Hoy no voy a hablar de política, ni de ideología de género, ni de lo que normalmente se espera. Hoy le haré una carta abierta a los hinchas que tienen el corazón estrujado como yo.
Mi mamá, mis abuelos maternos, mis tíos y muchos de mis amigos son de Universitario de Deportes. Y sí, felicidades por el título, hijos queridos, jugaron mejor y eso nadie lo puede negar. Eso sí, en mi familia, es inevitable que me hagan la pregunta: ¿Por qué eres hincha de Alianza Lima? Quiero compartir esa historia. Yo empecé a querer a Alianza a los 10 años, aproximadamente. Nos mudamos y mi papá puso en un librero que estaba en mi cuarto, no sé si voluntaria o involuntariamente, El Libro de Oro de Alianza Lima. Celebraba el Centenario del Club y El Comercio lo editó. ¡Qué libro, gente! ¡Qué gloria!
Algo que siento que debemos recuperar como hinchas es el sentido de identidad y pertenencia. No somos solo Matute, la Victoria y el Comando. El Comando es bastante joven, de hecho. Hay que volver a las palabras de Julio Chacaltana Chacón: «Habíamos visto jugar a muchos gringos y nosotros también queríamos formar un club». Este libro de oro arranca con una fotografía de 1901. La Calle de Malambo, “barrio de negros” del que salieron muchos jugadores aliancistas como el mismo Alejandro Villanueva. Ese año, en la calle Cotabambas, se fundó el Sport Alianza, en una Lima antigua, a comienzos del Siglo XX.
Si empiezo a contarles todo lo que vi en el libro teniendo solo 10 años, voy a llorar haciendo mi columna y además me voy a demorar demasiado. No puedo hacerle justicia a la historia de mi equipo en menos de 1000 palabras. Imposible. Pero es por ese libro que me enamoré del club. No solo por los goles que veía en la televisión, las estrellas que llegué a ver jugar o el gol de Waldir contra el Minas en Bolivia, levantando la pelota entre charcos y en altura. Dios bendiga el internet y su archivo, que me permitió verlo en vídeo. Me enamoré de la fe, de la historia, de la hinchada, del empuje.
El equipo blanquiazul que se vuelve blanquimorado en octubre, que guarda tradición y entrega, que tiene un 9 a 1 en su haber y la anécdota de un ídolo como Juan Emilio “El Feo” Salinas, que le regaló a la hinchada “una mano de goles” en un clásico. La inolvidable foto del “Mago” vs. Lolo, del equipo de los años treinta con Lavalle, Montellanos, Koochoi, Villanueva y Valdivieso. ¡Alianza es parte de la historia de la mismísima ciudad de Lima! Y a este glorioso equipo se han dedicado historias, canciones (criollas, por supuesto) y hasta películas.
Alianza es el orgullo que nos trajo Cubillas, Cueto y León. Estos jugadores representan solo una pequeña muestra de la rica historia de Alianza Lima. Y como dijo Barcos, fueron 180 minutos en los que lamentablemente no se hizo honor a tan grande equipo. No es la dirigencia irresponsable que puso a sus hinchas en riesgo apagando las luces, ni el técnico que debería ser despedido antes de que intente renunciar. No. Alianza es mucho más y nos verán volver más fuertes que nunca.
Este es un buen momento para que se apliquen los filtros. Acá vamos a ver a los hinchas de verdad y no a tanto bloguero y TikToker posero que iba al Estadio solo por la foto. Ahora tenemos que aprovechar el momento para reordenar y volver a la raíz histórica y popular de nuestro club, para recuperar esa identidad blanquiazul que trasciende hasta al mismísimo Comando Sur y recuerda a los hinchas de antaño: hombres obreros que llevaban tatuada la alegría y mujeres fieles que llevaban la comida y con ella, alimentaban los sueños de un equipo campeón. Espero nunca más tener que llorar amargamente por una final como la del miércoles y no tener que soportar ver por televisión una hinchada nerviosa y callada. ¡Matute tiene que volver a rugir con el Corazón Alianza Lima y hambre de gloria! ¡ARRIBA ALIANZA TODA LA VIDA! ¡Este amor no es para cobardes, la alegría nos pertenece