Los ministros son jefes de entidades que trabajan en muchos de los servicios públicos. Cada ministro se ocupa de los servicios que están a su cargo según la Ley. Son contratados como personal de confianza y su jornada no está sujeta al límite de 8 horas diarias o 48 horas a la semana. Suelen trabajar más horas y usan incluso domingos. Imaginamos a un ministro como experto en los asuntos de su cartera y con todo eso bajo control siempre. Pero ¿Es eso verdad?
Cada Ministro tiene viceministros, una especie de gerentes de áreas. Esos viceministros tienen a su cargo uno o más directores, que ejecutan en detalle las tareas. El ministro trabaja con viceministros y directores casi a diario. También tiene un gabinete de asesores y con el jefe de éstos -Jefe de Gabinete-, suele trabajar mucho. En sus reuniones, cada Viceministro o director explica muchos proyectos y sus problemas. El ministro opina, decide y hace gestiones con otras entidades para ayudar al avance.
Para el manejo interno de la entidad -contabilidad, personal, compras de lo necesario para funcionar, etc.-, el ministro tiene un Secretario General, con quien también trata muy seguido. Es el jefe de toda la administración interna y, al menos con ese jefe, el Ministro se reúne seguido para autorizar lo que deba. Todo esto es lo usual, pero lo real no es tan sencillo.
Veamos al Ministro de Transportes y Comunicaciones y lo que, en los papeles, debe hacer (1). Imaginemos un ministro muy activo que usa 13 horas al día en trabajo y traslados, 8am a 9pm. Es rápido estudiando documentos que necesitan su atención directa, le toma máximo dos horas al día. Usa solo una hora de almuerzo y 30 minutos al día para todas sus pausas personales (2).
Empieza el lunes temprano. Una hora y media con sus viceministros y directores para revisar la agenda de la semana y todos a empezar. En la semana ve por unas dos horas a los Jefes de los cuatro proyectos especiales del ministerio (carreteras, metro, etc.). Media hora al día con Secretaría General para firmar lo que debe autorizar. Cuatro de los seis días, está por media hora con su Jefe de Gabinete de asesores, y en otros dos días, por media hora con cada uno de los tres jefes de organismos públicos descentralizados (OPD) que responden a su ministerio (puertos, transporte terrestre y urbano). Máximo tres horas de la semana, trabaja con los jefes de empresas adscritas al ministerio: aeropuertos, puertos y correos. También, media hora por semana para programas internos: transporte en ciudades y telecomunicaciones.
Cada semana va a Palacio de Gobierno para Consejo de Ministros por unas dos horas y media (3). Tiene reuniones de una hora con el Presidente del Consejo de Ministros y Presidente de la República. Es común que deba ir al Congreso a explicar temas de su cartera, y estar una o dos horas cada semana (4). ¿Parece fácil esa semana? Faltan las reuniones de FONAFE u otra con otros ministros, con su equipo de comunicación, la prensa y reuniones con personas fuera del ministerio. Sábado u otro día, va a lugares lejos de la oficina a supervisar obras, por al menos cuatro. No consideramos aquí ninguna emergencia de Estado, presentaciones públicas ni actos oficiales (desfiles, ceremonias, etc.).
La realidad es que, en casi ninguna semana, el Ministro podrá hacer todas esas tareas porque no le alcanzará el tiempo. Son demasiadas citas, eventos y horas de reunión. Y entonces no hay lo más importante: tiempo para que el Ministro revise i) cómo mejorar su equipo y performance, para usar menos dinero del contribuyente, en hacer lo mismo o más, y ii) todos los trámites de su sector que hacen los peruanos (en el ejemplo, brevetes, licencias, etc.), para ver si realmente necesitamos todos esos trámites y, sobre todo, de todo el tiempo y pasos que suelen tomar. Y pasa quizá con varios Ministros. En parte por eso no mejoran sus servicios. Y de esos servicios, depende el trabajo e ingreso de millones de peruanos. Al final del día esa es la medida de todo.