Esta semana, la congresista Sigrid Tesoro Bazán Narro se vio involucrada en un incidente ocurrido en la Municipalidad de Comas, lugar al que acudió para, supuestamente, defender los intereses de unos vendedores ambulantes que habían sido desalojados de sus puestos de venta por estar en la vía pública. La representante congresista decidió unilateralmente que, al no recibir una respuesta al oficio enviado desde su despacho dos semanas antes, ella tenía el derecho de exigir que el alcalde distrital se sometiera a su voluntad y/o a la de los presuntos votantes que ella representa. Así, quería que se atendiera su necesidad debido al mérito de sus intereses.
Me parece que la congresista está abusando de su posición, buscando que las autoridades distritales le "dieran tribuna", sin imaginar que un grupo de vecinos de esa comunidad podría reaccionar de manera adversa a sus intereses (claramente sobreponiéndose a los de otros vecinos) y terminara siendo inesperadamente abucheada. Como no podía ser de otra manera, inmediatamente intentó victimizarse sin obtener mayores resultados a su favor, pero dejando nuevamente en evidencia el doble rasero en el manejo del discurso.
En efecto, cuando Tesoro Bazán recibe un trato "injusto" por parte de una fracción de la población de Lima Norte y/o un alcalde no accede a sus imposiciones, ella se convierte en "víctima" de las autoridades y del manejo subrepticio de la población por parte del alcalde. Pero cuando la policía es agredida por los participantes de una marcha, no se ve nada malo. Incluso, si la marcha "no es violenta, no tiene impacto". Si el presidente del parlamento enfrenta cuestionamientos por asuntos patrimoniales relacionados con inmuebles en Cusco, se genera una controversia para que abandone su posición. Sin embargo, cuando Bazán se encontraba en una situación análoga debido a sus propiedades en San Isidro, se trató con cautela y el tema se desvaneció hasta caer en el olvido.
Todo esto me lleva a pensar que nadie puede criticar a las figuras de la izquierda. ¿Es Sigrid un tesoro intocable? ¿O las cosas van más allá? Cuando Pedro Castillo intentó un golpe fallido, los radicales de izquierda quedaron igualmente frustrados que el expresidente e iniciaron una revuelta sin precedentes, promoviendo la idea de que el Congreso había llevado a cabo el golpe de Estado. Cuando Merino asumió la presidencia por mandato legal, la corriente caviar política presentó la transición como un golpe del congreso contra Vizcarra y llevaron a "generaciones" a las calles, forzándolo a dimitir tras crear una trama con desapariciones y fomentar incidentes confusos que resultaron en la muerte de Inti y Bryan.
Cuando Vizcarra disolvió el Congreso y se convirtió en dictador, se crearon excusas, argumentos, figuras e interpretaciones jurídicas para justificar un golpe de Estado absolutamente ilegal. Sin embargo, si alguien presenta una publicación que narra y justifica un acto similar de Alberto Fujimori, se reacciona fuertemente en su contra. Los alineados con Gorriti saltan de inmediato para precisar y corregir que eso es inaceptable y debe rectificarse. Pero ¡ay de aquel que se atreva a revisar el contenido de los libros escolares sobre educación sexual! ¡Eso es herejía! Pues si los caviares han adaptado el plan de estudios de educación sexual, es para nuestro bien y ¡que nadie se entrometa!
Si Antauro Humala alardea una vez más sobre los homicidios que cometió en Andahuaylas, no se realiza un análisis crítico profundo. ¡Pobrecito! Seguramente solo se burla de las marchas en contra de Dina.
Así, comienza a quedarme claro que el tesoro de la izquierda no es Bazán, Mendoza, Gorriti, Cerrón, Bermejo, Villarán ni el propio Humala. El mayor tesoro de la izquierda es la dialéctica y la forma en que cuentan la historia. Por eso, siempre son ellos "los del lado correcto de la historia", por eso las correcciones o enmiendas que puedan surgir en su narrativa no pueden expresarse en libros, museos, monumentos ni representaciones artísticas. Solo sus relatos describen con precisión el pasado, la solidaridad y la empatía, y cualquiera que se atreva a contradecirlos merece el rechazo sistemático, colectivo y coordinado de sus representantes, ya que solo sus opositores son manipuladores y operadores mediáticos que coordinan a través de "trolls".
No importa que Fernández de Kirchner, Chávez, Morales, Correa o Maduro tengan ideales alejados de los valores del sistema democrático o estén fuertemente involucrados en casos de corrupción, o incluso que Lula haya estado en prisión en Brasil por la misma causa. Para ellos, es la gente de derecha la que está directamente vinculada a a la corrupción de Odebrecht, Graña, Barata o cualquier otro. La izquierda posee la pureza de la pelota de Maradona, ¡no se mancha! ¡Y no se puede criticar ni siquiera con el pétalo de una rosa blanca!