OpiniónMiércoles, 27 de septiembre de 2023
Por un verdadero modelo de vida, por Alfredo Gildemeister

Recuerdo que hace unos años, en una reunión de padres de familia con el director del colegio de mis hijos, éste declaró algo que nos sorprendió a todos los presentes. El director muy serio comentó lo siguiente: “Hoy en día, hay que enseñarles a nuestros hijos a fracasar”. Todos nos quedamos muy sorprendidos. Obviamente nadie quiere que sus hijos fracasen o que sean unos fracasados en la vida. Sin embargo, luego comencé a entender el sentido de lo que había comentado el director y comprendí que era verdad. Urge enseñarles a nuestros hijos a afrontar el fracaso, y, ¿Por qué no decirlo? También a afrontar el éxito. Solo basta revisar la gran cantidad de jóvenes -e inclusive niños- con depresión, la gran cantidad de suicidios de jóvenes, gente frustrada y sin metas u objetivos en la vida, etc. ¿Qué personas tienen como modelos hoy nuestros hijos? ¿Son estos modelos los adecuados, los mejores para ellos?

El gran San Juan Pablo II declaró alguna vez: “Hoy faltan modelos de vida en el mundo. Los jóvenes necesitan buenos modelos”. ¿A qué se refería este gran Papa? Si analizamos con detenimiento las metas u objetivos y modelos que de manera muy “marketera” y metódicamente nos ofrece la sociedad actual, podremos observar como el lema: “¡Sea un hombre de éxito!” o “¡Sea una mujer exitosa!”, se repite insistentemente en los medios. Pero ¿Qué significa para la sociedad actual el ser o llegar a ser un hombre o una mujer de éxito? Una persona exitosa es aquella que ha “triunfado en la vida”. ¿Y que significa hoy triunfar en la vida? Pues un triunfador es la persona que ha hecho dinero. Por tanto, eso conlleva a que a este “triunfador” no le falte nada y viva como un “triunfador”, esto es: que posea varias viviendas, automóviles, realice viajes a lugares paradisiacos o asista asiduamente y sin falta a reuniones sociales en donde el lujo y el dinero se codea con la “clase dirigente” más distinguida, altos empresarios y líderes políticos; que su vida sentimental se encuentre vinculada a mujeres (¿modelos?) hermosas y populares del mundo de la farándula, acontecimientos sociales de alto nivel, etc. Esto es aparentemente hoy la meta de toda persona que busca el “éxito” en la vida y es lo que nos “vende” a diario la publicidad por donde se le mire.

De allí que el “modelo” del triunfador sea una persona que materialmente lo tiene todo, y más aún, una vez que lo tiene todo va “a por todas” por el último peldaño del éxito: el poder político, pues el económico ya lo tiene. Una vez alcanzado este éxito económico y alcanzado el poder… ya no tiene otra meta. Ya alcanzó supuestamente el “cielo” y la felicidad absoluta. Sin embargo, es en ese momento que comienza su más profunda infelicidad y vacío, terminando por convertirse en una persona profundamente deprimida, sin ilusiones ni metas que verdaderamente valgan la pena, para finalmente darse cuenta, tardíamente, que el “modelo” de vida que le vendieron en el fondo, constituye un gran fracaso.

Entonces, ¿No tenemos modelos de vida? Por supuesto que sí los tenemos. Algunos ya se vienen dando cuenta que el “modelo” que les vendieron ya sea ser un gran líder ejecutivo, hombre de negocios exitoso o empresario millonario o una famosa modelo, cantante o actriz, o terminar convertida en una “pinky” Barbie, o en un famoso actor de Hollywood, no te realiza como persona ni te hace verdaderamente feliz. Si bien aparentemente esto es atractivo y divertido, finalmente terminas convertido en un ser vacío, frívolo, hedonista, materialista y sin ideales.

De lo que se trata entonces es que busquemos e imitemos modelos que valgan la pena, tal como decía San Juan Pablo II. Todos quieren ser líderes, pero olvidan que el verdadero líder y triunfador es el que tiene principios y valores, luchando por ser virtuoso, esto es, tener virtudes y ser mejor persona. Si a eso le añadimos el tener ideales y buscar la trascendencia en una verdadera vida espiritual que tiene a Dios como fundamento y piedra angular de su existencia y no limitándose a vivir como un simple animal que vive en base a instintos (comer, beber, sexo, diversión), sino cultivando su inteligencia y voluntad, se dará cuenta que el hombre y la mujer de éxito será aquel o aquella que tiene un ideal, una vida espiritual y que trabaja, piensa y sueña por alcanzar ese ideal.

Busquemos modelos que valgan la pena, con ideales y trascendencia. ¿Acaso no constituyen modelos de vida ese padre o esa madre de familia que trabaja honesta e incansablemente por mantener a su familia, darles una buena formación en todo sentido, para que el día de mañana sus hijos sean hombres y mujeres de bien? ¿o ese comerciante o empresario que saca adelante su negocio de manera honesta sin recurrir al engaño y usura? ¿o ese esposo/esposa que le es fiel a su cónyuge sacando adelante su matrimonio? ¡Por supuesto que tenemos muchísimos modelos buenos a seguir. Ya basta de ver como “modelos” -al menos en nuestro país- a toda esa sarta de gente sinvergüenza, al pícaro, “vivo”, “criollito” o “pendejito” que “Triunfa” a costa de engañar, robar, pagar coimas o cometer delitos o actos de corrupción, o al mujeriego o farandulero que solo vive del placer y el pasarla bien. Esos no son “modelos”, son “antimodelos”, que hoy la sociedad divertida nos vende como “triunfadores”, con slogans como el de “roba, pero hace obras”, “es corrupto, pero hizo cosas buenas”, “lo importante es pasarla bien, el mañana no interesa”, etc.

En resumen, hemos sido llamados para trascender, ser verdaderos triunfadores y no meros “vividores” del momento que a la larga no son felices y terminan mal. Modelos a seguir tenemos. Anímate a imitar a los buenos modelos y serás un verdadero triunfador en la vida. Te garantizo que en los últimos minutos de tu vida te darás cuenta… si ésta valió o no la pena.

Si quiere suscribirse a todo nuestro contenido Vía WhatsApp dele click a este link: https://bit.ly/3Ke6iaV

También puede ingresar a nuestra cuenta de Telegram: https://t.me/elreporteperu