Arrancada de las profundidades de la mediocridad política (y jurídica), la frase: “para mis amigos todo, para mis enemigos, la Ley”, toma relevancia en este momento fatídico para el país. Los caviares o progresistas han tensado sus fuerzas donde predomina su poder con la finalidad de contrarrestar el manto de duda e indignación ciudadana que se cierne sobre ellos luego de las declaraciones de Jaime Villanueva, quien ha dejado en claro, con lujo de detalles, cómo Gustavo Gorriti habría construido una influencia perniciosa en el Ministerio Público con la única finalidad de destruir a sus archienemigos, los apristas y fujimoristas. Muy grave.
El doble rasero no se hizo esperar con el “pronunciamiento” del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), que ha salido a responder públicamente que “Del contenido conocido de las declaraciones ante una Fiscalía Suprema del testigo Jaime Villanueva, no encontramos indicios delictivos imputables al medio ni al periodista”, en referencia a Gorriti. Es decir, que lo que sus “amigos” hacen, así sean actos de implicancia criminal, si se apellidan Gorriti, Villarán, Fernandini, Vizcarra u otros, no es delito, no es imputable, o “fue un error”, “pequeñas fallas”, “faltas intrascendentes”, entre otras sandeces. La inefable RMP y toda su “corte” progre no han tenido mejor “ide(ota)” que culpar a Keiko Fujimori del inicio de su caída. La narrativa progre en su nivel más bajo, indudablemente.
Por otro lado, está el comunicado de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) del 9 de febrero, quienes han dicho que se “abrieron investigaciones preliminares por separado al ex fiscal de la Nación Pablo Sánchez y a los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez”. En este caso, aplica la frase “los enemigos (caviares) de mis enemigos (apristas y fujimoristas) son mis amigos (caviares)”; por ello a “sus” implicados, no les han sometido al proceso sumario que sí le aplicaron a la ex Fiscal de la Nación Patricia Benavides y no hay medida cautelar de suspensión -pese a la gravedad- contra estos angelitos. Bien ha dicho el jurista Hugo Guerra en su cuenta de X: “Efectivamente, lo de la JNJ es una farsa, un show de impunidad”, y no deja de tener razón.
Juristas reconocidos como Carlos Caro en entrevista a un medio de comunicación, dijo que “La sindicación a Gorriti es tráfico de influencias y usurpación de funciones”; asimismo, debemos recordar lo dicho por el Fiscal Dr. Chávez Cotrina, quien refirió que para considerar que existe una organización criminal, se deben tomar en cuenta resoluciones del PJ que fijan cinco elementos constitutivos: Que sean tres o más personas (integrantes), que haya temporalidad (desde cuándo delinquen), qué rol cumple cada uno de ellos, qué delitos cometió la organización criminal y cuál es la estructura de dicha organización (así como el cuadrito que presentó Marita Barreto y el Coronel Colchado). ¿Será suficiente para el Fiscal Chávez iniciar ya una investigación por organización criminal? Veremos, ojalá no demore mucho, doctor.
Al margen de lo truculento de las circunstancias, lo bueno es que empiezan a develarse las estrategias ocultas de la progresía, quienes están en poder de la academia, del sistema de justicia, del sistema político y de la justicia internacional. Ahora queda expuesta también su estrategia mediática porque son los que daban la pauta a su plataforma mediática constituida por medios de prensa poderosos y operadores políticos que fingen de periodistas usando información privilegiada de Fiscalía, y, por qué no, de la policía también. Esperamos que la justicia se abra paso para poner a todos en su lugar, los decentes en el sistema político y los criminales en la cárcel, vengan de donde vengan. Sí se puede.