La envidia es la marca registrada del rojo fracasado, valga la redundancia, pero es la soberbia la que distingue al caviar. Ese progresista perfumado con aires de grandeza que pretende declarar cuál es el camino para el buen vivir. Soberbia es lo que ha rebosado esta semana en las redes sociales, luego de que se hiciera viral el Proyecto de Ley de Adriana Tudela que pretende regular el financiamiento que el Estado le da al cine peruano.
“Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”, dice el sabio proverbio chino. Dale un pez a un caviar y te dirá, ofendido, que es vegano. Enséñale a pescar y te acusará de “mansplaining” por el resto de su vida, maldito fascista. Dale poder a un caviar y no lo va a soltar. Se va a aferrar a él como si fuera uno de sus 6 gatos a los que trata como sus hijos porque dar a luz es sucumbir a la imposición del hetero cis patriarcado capitalista opresor.
La cultura influye en la política. Así lo dice el evangelio progre de Gramsci he/him. Bandidos son estos caviares con lentes sin medida y chalina en verano al hacerse los locos como si no lo supieran. El dominio de la cultura en el Perú es una maquinaria política muy fácil de explicar.
El Estado, engordado bien rico con tofu, quinua y siracha en la última década, le da empleo a un gran número de caviares, usando la propagación de la cultura como excusa. Todos estos audiovisualistas producen contenido que, en la mayoría de los casos, son vistos solo por ellos mismos y sus amigos imaginarios y no binarios. Una oda a Hugo Blanco, a Javier Diez-Canseco o a Velasco pasan hoy como cultura. Contenidos como “Mi Cuerpa, mis Reglas”, “La Vulvalaxia” o “Autoerótica”, facturan como necesarios.
A cambio, estos actores que avergonzarían a Tespis, dan su mejor performance afuera del escenario, fungiendo de activistas políticos. Porque en las redes sociales no importa si tus seguidores vinieron porque publicaste un libro, moviste el culo o si subiste un reel con orejas de perrito. No. La neodivisa de los likes y followers es poder para opinar sobre lo que no sabes. 100% de libertad. 0% de responsabilidad.
Cada 5 años, entonces, estos sicarios mediáticos salen a decirle a la población por quién votar. Porque ellos ostentan esa superioridad moral propia de una izquierda que se autopercibe de centro y que llama extremistas a todos los que no consideran que el aborto es un derecho y que “mujer” es una sensación y un conjunto de ideas.
¿A quién creen que van a alzar en brazos como presidente? Pues a quien esté dispuesto a mantener esa mamadera con leche de soya que les da trabajo y al mismo tiempo continúa esparciendo sus delirantes ideales.
Todo con dinero de los contribuyentes. Mayoritariamente, con dinero de la clase empresarial. Dinero de la micro empresa y de la gran empresa. De esas corporaciones que odian porque están repletas de gente con ambición. Aj. Pof. Wákala.
La ley Tudela le pone un máximo de 50% al subsidio al que pueden acceder para realizar sus metrajes largos y cortos. Les deberían dar 0 (cero) a esos vagos malacostumbrados a vivir a costas de los demás.
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