"¡Le quitamos el Tribunal Constitucional a la izquierda! ¡Tenemos un TC conservador!", así celebró gran parte de la derecha en la primera etapa del año pasado. Castillo estaba en el ejecutivo y los caviares habían parasitado todas las instituciones públicas. Se celebró la idea de que íbamos a tener un Tribunal que se preocuparía por el país y no por la agenda progresista de la izquierda.
Sin embargo, la celebración fue más que equivocada. Nuestro Tribunal Constitucional actual ha tenido buenos pronunciamientos, como por ejemplo, declarar la inconstitucionalidad de la denegación de confianza, estableciendo que solo el Congreso, mediante una votación, podrá determinar si la cuestión de confianza es, en efecto, aprobada o denegada. Demostrando de forma tajante que Martín Vizcarra el 30 de setiembre del 2019 dio un golpe de Estado, volviéndose así un tirano que gobernaba inconstitucionalmente mediante Decretos de Urgencia nada urgentes.
No obstante, considero que sus errores pesan más que sus aciertos. Los cuales, además, solo favorecen, de forma absurda, a la izquierda. Con dos pronunciamientos que se han vuelto virales en la última semana y que demuestran que el actual Tribunal Constitucional no patea a ningún lado. Una ambigüedad flotante, sin posición política, que no los vuelve, por ello, imparciales.
Los magistrados han demostrado ser positivistas en su máxima expresión. Emitiendo una sentencia, cuyo fallo fue del año pasado, en la que declaran inconstitucional la inhabilitación a los terroristas de ejercer cargos públicos. Es decir que, en las próximas elecciones presidenciales, podríamos tener como candidatos a Víctor Polay Campos, cuya liberación sería en el 2026, o a Maritza Garrido Lecca, quien se encuentra actualmente libre.
Según los magistrados, los terroristas se rehabilitan en prisión. Al parecer, abandonan su ideología marxista y merecen ser elegidos por voluntad popular a cargos públicos. ¿Se imaginan? Terroristas en el Congreso, en los ministerios o incluso en la presidencia. ¡El TC haciéndole un favor a Sendero!
Sin mencionar que la demanda que inició el proceso que ha concluido con este procedimiento, fue planteada por los mismos abogados de Sendero Luminoso. Según los magistrados, si el derecho está en la Constitución, no hay nada que hacer.
¿Quién los regresa a primer ciclo de la universidad para hacerles recordar que hay derechos que no son absolutos?
Por lo que antes de priorizar la seguridad de los peruanos y garantizar que ningún terrorista acceda al poder, los magistrados le han dado la espalda a los peruanos y a su realidad con esta sentencia. Lavándose las manos, cual Poncio Pilatos, diciendo que recaerá en el pueblo la responsabilidad de que los terroristas no sean electos. Parecen haber olvidado las elecciones pasadas.
Otra sentencia que solo le ha favorecido a la izquierda se refiere al caso de Ricardo Morán. Ahora se podrán comprar hijos en el extranjero, pagando por un vientre y se podrán inscribir en la Reniec.
La figura del vientre de alquiler, es decir, la venta de niños, es una práctica que convierte a los bebés en objetos de una compraventa. Figura no permitida en el Perú. ¿Por qué? Por su propia naturaleza. Las personas no se venden, sea como sea el caso. Ricardo Morán sabía que en el Perú no es legal la maternidad subrogada, así que se fue a Estados Unidos y luego vino acá a vulnerar nuestro sistema legal.
Yo resalto el voto singular del magistrado Gutiérrez Ticse, quien se opuso a la decisión tomada dado que es contraria a la moral y a las buenas costumbres. El magistrado postuló posturas como la de Varsi o la de Zannoni que señalan que la maternidad subrogada es un acto en contra del orden público, contrario a la moral, dado que comercializan el cuerpo humano.
Es decir, vuelven a la persona humana un objeto de comercio.
Estas sentencias, sin duda alguna, son un paso atrás para nosotros como sociedad. Por un lado, una sentencia abandona la realidad peruana para privilegiar a terroristas. Por el otro lado, la otra sentencia acepta, directa o indirectamente, que se comercialicen niños.
Triste, de verdad, lo que ha hecho este tribunal.