OpiniónDomingo, 19 de noviembre de 2023
Indignación Bicameral, por Pancho de Piérola

Chillan. Chillan los caviares ahogándose en sus lágrimas de lagarto, por la reciente decisión del Congreso que, en primera votación, aprobó la vuelta a la bicameralidad con restitución de la reelección parlamentaria. Chillan los hipócritas que se autoperciben como defensores de la democracia, del estado de derecho y promotores de reformas políticas.

Ruth Luque, congresista, ya aseguraba en junio que la vuelta a la bicameralidad se trataba de una “expresión de la dictadura parlamentaria”. ¿Qué sandeces son esas? ¿Cómo puede un congreso de 130 integrantes y 13 bancadas, más una docena de no agrupados, constituir una dictadura? Este atropello lógico es sermón diario de la izquierda más perfumada.

Esos mismos caviares que por años han asegurado que se necesita políticos que busquen consensos y que puedan dialogar. Tenemos ahora a perro, gato y pericote coincidiendo a pesar de sus diferencias y, de pronto, ese diálogo se convierte en mafia y dictadura. Porque ellos quieren conversación, siempre y cuando sea liderada, moderada y sentenciada por ellos.

Algunos, incluso, no esconden sus deseos de protagonismo y salen a echarle flores a la reforma, pero no al mensajero. Quieren ellos el mérito. Encuestas tendenciosas, sacramentadas por becerros de oro sin fuentes ni guion, no eliminan las facultades que democráticamente asumieron los parlamentarios.

Odian la fórmula del congreso porque no están ellos ampliamente representados. ¡No entienden que el Perú no es progre! Minimizan el voto ajeno que le puso nombre a cada curul, pero se hacen llamar defensores de la democracia y de la tolerancia por las opiniones dispares. Falsos son estos caviares.

La bicameralidad diluye el poder del Legislativo, aumentando una instancia de mayor reflexión, con una cámara alta indisoluble en caso vuelva un profesor o un lagarto. La reelección permite crear carrera parlamentaria. Carrera política. ¡Vocación y oficio! Sin garantías de permanencia o ascenso, se pierde incentivos para superar a los pares. El esfuerzo viene con recompensa.

Y no se van a elegir solos, como insisten todes. Yo voy a votar por los mismos dos que puse en 2021 porque su desempeño es digno de mi admiración y respeto. Aquellos que votaron por Cerrón, Sigrid o Susel tiene el derecho a votarlos también. Hay que diferenciar al congresista malo con el que te cae mal.

PD: Hay que llamarlos caviares. A veces se evita la palabra para evitar ofensas. Igual se van a ofender los miembros de ese aquelarre de hipersensibles. Y nada va a pasar si dices “caviar”. No hay que tener miedo. No es como “Voldemort”. Si dices “caviar”, no va a volver Vizcarra.

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