OpiniónDomingo, 8 de octubre de 2023
El puerto de Chancay y la desventaja geopolítica, por Dardo López-Dolz
Dardo López-Dolz
Ex viceministro del Interior. Invitado del CIPP.

Esta semana, la prensa peruana recogió un comentario oficioso publicado en el Financial Times con respecto a la (tardía) preocupación en el gobierno norteamericano por el evidente potencial bélico del mega puerto que China construye en Chancay, a solo 70 KM (o 43.4 millas) de Lima. Se estima que estará operativo en un año.

En política, todo vacío se llena rápidamente. Han pasado 12 años de continuo retroceso en la inversión de capitales estadounidenses en Perú. Mientras tanto, la inversión china avanza velozmente.

Se requiere una gran cuota de ingenuidad para pensar que es coincidencia que gobiernos evidentemente afines a China (Humala, Vizcarra, Castillo, Boluarte/Otárola) o egoístamente funcionales a ellos (PPK y Sagasti) hayan creado las condiciones de inseguridad física y jurídica que redujeron el atractivo económico peruano. Nada hay más cobarde que el dólar. Huye velozmente del riesgo en su afán natural de multiplicarse con seguridad aceptable.

No debiera ser difícil explicar el riesgo inmenso que supone para la libertad de cada habitante de Iberoamérica la expansión de potencias militares autoritarias como China, Rusia e Irán. Sería lógico que antes de llamarlos ingenuamente “socios comerciales”, los empresarios peruanos se preguntaran por qué, si la plaza peruana, en términos económicos, es igual para todo inversionista, las empresas chinas vienen invirtiendo tan agresivamente, copando sectores estratégicos.

La participación del gobierno chino (usualmente 100%) o ruso (usualmente 50%) en la propiedad de las empresas que invierten fuera de sus fronteras hace que, a diferencia de sus pares occidentales, la “ganancia” no se mida exclusivamente en la línea final del balance. Como en el caso de los viejos imperialismos, en los imperialismos actuales la expansión del poder juega un papel importante en la toma de decisiones de inversión, incluso a costa de eventuales pérdidas económicas temporales. La geopolítica prima incluso sobre la proyección financiera, algo que es difícil de comprender para las mentes formadas académicamente a imagen y semejanza del gigante del norte.

Geopolíticamente, los Estados Unidos y las democracias europeas están en seria desventaja. Para estimular el retorno de su inversión, necesitarían generar alguna fórmula mixta de colaboración estatal más decidida y medidas que incentiven a los inversionistas privados a apostar por Perú y la región. Esto es necesario, pero ciertamente arriesgado en medio de una crisis económica mundial con varios escenarios prebélicos probables.

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