Argentina logró retornar a la democracia en 1983 con la elección del presidente Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical, poniendo fin a un período dictatorial marcado por el mal manejo económico, la represión y la pretendida recuperación de las islas Malvinas en 1982. La presencia de la Unión Cívica Radical desde las primeras décadas del siglo XX y del Partido Justicialista liderado por el general Juan Domingo Perón desde los años cuarenta del siglo pasado dieron vida a la movilización y confrontación política en un país que exhibía no solo el desarrollo majestuoso de Buenos Aires y otras ciudades, sino también altas tasas de alfabetización, una numerosa clase media y un proceso de industrialización que, a la par, creaba condiciones para el surgimiento de un gran movimiento sindical peronista que se convertiría en hegemónico con el tiempo. Argentina, como destino de migrantes, con una sólida economía agroexportadora, era cualitativamente más desarrollada que Brasil a mediados del siglo XX.
Juan Domingo Perón estuvo lejos de ser un intelectual o filósofo político que sembrara ideas o trazara grandes lineamientos doctrinarios de un partido. El peronismo, desde sus primeros años, tuvo un gran arraigo popular, siendo capaz de movilizar a los trabajadores de la industria en especial y a vastos sectores sociales en un proyecto político que, en mi concepto, puede resumirse en un sentimiento no lejano a la pasión que desborda a las hinchadas de los grandes equipos de fútbol argentino. Juan Domingo Perón y Evita Perón son íconos de la política argentina que, más allá de todo, son parte del imaginario popular y de un sentimiento arraigado en un pueblo que, a pesar de su formación académica, comprende poco de economía y finanzas.
El populismo latinoamericano ha sido estudiado por académicos e investigadores, quienes han intentado sistematizarlo y definirlo conceptualmente. Lo cierto es que el populismo se apoya en la demagogia, en la distribución del ingreso como prioridad por encima de la generación de recursos, necesitando de un Estado sobredimensionado para cumplir sus objetivos. Los gobiernos populistas creen que los recursos fiscales son ilimitados y que todas las necesidades o demandas sociales deben ser atendidas, sin importar caer en emisiones inorgánicas y desequilibrios fiscales.
Juan Domingo Perón, líder carismático, estuvo lejos de ser el líder de una revolución social que tuviera clara la necesidad de impulsar grandes transformaciones con un objetivo de largo plazo. El primer peronismo, en el que tuvo un papel protagónico Evita Perón, contó con recursos disponibles en el erario fiscal, con una economía solvente y optó por aumentar los ingresos de los trabajadores de manera desproporcionada, creando el falso concepto de que el voluntarismo político estaba por encima del sentido común. La muerte prematura de Evita Perón alimentó el mito de una mujer con un amplio sentido social, generosa y entregada a la causa de los pobres.
El golpe militar de 1955, la proscripción del peronismo y el exilio del general Perón en España durante 17 años, representaron para el partido Justicialista y el movimiento sindical una etapa de resistencia y lucha política. A la par fue un período de radicalización de los sectores juveniles de un partido que, al retorno de Juan Domingo Perón a la Argentina (1972), fue capaz de movilizar a miles de militantes "montoneros" que no descartaban la lucha armada como forma de acción política. El breve gobierno de Héctor Cámpora, la elección de Perón por tercera vez y su muerte en julio de 1974 fueron el inicio de una etapa de mayor crisis en el peronismo. El gobierno de Isabel Martínez sería interrumpido por un nuevo golpe militar, en un contexto de polarización y violencia política.
En América del Sur, en los años setenta gobernaban sobre todo dictaduras militares, salvo en Colombia y Venezuela. Argentina desde 1983 ha tenido sucesivos gobiernos; la Unión Cívica Radical gobernó bajo la presidencia de Raúl Alfonsín y retornó al poder con Fernando de la Rúa en 1999. Posteriormente respaldó la candidatura del presidente Mauricio Macri en 2015.
El justicialismo con Carlos Menem impulsó reformas de mercado que en muchos casos fueron la negación de las políticas del "peronismo histórico". Estabilizó la economía, teniendo como eje el "Plan de Convertibilidad" y la paridad cambiaria entre peso y el dólar. La paridad cambiaria tuvo su fin durante el gobierno de De la Rúa en medio de una severa crisis política. Argentina, como todo país latinoamericano, no ha estado exenta de ser afectada por crisis internacionales, como la de la "deuda externa" en los años ochenta o la crisis del sudeste asiático entre 1997 y 1998, la cual puso al descubierto la fragilidad de la paridad cambiaria promovida por el ministro Domingo Cavallo.
