorado, sino entre los vividores de la política tradicional que tienen secuestrada institucionalmente a Argentina: la casta política.
A diferencia de los bienpensantes liberales y/o centristas (sobre los cuales iniciaré en instantes una crítica rápida), la derecha internacional, encabezada por figuras como Jair Bolsonaro y Santiago Abascal, ha enviado sus felicitaciones al libertario por su primer triunfo en las PASO. Incluso Avanza País y Renovación Popular han felicitado al argentino por su gran cruzada que dejará al kirchnerismo muerto.
No obstante, esta columna no pretenderá analizar la situación de cara a las elecciones generales ni realizará recuentos de su trayectoria política. Por el contrario, señalaré a aquellos traidores silenciosos e infelices tontos útiles que se autoproclaman libertarios.
Empecemos con los traidores: esas hienas que antes respaldaban al actual candidato libertario y apoyaban sus ideas sin chistar en el programa "Intratables". Uno de ellos es José Luis Espert. Recuerdo las últimas elecciones en las que Alberto Fernández ganó; en ese momento, este señor, con su partido DESPERTAR, invitó a Javier a unirse. El anarcocapitalista, que respetaba mucho a José Luis Espert, inicialmente aceptó. Sin embargo, se dio cuenta de que el partido se estaba acercando a la izquierda sindicalista y atrayendo peronistas, por lo que decidió retirarse y generar su propio espacio para postularse en ese entonces como diputado.
Esto pareció molestar a Espert. Desde entonces, no ha dejado de etiquetar a Milei de ser un falso liberal, un populista radical e incluso lo ha tachado de loco. A pesar de haber elogiado en el pasado su sabiduría económica, ahora en todos los canales de televisión desacredita sus propuestas económicas, tildándolo de trasnochado.
Y como si esto no fuera suficiente, Espert actualmente forma parte del espacio político de Juntos Por el Cambio, un partido que se sitúa en la casta política de centro izquierda y que presenta una mezcla de particularidades, todas ellas oportunistas, sin propuestas serias de cara al futuro. Además, en este mismo partido, es relevante mencionar a López-Murphy, un reconocido liberal que parece haber entregado su alma como economista al servicio del socialismo amarillo. Un par de vendepatrias sin duda.
Por otro lado, tenemos al testaferro de la política, al sicario ideológico de Javier Milei, Diego Giacomini. Desde que el peluca decidió competir por un puesto de diputado, este no ha parado de arrojarle infamias, críticas durísimas y reclamos bárbaros, a tal punto que parece un bolchevique con estudios en macroeconomía, un hippie con síndrome de Estocolmo.
Es importante recordar que Javier Milei ha coescrito libros con Diego Giacomini. Ambos son libertarios anarcocapitalistas y fueron amigos desde hace años. Sin embargo, esto no le resultó relevante a Giacomini, ya que el traidor anarquista, de manera descarada, ya sea por envidia o por alguna motivación económica que no puedo asegurar, no ha vuelto a hablar positivamente del candidato de la Libertad Avanza. Incluso no felicitó a su ex amigo y compañero de debates por la sorprendente victoria en las PASO. ¿Un vendido al mejor postor de la casta o un terraplanista económico? En cualquier caso, políticamente hablando, es un muerto.
Ahora, centrémonos en aquellos del mundo académico liberal que muestran excesos de sensibilidad y piel escamosa. Personajes como Iván Carrino o Antonella Marty, que critican el socialismo y defienden el capitalismo con efervescencia, pero se mantienen ausentes cuando se trata de respaldar al único líder libertario de la historia argentina con posibilidades reales de ganar una elección. Su presencia en Twitter y en los medios es prácticamente nula cuando se trata de Milei. Cuando hablan de él, suelen hacer comentarios sobre su programa económico sin mucho acuerdo. Además, son tan moderados que incluso han lanzado discretos guiños hacia la ex montonera Patricia Bullrich en más de una ocasión.
También me pregunto, ¿dónde está Students For Liberty? ¿Dónde quedó la enarbolada institución libertaria de Atlas? Por favor, al menos disimulen un poco más. Está claro que o bien no los dejan hablar porque sus financistas son progresistas o simplemente su cobardía les impide involucrarse con algún partido político, incluso si su líder es un ferviente seguidor de Ludwig von Mises. Su temor beneficia al peronismo y deberán lidiar con ello si su país cae nuevamente en manos de un socialdemócrata keynesiano. En tiempos de crisis moral, optan por la neutralidad, lavarse las manos y seguir el academicismo, repitiendo los mismos mantras que alguna vez Hayek, Rothbard o Menger escribieron hace años. Nada nuevo, puro copypaste y encima, tibios.
Recordemos a Antonella Marty, quien hace unos años desestimaba en Twitter los trabajos de Hans-Hermann Hoppe, etiquetándolo como extremista de derecha. ¿Habrá leído alguna vez la Ética Argumentativa Hoppeana? ¿Estará familiarizada con la teoría de preferencia temporal que Hoppe aplica en relación con la República y la Monarquía? Por otro lado, su amiga Gloria Álvarez (quien quedó en una posición vergonzosa en su debate sobre el aborto contra Agustín Laje al presentar una enciclopedia), al igual que Antonella, tampoco ha dicho ni una palabra sobre el candidato. No sabe, no opina. Graciosamente, en muchas ocasiones la expresión "oposición controlada" parece encajar a la perfección con esta gente de medio pelo. Guardan distancias y no respaldan al único candidato en la historia argentina capaz de gobernar según la praxeología misesiana. ¿Estarán siendo sobornados para mantener esos silencios?
El panorama queda así: por un lado, los tibios a los que, como diría Herbert Marcuse, les decimos que "son la quinta columna del marxismo", y por otro lado, las calañas vendidas al poder que, por envidia o por puro maquiavelismo, no hacen más que criticar a Javier Milei.
Se avecina un mes duro para La Libertad Avanza. Le deseamos buena suerte al peluca en su cruzada, pero debe tener cuidado: cuando gane, todos esos miembros de la casta liberal saldrán a pedir favores o señalarán que estuvieron subidos a la Mileineta cuando no lo estaban. Recordemos que hay algunos en la casta que también son liberales o aparentan serlo, al menos.