"Crimen y Castigo" fue escrita en 1866 por Fiodor Dostoievski, una obra clásica de la literatura de carácter psicológico y particularmente deslumbrante. El autor ruso demuestra sus habilidades al cuestionar el siguiente paradigma: ¿lo que haces te convierte en quién eres, o eres y, por lo tanto, actúas? ¿Qué va primero?
La historia narra lo siguiente: el protagonista, Raskolnikov, sufre por los avatares de la vida, las estructuras sociales y la desesperanza de una existencia reducida. Frente a estos acontecimientos, decide cometer un terrible crimen contra una señora que trabajaba en una pequeña casa de empeño y roba unas joyas. Él decide ejercer su libre voluntad de actuar sin reconocer las implicancias de sus consecuencias...
En la obra, hay una parte donde Dostoievski hace una transición fenomenal sobre el actuar y ser del personaje principal. Cuando él comete su primer acto criminal, Dostoyevski lo nombra en el párrafo siguiente "el asesino". Pareciera ser que lo que quiere representar el autor es este cambio de identidad propio del actuar.
Esto es lo interesante y reflexivo: una sola acción cambia la esencia e identidad del personaje. Y durante la obra, el protagonista luchará no solo con las consecuencias externas, sino con la interrogante interna. En psicología, existe un término llamado "disonancia cognitiva" que hace referencia al conflicto de una persona entre lo que cree y lo que hace. Por ejemplo, si alguien tuviera el deseo de matar, traicionar o atacar, ¿eso lo convertiría en un asesino, traidor o violento?
Podemos decir que somos la sintonía entre lo que creemos y lo que hacemos. De hecho, es por ello por lo que una persona es confiable, precisamente porque sus palabras están alineadas con sus actos. Así como el personaje tenía estos deseos maliciosos y corruptibles, también tomó acción, un acto voluntario y premeditado, para llevar a cabo su acto criminal.
Aristóteles, por ejemplo, al hablar de la virtud y la excelencia, dirá que el hombre que posee la excelencia del carácter tenderá a hacer lo correcto, en el momento adecuado y de la manera correcta. Es el ejercicio continuo y constante lo que permite al hombre ser virtuoso y alcanzar plenitud. Es querer obrar bien, hacer el bien y orientarse hacia ese logro.
En la obra se puede ver claramente cómo Raskolnikov es preso de sus pasiones y pensamientos; ellos controlan su vida, no su voluntad. Ha perdido la dirección de lo bueno y en su actuar condiciona su identidad.
"Yo soy yo y mi circunstancia; si no la salvo a ella, no me salvo yo", Ortega y Gasset.