OpiniónMartes, 22 de agosto de 2023
Una cosa es con guitarra y otra con cajón, por Ricardo de la Piedra Cassinelli

Es encomiable la labor que está llevando a cabo el alcalde metropolitano Rafael López Aliaga. Se ha empeñado en luchar contra la corrupción enquistada en el país, la cual ha calado tan profundamente en nosotros que para muchos pasa inadvertida, como si fuera algo normal y natural. Eso explica por qué algunos personajes honorables e intachables y muchos otros no tan prístinos se opongan a los planes del alcalde de terminar la concesión de Rutas de Lima, argumentando que expulsarlos traería desconfianza en la inversión extranjera. Como decían los antepasados: "Una cosa es con guitarra y otra con cajón".

Desconocer la estabilidad jurídica de una empresa extranjera sería, honesta y honrada, sí constituiría un atropello y, por supuesto, espantaría la inversión al generar desconfianza en la seriedad de nuestro país. Más aún, desconocer la estabilidad jurídica de Rutas de Lima, que es una empresa gestada con corrupción, y que además cambió de accionariado para evitar el embargo, es por el contrario, favorable, razonable, higiénico y traerá beneficios saludables a la captación de inversión extranjera a nuestro país, ya que nos convertiría en un país maduro, conducido por gente honrada y decente, al menos en algunas esferas.

Pretender que se respete la estabilidad jurídica de la empresa Rutas de Lima aduciendo que su expulsión le traerá problemas de credibilidad al país significa que la persona ha sido tan permeabilizada por la corrupción que ha perdido la noción de que "una cosa es con guitarra y otra con cajón", al grado de suscribir que "el fin justifique los medios". Si un empresario corrupto quiere mantener su empresa (fin) a pesar de haber sido gestada con coimas siderales, simplemente le cambia la titularidad del accionariado (medio) para quedarse lucrando y lograr que algunos tontos útiles y otros vivazos endulzados la defiendan, alegando que quitarle las acciones en su "nueva" empresa amenazaría la estabilidad jurídica del país. Pero es allí donde la corrupción, sus defensores y sus tontos útiles se equivocan: Rutas de Lima es y será una empresa corrupta mientras mantenga las ventajas dadas por la corrupción, es decir, la fórmula para el incremento del costo de los peajes, la ubicación de estos y la duración de la concesión. El hecho de que haya cambiado la titularidad de las acciones no la limpia de nada. Es solo una maniobra para que incondicionales y tontos útiles dentro y fuera del gobierno y de los medios la impongan, mantengan y defiendan como "rebautizada". Como dirían los antiguos: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

Jugando en pared con esa maña, muchos conductores, escritores y opinólogos que la apoyan están defendiendo y promoviendo la corrupción. Nunca aprendieron o quisieron entender el significado de "el fin justifica los medios". Como si pasaran inadvertidos (jajaja). "Ladran Sancho, señal que avanzamos", diría Cervantes hoy.

Si quiere suscribirse a todo nuestro contenido Vía WhatsApp dele click a este link: https://bit.ly/3QxZGr1

También puede ingresar a nuestra cuenta de Telegram: https://t.me/elreporteperu