OpiniónJueves, 30 de noviembre de 2023
La estrategia chavista del consenso, por Alberto López Núñez*
Alberto López Núñez
Politólogo y columnista de El Diario El Nacional de Venezuela

Hemos señalado reiteradamente que todo parece indicar que Petro sigue al pie de la letra la estrategia chavista de implantación del socialismo del siglo XXI. Esta semana se ratificó esta premisa con el aparente cambio de actitud de Petro, del presidente agresivo y confrontacional, a la linda ovejita pacífica, conciliadora y dialogante. Chávez cada vez que estratégicamente lo necesitaba acudía a llamar a los empresarios a dialogar. Los diálogos de Chávez eran sencillamente una farsa, una estrategia de ganar tiempo generando cierto optimismo mientras por debajo de la mesa implementaba el socialismo del siglo XXI, el resultado está a la vista: un país en quiebra.

Más allá de los diálogos, el verdadero Chávez fue el que embistió contra los trabajadores de Polar por defender la empresa: «Invoco a la verdadera clase obrera venezolana a la guerra económica contra la burguesía», afirmó el mandatario, acompañado de empleados públicos y militares, al criticar con dureza a los miles de trabajadores del grupo de Empresas Polar, el mayor fabricante de alimentos del país, que han rechazado las acciones del gobierno contra el grupo” (https://www.semana.com/internacional/articulo/hugo-chavez-declara-guerra-economica-empresarios/96993/). Ese mismo que sin miramientos atacó con fuerza al empresariado diciendo: “Alegando que los empresarios venezolanos le han declarado una «guerra económica» que provoca escasez de artículos y una inflación estimada para este año en un 40%, el presidente Hugo Chávez señaló que los miembros del gremio empresarial, agrupados en la patronal Fedecámaras, «son enemigos de la patria», y «un gran obstáculo para el desarrollo de la nación” (Chávez llama enemigos de la patria a empresarios y les declara la guerra, lavozdegalicia.es). La quiebra de Venezuela se debe a esa política económica socialista:

“Los presidentes Hugo Chávez, entre 1999 y 2013, y luego Nicolás Maduro, impulsaron un modelo de corte socialista en el país petrolero, con férreos controles políticos, sociales y económicos de parte del Estado. Para Aldo Contreras, ha sido la razón más importante del colapso. Sin importar que se aplique en el país que se aplique, sea Marte, en otro país, en Nicaragua, Cuba, la Unión Soviética, en donde se ha aplicado, ha fracasado”, apunta (Paso a paso: ¿por qué la economía de Venezuela tiene años en crisis? vozdeamerica.com).