El peronismo en los últimos 20 años está en manos del "Kirchnerismo", que ha hegemonizado la vida de un partido con historia y tradición. Néstor Kirchner es elegido en las elecciones de 2003, en una etapa de expansión de la economía latinoamericana, con precios altos de las materias primas y en momentos en los que el gobierno de George Bush promovía un mercado libre para las Américas bajo las siglas del ALCA. El gobierno argentino se suma al discurso de Hugo Chávez, cuestiona el ALCA, denosta de la administración norteamericana y a la par impulsa la formación de UNASUR. Los gobiernos de Hugo Chávez y de Lula da Silva en Brasil son aliados en un contexto en el que el Foro de Sao Paulo pretende marcar la línea política en la región.
Néstor Kirchner ejerce liderazgo y logra la elección de Cristina Fernández (su esposa) en el 2007. Cristina Fernández sería reelecta en el 2011, asegurando su liderazgo en el partido a pesar de la victoria de Mauricio Macri en las elecciones del 2015. El gobierno de Macri mejoró las relaciones con el gobierno del presidente Obama y llegó a acuerdos con la banca internacional y el Fondo Monetario Internacional. Argentina en los últimos 20 años ha afrontado sucesivas crisis financieras, ha tenido que renegociar su deuda externa en varias oportunidades y ha llegado a acuerdos con los "tenedores de los bonos de su deuda", evitando caer en default más de una vez.
Si la paridad entre el peso y el dólar fue el símbolo de una falaz prosperidad, lo cierto es que al inicio de su gobierno, el actual presidente Alberto Fernández encontró un tipo de cambio de 80 pesos por dólar. Hoy con mil pesos se compra un dólar. Existen diversos tipos de cambio en un mercado de divisas caótico. Con una inflación mayor al 140 %, con los niveles de pobreza superiores al 40 %, con un alto porcentaje de indigentes, con escasez de divisas y con políticas monetarias expansivas alentadas por el ministro de Economía y por un Banco Central de Reserva sometido al poder político, se está desarrollando un proceso electoral que concluirá el próximo 19 de noviembre.
La victoria alcanzada por el peronismo y por el actual "superministro" Sergio Massa en la primera vuelta electoral debe ser comprendida, sin dejar de analizar lo que representa el peronismo en la política argentina. Javier Milei competirá con Sergio Massa en pocas semanas. Más allá de los resultados, lo cierto es que Argentina tiene una tarea que cumplir en democracia, que se puede resumir en sentar las bases de la estabilidad financiera e impulsar una coalición política que dé gobernabilidad a un país en el que el kirchnerismo se convierte en un obstáculo.
Cristina Fernández, actual vicepresidenta, ha sido condenada (hace un tiempo) por los tribunales de justicia. El peronismo de los años aurorales o de los tiempos de la proscripción ha sido superado por una casta o cúpula alejada de la vocación de servicio al país, que no duda en utilizar el Estado como despensa para sus aspiraciones personales. El sindicalismo argentino es un remedo de las auténticas organizaciones de trabajadores que defienden plataformas de lucha.
Argentina necesita crecer económicamente. Es inviable reducir la pobreza en los próximos años sin crecimiento económico. Es irresponsable el gasto público expresado en bonos y subsidios que alimentan el "clientelaje político" y que terminan engañando a las familias y a los jóvenes en edad productiva. Argentina necesita insertarse mejor en la economía internacional, ser competitiva, recuperar posiciones y emular los logros de otros países que hace algunas décadas estaban rezagados económicamente respecto a la otrora próspera Argentina.
Sergio Massa es y será el candidato de Cristina Fernández, aunque se esfuerce en negarlo. Javier Milei es un liberal convencido de que la libertad es un valor superior, cuya energía permite el desarrollo de las fuerzas vivas de la economía, haciendo posible que cada argentino alcance su "proyecto de vida personal". La tercera votación alcanzada por Patricia Bullrich es representativa y seguramente la gran mayoría de sus electores, dejando de lado diferencias y agravios, votarán por Javier Milei. Argentina no puede mantener las mismas políticas que han empobrecido a las grandes mayorías.
El debate entre más mercado o más Estado, entre liberalismo y proteccionismo, debe dar paso a un cambio responsable y a sentar las bases de políticas sensatas que no desdeñen la importancia de la estabilidad económica. Javier Milei debe buscar en esta etapa decisiva ser el impulsor de una gran coalición política que le asegure la victoria y contar con el necesario respaldo en el Congreso. Sergio Massa es un político con experiencia, que no duda en utilizar su condición de ministro para favorecerse en la campaña electoral. El peronismo "kirchnerista" hará lo posible por mantenerse en el poder, para ello cuenta incluso con sus aliados políticos en la región latinoamericana.
Argentina tiene un sistema electoral bastante retrógrado, lo que exige la presencia de "personeros o fiscales" en todas las mesas de sufragio. Si asisten a votar un mayor número de electores y otras fuerzas políticas se suman a Javier Milei, no dudo que logrará imponerse. El peronismo tiene ya un lugar en la historia argentina, sin embargo, creo que le corresponde impulsar la renovación partidaria, rompiendo las ataduras con las formas perniciosas de hacer política. Argentina debe dejar atrás la corrupción y la pobreza.