Los elementos esenciales de la libertad económica son la protección de las personas, de sus propiedades, de sus intercambios voluntarios y de su libertad para emprender y competir.
Las elecciones libres de los individuos basadas en sus valoraciones subjetivas definen qué y cuántos bienes y servicios se han de producir, también, la forma de hacerlo y los canales para distribuirlos en el mercado.
Todos tenemos el derecho a elegir las actividades a las que destinaremos nuestro tiempo, recursos, esfuerzos y talento. Y, lógicamente, no tenemos ningún derecho al tiempo, recursos, esfuerzos y talento de los demás.
Las instituciones y las políticas son coherentes con la libertad económica cuando proporcionan un entorno socioeconómico adecuado para los intercambios libres y voluntarios (que son mutuamente beneficiosos), donde se protejan a las personas, se definan y respeten sus propiedades de los criminales que buscan utilizar la legislación, la violencia, la coerción y el engaño para adueñarse de cosas que no son suyas.
Por ello, las disposiciones jurídicas y monetarias son esenciales. Los gobiernos promueven la libertad económica cuando desarrollan entornos legales y sistemas de aplicación de justicia que protegen los derechos de propiedad y hacen cumplir los contratos de manera imparcial. También cuando facilitan el acceso a dinero sólido.
Sin embargo, la libertad económica también requiere que los políticos y sus funcionarios se abstengan de acciones que interfieran con las elecciones personales, los intercambios voluntarios y la posibilidad de participar y competir en los mercados laborales y de bienes y servicios.
La libertad económica se restringe cuando los procesos de coordinación en el mercado son atacados por impuestos elevados, crecientes gastos públicos y regulaciones excesivas. Las restricciones que limitan el acceso a ocupaciones y actividades comerciales también afectan a la libertad económica.
Para tener una visión global sobre la libertad económica, el Instituto Heritage, desde hace veintinueve años, publica el Índice de Libertad Económica (Index of Economic Freedom).
En base a doce dimensiones cualitativas y cuantitativas, agrupados en cuatro pilares, buscan medir la libertad económica de 184 países en una escala de 0 a 100.
Los cinco países que gozan de mayor libertad económica en el mundo son: Singapur (83.9), Suiza (83.8), Irlanda (82), Taiwán (80.7) y Nueva Zelanda (78.9).
Los países nórdicos, mal catalogados como “socialistas”, también se ubican en los primeros lugares: Dinamarca (77.6), Suecia (77.5), Finlandia (77.1) y Noruega (76.9).
Así mismo, resalta la ubicación de los Estados Unidos y del Reino Unido, que durante muchos años fueron los máximos representantes de la libertad económica en el mundo, en esta edición se encuentran fuera del top ten, en las posiciones 25 y 28, con 70.6 y 69.9 puntos, respectivamente.
Nuestro país ocupa el puesto 44 del ranking con 66.5 puntos. Cerrando este listado se encuentran: Zimbabue (39), Sudán (32.8), Venezuela (25.8), Cuba (24.3) y Corea del Norte (2.9).
Algunos aspectos relevantes que arroja este estudio son que:
(1) Pese a la considerable caída de la libertad económica en todo el mundo, se sigue notando una relación positiva con el crecimiento económico. Independientemente de cuál sea su nivel de desarrollo actual, los países pueden impulsar de manera mensurable su dinamismo económico mediante la implementación de medidas para aumentar la libertad económica a través de políticas que reduzcan los impuestos, racionalicen el entorno regulatorio, abran la economía a una mayor competencia y luchen contra la corrupción.
(2) El nivel de vida, medido por los ingresos per cápita, es mucho más alto en los países económicamente más libres. Los países calificados como "libres", "mayoritariamente libres" o "moderadamente libres" generan ingresos que son más del doble de los niveles promedio de otros países y más de tres veces más altos que los ingresos de las personas que viven en países económicamente "reprimidos".
(3) La libertad económica también se correlaciona significativamente con factores como la salud, la educación, el medio ambiente, la innovación, el progreso social y la gobernanza democrática.