OpiniónMiércoles, 13 de septiembre de 2023
El día “D”, por Franco Consoli
Franco Consoli
Analista político

El día de ayer se cumplieron 31 años de la captura del genocida más grande de la historia de nuestra República. El 12 de septiembre de 1992 fue el día en el que capturaron al diablo, cuyo nombre no era Satanás, sino Abimael Guzmán.

Un evento histórico para el país, que poco a poco, durante el gobierno de Alberto Fujimori, comenzaba a alejarse de las puertas del infierno para así empezar a ver la luz. La cabeza de Sendero tras las rejas, en un traje a rayas blancas y negras. Una imagen que hasta el día de hoy a muchos todavía les da esa sensación de esperanza.

Un evento que, sin embargo, no está en ningún cuaderno de historia del país. Más de 30 años después, la historia en los textos escolares no ha cambiado. Parece como que, desde el primer gobierno de Belaúnde, por allá en los años sesenta hasta hoy, no hubiera pasado nada.

Nuestro sistema educativo ha buscado que se sepa muy poco de todos esos años "sensibles". El desasosiego de aquellos años parece que no vale la pena contarlo. Sobre todo, el de los años 80 y 90.

En mi último año de colegio, en 2018, ansiaba el momento en el que en la clase de historia nos hablaran de la reforma agraria, de la hiperinflación, de Sendero y del MRTA y de cómo estos fueron vencidos durante el gobierno de un japonés desconocido, de apellido Fujimori, que había logrado ganarle a Mario Vargas Llosa en las elecciones. Historia peruana que básicamente conocía solo por lo contado por mis padres, y por algún libro que me pudieran haber dado ellos para leer. No obstante, me topé con una gran decepción.

Habré visto todos esos acontecimientos en menos de tres semanas de clase. Mi libro de Santillana no le habrá dedicado ni 10 páginas a los 80 y 90. Casi sin querer mencionar en el libro al terrorismo, al que, claramente, llamaron conflicto armado interno.

Cinco años después, gracias a que mi hermano cursa quinto de secundaria, y que mis padres son profesores, puedo percatarme de que las cosas no han cambiado. Se tiene miedo de hablar del terror. Y probablemente sea porque se tiene miedo de hablar de que el gobierno de Fujimori sí funcionó.

Mientras, las nuevas generaciones desconocen más y más de lo que fue Sendero Luminoso o el MRTA. Mientras que la cara de Abimael es irreconocible para muchos jóvenes, condenados por este penoso sistema educativo, la cara de Fujimori no pasa desapercibida. Es más, siempre viene acompañada de las frases "es un ladrón", "es un asesino".

Mientras que nuestro sistema educativo y otras instituciones, no solo del Estado, dejan que el recuerdo del terrorismo sea cada vez más borroso, en lo que sí se han preocupado es de seguir satanizando y condenando la imagen de Alberto Fujimori; al punto en el cual muchos hoy lo consideran un genocida. Incluso como un peor de lo que fue Abimael. A pesar de que solo el segundo dejó miles de tumbas e instauró el terror en todo el país.

No podemos dejar que el recuerdo del terrorismo quede solo en las generaciones que hoy tienen más de 50 años. Sentenciándola así al olvido. Sendero Luminoso y el MRTA no pueden ser recordados, de aquí a treinta años, como dos grupos guerrilleros y que lo sucedido en aquellos años oscuros quede como un conflicto armado interno. Es nuestro deber, como peruanos, evitar que ello pase y evitar que el terror sea olvidado.

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