En política la realidad estratégica señala que no basta con ganar, muchos líderes se duermen en los laureles y ganan pero no cobran, esto es, ganan una elección, pero no llegan al poder o llegan, pero lo despilfarran es por eso que es menester ganar y cobrar. En Colombia, por ejemplo, el Centro Democrático ganó en 2014, pero despilfarró esa oportunidad al participar en la negociación que permitió la instauración de la dictadura del farcsantismo, y peor aún, ganó las presidenciales del 2018, pero no presionó a Duque para que cumpliese con la promesa de reformar el acuerdo Santos-Timochenko que le quitase la impunidad a este grupo narcoterrorista de criminales de lesa humanidad, Duque gobernó con el santismo, y por eso el Centro Democrático perdió las elecciones del 2019.
Dijimos en el artículo anterior que Petro había recibido una paliza histórica en las elecciones del 29-O (https://www.elnacional.com/opinion/paliza-historica/), en efecto decimos que fue paliza histórica, basado en las siguientes conclusiones:
- El Pacto Histórico obtuvo solamente dos gobernaciones (Nariño y Amazonas) sumándoles la del Cauca del partido de la vicepresidenta y Magdalena del clan Caicedo, socios de Petro, la izquierda tiene solamente 4 gobernaciones, 12% del total. Ninguna alcaldía de las capitales, excepto Santa Marta, sacó 70 alcaldes de los 1.102 (menos del 10%), 40 de ellos en Nariño y Cauca, regiones en donde el narcoterrorismo obliga a votar por la izquierda.
- Las grandes ciudades les dieron una bofetada a Petro: la casi unanimidad en Medellín y Barranquilla para dos candidatos de la oposición en 2022, la gran distancia entre Eder y “el Chontico”, que si bien no es petrista a última hora cometió el error de aceptar apoyos de la izquierda e hizo un discurso asociado a la lucha de clases, o sea, que un “ oligarca” de la alta sociedad de Cali haya ganado la elección, demuestra fehacientemente el viraje anti-Petro en esa ciudad, el resultado de esa elección es una demostración del rechazo total a la violencia desatada por el petrismo en el ataque de terrorismo urbano disfrazado de “paro social” de la Primera Línea y demás organizaciones de fachada del petrismo, con apoyo financiero y logístico del ELN y las FARC, para impulsar la candidatura del hoy presidente.
- Los partidos tradicionales (Conservador, Liberal, la U y Cambio Radical) obtienen el poder mayoritario. El Centro Democrático se recupera fuertemente. Los demás tienen resultados muy bajos.
- Como lo señala el político y columnista Rafael Nieto Loaiza: “Una muenda recibieron Petro y la izquierda extrema el pasado domingo. Las distancias, además, fueron abismales. En Antioquia, Andrés Julián Rendón le sacó 346.000 votos a Luis Pérez y 712.000 a Esteban Restrepo, del petroquinterismo. En Medellín, la votación fue 7 a 1 y Federico Gutiérrez le ganó por 594.000 votos a Upegui. Verano en Atlántico aventajó por 18 puntos a Varela, que tuvo el apoyo de la izquierda, y en Barranquilla barrió Char, también 7 a 1, al candidato del Polo. En Bogotá, Carlos Fernando Galán sacó 30,3 puntos de ventaja y 926.000 votos a Bolívar, que ni siquiera pudo ser segundo. Dumek Turbay en Cartagena tuvo 28 puntos y 103.000 votos de ventaja sobre el candidato del Pacto. En Santander ganó sobradamente el general Díaz y el de Colombia Humana fue sexto con apenas 1% de la votación. En Bucaramanga ganó con holgura el pastor Beltrán y el candidato del Pacto tuvo apenas 4% de los sufragios. En Cali, Eder le sacó 29 puntos y 229.000 votos a Danis Antonio Rentería, el candidato del Pacto, que quedó tercero. El Chonto Ortiz, segundo, pagó también el haber recibido apoyo de la izquierda al final de su campaña” (http://www.lalinternaazul.info/2023/11/05/la-muenda/).
- En definitiva, la izquierda recibió un rechazo gigantesco en estas elecciones regionales colombianas, lo cual se explica por el voto castigo a Petro.
Pero existe el peligro de que no se cobre, que se repita la experiencia reciente de que o se gane en 2026 y no se cobre o peor aún de que siendo mayoría como se era en el 2020, por desidia en no unirse y formar un movimiento único de defensa de la democracia liberal contra el socialismo del siglo XXI, se permitió la llegada de este al poder. Las elecciones del domingo 29 fueron un primer paso para evitar la imposición de la hegemonía socialista en Colombia, pero no nos podemos quedar ahí.
Es obligación del liderazgo que defiende la democracia liberal desde ya comenzar a conformar un movimiento único contra las pretensiones de perpetuación del petroELNismo, la oposición conformada por los partidos Centro Democrático y Cambio Radical, que el primero ganó en 9 gobernaciones, con una propia y las otras en coaliciones y el segundo que ganó en 6, 2 propias y 4 coaliciones (en Arauca obviamente se le negó el triunfo por órdenes del PetroELNismo), representan esa derecha triunfadora.
Falta mucho para las elecciones obviamente, pero la fotografía de hoy es que en ese campo destacan María Fernanda Cabal y Vargas Lleras, en vez de disputas estériles como en 2020, estos dos líderes deberían desde hoy convocar a un gran movimiento unido anti-PetroELNismo, llamando a todos los otros precandidatos de la centroderecha y convocar a los sectores antipetristas de los partidos tradicionales ( Conservador, Liberal y la U) además de los evangélicos y nuevos movimientos como los de Pastrana y Enrique Gómez a definir reglas para la selección del candidato único desde la primera vuelta de 2026. Solamente de esa manera se cobrará este inmenso triunfo del 29-O, de no ser así, se repetirá la tragedia del 2020 de permitir una minoría socialista ganar por la división de los demócratas liberales y se ayudará a la consolidación de la dictadura del socialismo del siglo XXI. ¡Es la última oportunidad de la democracia, no la desaprovechen!
**Artículo publicado en el diario El Nacional de Venezuela.
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