OpiniónMiércoles, 6 de septiembre de 2023
URSS: El terrorismo no existe, por Franco Consoli
Franco Consoli
Analista político

Una de las grandes fortalezas de la izquierda que han llevado a perfilar la URSS (Unión de República Socialistas Sudamericanas) es su capacidad de alterar la narrativa histórica para beneficiar siempre su versión de los hechos. El comunismo ha sido romantizado a lo largo de la historia para que no se vea como el corpus ideológico asesino y empobrecedor que es, sino para que se vea como el extremo del socialismo, el cual sí es, para muchos, un anhelo utópico.

El fascismo, así como el nazismo, son vistos como pensamientos o como ideologías asesinas, de las más oscuras de nuestra historia reciente, y con razón, pero la izquierda se ha encargado de que las personas se ensañen con estas dos y se olviden de probablemente el mal más grande de todos, que ha sido justamente el comunismo.

Las muertes provocadas por Hitler y Mussolini en la primera mitad del siglo XX son indudablemente altas. Sin embargo, no pueden ser, ni remotamente, comparadas con las muertes provocadas por el comunismo (y sus vertientes como el leninismo o el maoísmo). Mao Tse Tung acabó con la vida de más de 65 millones de personas durante el Gran Salto Adelante en China y su Revolución Cultural. Vladímir Lenin con la Revolución Bolchevique y luego Josef Stalin con su Gran Purga y su régimen estalinista mataron a más de 20 millones de personas debido a la represión y persecución que existía en ese entonces en la Unión Soviética, pero además millones de personas murieron de inanición durante su régimen.

El olvido de los daños generados por asesinos como estos es, sin duda alguna, uno de los errores más grandes que podemos cometer como civilización, y que tienen hasta hoy efectos colaterales gravísimos.

El terrorismo vivido en el Perú durante los años 80 y 90 del siglo pasado ha sido una de las etapas más oscuras que hemos vivido como República. Y lamentablemente poco a poco podemos ver como se ha ido tergiversando la historia de lo sucedido. Vemos cómo la izquierda —y no solo la nacional— desde hace años vive vendiéndonos la idea de que en Perú se vivió un conflicto armado interno, para así romantizar a Sendero y al MRTA, y propagar la idea de que se vivió una guerra civil. Hoy también se le echa mucha de la culpa a los propios militares y al gobierno, aludiendo a la mentirosa idea de que hubo un terrorismo de Estado.

Y en el ínterin buscan que los jóvenes no sepan lo que de verdad pasó. Buscan que vean el terrorismo como una revolución fallida liderada por Abimael Guzmán. Romantizan a un terrorista como Hugo Blanco y protegen —la CIDH— a asesinos como Víctor Polay Campos.

Pero eso no solo sucede en Perú. En Argentina grupos de izquierda y ONG hace unos días han ido en contra del homenaje a las víctimas del terrorismo argentino, liderado por la candidata a la vicepresidencia de Javier Milei, Victoria Villarruel. Para variar la izquierda socialista culpa al “terrorismo de Estado” por los acontecimientos realizados por los montoneros y el ejército revolucionario del pueblo durante los años 70. Dos grupos guerrilleros, es decir, terroristas peronistas que establecieron el miedo en Argentina y que acabaron con innumerables vidas durante todos estos años.

En ambos países los grupos terroristas apoyaban las ideas maoístas, leninistas y comunistas. En otras palabras, tenían la misma ideología que los asesinos que mencioné al inicio de esta columna. Sin embargo, parece que eso a la izquierda no le importa.

La izquierda argentina, en los últimos 40 años, ha desaparecido de la memoria a las víctimas del terrorismo, negándolas, así como hoy se niegan las víctimas de Sendero Luminoso y del MRTA aquí en el Perú. La izquierda procura que el peruano sepa solo de lo acontecido en Barrios Altos y La Cantuta, dejando en el olvido a todas las víctimas de esos años oscuros. Eliminando el recuerdo de la masacre de Luccanamarca, el terror vivido en Ayacucho y en el resto de las regiones peruanas. O inclusive Tarata.

Eliminar el registro del Terrorismo es uno de los mayores “éxitos” de la URSS. Que ha ido alterando la verdad y la realidad en estos años. Incluso lograron que un guerrillero, del cual en esta columna no hemos hablado, como Gustavo Petro, llegue a la presidencia.

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