Ahora bien, ¿qué hay con relación a Petro? La respuesta es evidente: “Petro gobierna con el plan trasnacional del socialismo del siglo XXI o castrochavismo diseñado para confrontar al pueblo, empoderar al crimen organizado y el narcotráfico, atacar las instituciones democráticas y partidos políticos, exacerbar conflictos con discurso populista y llevar el país a la situación de debilidad que le permita el control total del poder. Petro repite la exitosa estrategia castrochavista dirigida por Cuba, cuyos resultados se ven en Venezuela, Bolivia y Nicaragua… Para entender lo que Petro está haciendo en y con Colombia solo hay que revisar la historia de Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua. Petro empezó reivindicando el narcotráfico, repitiendo la narrativa del supuesto fracaso de la lucha contra el narcotráfico para allanar el camino de soporte a los grupos guerrilleros/narco organizados y sostenidos por Cuba y Venezuela. Puso la política exterior de Colombia al servicio de las dictaduras, incluyendo su acción personal en visitas de estado a Estados Unidos y España. La apertura y subordinación al régimen de Venezuela y al dictador Maduro afecta la seguridad nacional de Colombia y puede configurar graves delitos” (Petro repite en Colombia el “exitoso” plan castrochavista aplicado en Venezuela, Bolivia y Nicaragua – Infobae). Para llegar a ese resultado socialista Petro tendría la misma estrategia de Chávez-Maduro: la pauperización del pueblo, a través de la quiebra de la economía nacional, es la política del decrecimiento, que significa sencillamente la disminución del PIB afectando a la población más pobre, haciéndola dependiente del estado, y por lo tanto, sumisa al régimen. Esta pauperización se refuerza con la estatización de la economía, se hace de manera compulsoria el socialismo, que -como se ha visto- siempre tiene como resultado la miseria. Se tiene que concluir que no importa el siglo: los resultados del socialismo serán los mismos. Miseria y hambre. Ya lo demostró Cuba en el siglo XX y lo demuestra Venezuela en el siglo XXI. Obligado por los resultados electorales y su extrema baja de popularidad, Petro necesitaba una distracción para calmar los ánimos que se reflejan en las rechiflas y gritos de “fuera Petro” en los estadios, necesitaba aparecer con un (supuesto) cambio de giro y para eso no hay nada mejor que una vez más llamar al diálogo nacional, aparecer como dialogante, conciliador y sobre todo tapar su empeño socialista demostrado en todas sus acciones económicas: reforma tributaria confiscatoria, reforma agraria socializante, decrecimiento de la industria de hidrocarburos, reformas pensional y laboral antiempresa privada, etcétera.

Para eso siempre cuenta con los empresarios y con Uribe, ambos siempre dispuestos a atender los llamados a diálogo de Petro, pero sin ningún resultado positivo. Al otro día de estos diálogos el gobierno presenta casi que a escondidas la misma reforma laboral antiempleo, antiproductividad y por lo tanto anticrecimiento económico. Esa es la pura realidad del gobierno Petro. Los empresarios siempre comprarán la soga con la que serán ahorcados, y Uribe está acabando con el potencial electoral del Centro Democrático. Esto porque las banderas de la oposición se la están tomando otros partidos con una oposición con un discurso más firme y enérgico, Cambio Radical se ve como el partido abanderado de la oposición, su vocero David Luna referente al diálogo con Petro señala: “La clave es que el presidente Petro le baje a su ego. Una cosa es hablar y otra cosa es hacer. El anhelado acuerdo nacional no es un acuerdo de adhesión, se equivoca el presidente al creer eso. Aquí se trata de construir desde la diferencia”. Curiosa y lamentablemente el santismo se está posicionando (aunque en realidad apoye a Petro, o quizás Petro le hizo a Santos lo que este a Uribe), más oposición que el Centro Democrático. Mientras Uribe toma tinto con el presidente, Santos se lanza un discurso duro contra la “Paz Total” y Juan Fernando Cristo respecto al diálogo declara: “Lo importante es que el gobierno fije con claridad los parámetros y alcances de un eventual acuerdo nacional. Si se sigue acudiendo solo a la retórica sin aterrizar los temas, va a ser muy difícil avanzar. hacerlo de manera general no os llevará a ningún puerto seguro”. Incluso desde la izquierda se señala la distracción que el tal diálogo significa. La representante Catherine Juvinao, petrista en la campaña y del Partido Verde, que forma la coalición de gobierno, dice: “El resultado del ‘diálogo nacional’, de la reunión con los empresarios, del tinto con la oposición, del llamado continental a ‘superar las ideologías’: radicar la reforma laboral por la puerta de atrás y sin los partidos. El divorcio entre las palabras y los hechos de este gobierno garantizará su fracaso”. Conclusión: nada bueno resultará de esta estrategia de distracción de Petro, en la cual lamentablemente caen los grandes cacaos y Uribe, le doy solamente algunos días para que resurja el Petro conflictivo, agresivo y amenazador, mientras tanto todo estaría indicando que persistiría en su plan de implantar el socialismo del siglo XXI.

* Artículo publicado en el Diario El Nacional de Venezuela


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