La Nueva Gerencia Pública puede ser definida como una forma de solucionar los problemas públicos a través del Estado con una perspectiva de análisis económico, la cual es aplicada principalmente en países anglosajones. Las teorías que derivan de la Nueva Gerencia Pública son: Public Choice, la Teoría del Agente-Principal y el Análisis de los Costos Transaccionales, así como metodologías utilizadas por el sector privado para incrementar la eficiencia, tales como la Gerencia por Objetivos, la Gerencia Científica o la Gerencia de la Calidad Total. Asimismo, se fomenta el libre mercado y soluciones bajo perspectivas transaccionales. Otra de sus corrientes principales es la gestión por resultados.
La gestión por resultados es una estrategia de gestión centrada en el desempeño del desarrollo y en las mejoras sostenibles en los resultados del país. Proporciona un marco coherente para la eficacia del desarrollo en la cual la información del desempeño se usa para mejorar la toma de decisiones, e incluye herramientas prácticas para la planificación estratégica, la programación y ejecución presupuestaria, la gestión de riesgos, el monitoreo y la evaluación de los resultados.
A nivel práctico el presupuesto por resultados es la forma de llevar a la realidad la teoría de la gestión por resultados. Este tipo de presupuesto basa las asignaciones presupuestarias en función a los resultados esperados y los productos requeridos para ello, otorgando una mayor flexibilidad en el uso de recursos corrientes al cambiar el ámbito de control de los insumos a los productos y resultados. Los resultados a los que se refiere esta reforma se vinculan con la mejora de la calidad de vida de la población. Este tipo de presupuesto exige la definición de los resultados que requieren y valoran los ciudadanos para, a partir de allí, definir los cursos de acción y estrategias para proveer los productos.
Hay otros tipos de presupuesto como el presupuesto por línea que es una forma de gastar los recursos públicos en donde la rendición de cuentas casi no se da y no importa qué tanto se satisfacen las necesidades de la población. Asimismo, es un tipo de presupuesto “incrementalista”, que a la larga genera déficits fiscales por el exceso de gasto público. Simplemente hay un objetivo en donde se debe gastar un monto determinado, pero no interesa qué tanto se está sirviendo al ciudadano. El presupuesto por resultados permite tener un control de lo útiles que son o no las políticas públicas. Para ello se realizan encuestas principalmente en donde se puede saber que opina la población sobre alguna política determinada.
Otro aspecto clave es la rendición de cuentas. Un motivo por el cual este sistema es superior a otros es porque plantea que la información y los números deben ser totalmente abiertos. Asimismo, se plantea que haya siempre indicadores y objetivos claros para poder medir el desempeño que tenga la política. A partir de esos indicadores es que se puede saber si continuar o no con una política o si se deben cambiar aspectos de esta. Siempre es clave la opinión ciudadana.
Sin embargo, para llevar a cabo esta forma de gestión, es fundamental que haya un proceso de modernización en todos los sistemas administrativos del Estado. No es suficiente que una sola entidad aplique de forma aislada el presupuesto por resultados. El MEF en el Perú es el único Ministerio que realmente llevó a cabo un proceso en favor del presupuesto por resultados en los últimos años. El reto está en que todos los demás ministerios y entidades públicas también trabajen de esa manera. Finalmente, el beneficio lo tendrá la población al sentir que el Estado no solo se preocupa en gastar el dinero recaudado, sino que además hay una preocupación por saber si los contribuyentes están realmente satisfechos.