OpiniónViernes, 12 de enero de 2024
La amenaza es contagiosa, por César Astudillo
César Astudillo
Ex jefe del Comando Conjunto

La asonada delictiva en Ecuador ha puesto nuevamente en la mesa el tema de la inseguridad en el Perú. Se han enrevesado conceptos y manifestado mentiras de todo calibre; por ejemplo, el llamado Conflicto Armado Interno, que -para entenderlo todos- es el equivalente de una “guerra civil”, y para que esto suceda tienen que haber grupos beligerantes, uno de ellos el Estado u otro grupo, como sucede en algunos países en la actualidad. ¿Podemos hablar de guerra civil, o de grupos beligerantes a bandas criminales que emplean actos de terror? Y por más que caigamos en una discusión bizantina con el zurderío radical, pues me baso en las definiciones que la misma ONU ha planteado. Y es la misma ONU quien hace la diferencia de grupos armados beligerantes con bandas criminales o grupos terroristas. No confundamos.

Se armó también toda una puesta en escena respecto a las declaraciones sobre entrega de armas de las FFAA peruanas a bandas criminales del Ecuador; hasta ahora ningún funcionario ha podido demostrar esta difamación. Incluso un sereno y profesional jefe de las fuerzas armadas del Ecuador manifestó que ante las noticias propaladas no se podía confirmar tales hechos. Lo que sí es cierto es que han encontrado municiones y explosivos, lo que también se ha contrastado es que en Perú existen empresas comerciales acreditadas ante SUCAMEC que comercializan balas y explosivos a personas (defensa personal y otros) y empresas particularmente mineras. El destino final que le hayan podido dar a esas municiones debe ser motivo de investigación desde las empresas comercializadoras, pero no meter a las FF.AA. en este enjuague.

Se habló de la perspicacia que tuvo un periodista sobre la curiosa toma de una estación de televisión donde dijo que todos tenían armas y explosivos peruanos, luego se desdijo y manifestó que solamente se trataba de una granada (¡qué tal ojo en esas circunstancias!). Esto sí podría ser, que “una” granada pueda haber existido, pero estamos hablando de “una granada”, que puede ser producto de algún delincuente que haya traficado con ese material, pero que achaquen a toda la institución es, por lo menos, decir irresponsable. Hay investigación al respecto.

Pero al margen de hechos anecdóticos, veamos qué podría pasar en el Perú una vez que pasen los hechos en Ecuador, que ojalá se llegue a saber la verdadera magnitud, así como algunas situaciones que salen del contexto real.

En Perú se desestimó militarizar la frontera. Manifestaron las autoridades que no era necesario. Creo que debieron hacerlo; incluso un despliegue es un entrenamiento que permite corregir alguna deficiencia. Llenar de policías el puente internacional de Huaquillas-Aguas verdes es un show realmente. Los pasos clandestinos están 100 metros más allá y se van hasta la amazonia.

El presidente de Ecuador ha manifestado que deportará a los presos peruanos. Esto no es legal internacionalmente. Las leyes obligan a cumplir condenas en el país donde se cometen los delitos. Esos reos en Perú no tienen ninguna condena. En todo caso, ¿podemos devolverle también los presos ecuatorianos en Perú? Sería muy complicado legalmente.

Vemos a diario que pese a haber delegado facultades legislativas, el Ejecutivo no da pie en bola, no firma la resolución declarando ACN al megapuerto de Chancay que de no hacerlo se llenará de mafias difíciles de expectorar y luego será otro “Barrio Chino” a la “n” potencia. El gobierno no ha iniciado la construcción de ninguna cárcel, no equipa a la Policía, etc. No puede ser que no tengamos un solo “Pinochito” cuando por lo menos deberíamos tener tres solo en Lima. La logística es fundamental. Asimismo, el redespliegue policial es imperativo. Entreguen a las FFAA algunas misiones de la PNP como el control de fronteras, salvataje, rescate de rehenes, etc. y lleven más policías a la calle.

No sé si es más importante empeñar efectivos en conformar –por ejemplo- una unidad histórica para ceremonias o incrementar efectivos en la USE o DINOES. Confiamos en el profesionalismo de los altos mandos policiales que se han fajado por neutralizar terrorismo y otras amenazas, para realizar un despliegue a nivel táctico-operacional de nuestras unidades policiales, se requiere urgente. Para esto es fundamental el soporte logístico a nuestra policía, desde uniformes y equipo hasta entrenamiento adecuado con prácticas en situaciones de crisis y trato con la población, emulando el lema: “Brazo Fuerte, Mano Amiga”.

Si seguimos en modo avión, las mafias lo perciben y pronto – ojalá que nunca- aparecerán bandas con soporte del narcotráfico y la minería ilegal, que serán su guardia de seguridad, y eso no es cuento, lo vemos aquí nomas en la sierra más cercana, la cantidad de muertos que hay en disputas de minería informal, así como la conformación de grupos armados ilegales con armamento de guerra. Estamos a un paso y un repique. Avisados estamos.

Seguramente esas bandas traten de emular en Perú lo sucedido en Ecuador, seguramente también terminaran “neutralizados” por las fuerzas del orden peruanas. Hay excelentes unidades en PNP y FFAA para neutralizar estos actos. Sin embargo, la inestabilidad, el terror, la inseguridad que causaría no le hará nada bien a las familias peruanas que solo quieren trabajar, estudiar y vivir tranquilamente.

Poner orden requiere un concepto fundamental e inmediato: ¡DECISIÓN!

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