OpiniónDomingo, 25 de febrero de 2024
¿Adónde sopla el viento?, por Víctor Andrés Belaunde Gutiérrez

Los vientos de guerra soplan inclementes entre Europa y Medio Oriente. En el Asia también, aunque los sistemas de huracanes que asolan a las dos primeras regiones aún no se interconectan del todo con el Pacífico Oriental. Si ello ocurre habrá empezado la Tercera Guerra Mundial.

Las fracturas políticas internas de Estados Unidos se hacen notar tanto respecto de Ucrania como de Israel. En el caso de Ucrania el gobierno de Biden ha sido incapaz de mantener apoyo bipartidista al necesario esfuerzo para oponerse a los deseos de Putin de resucitar un Imperio Ruso que domine Europa.

Al tratar con desdén las preocupaciones de los militantes de base del Partido Republicano, en especial de los estados cercanos a la frontera con México y adoptar medidas razonables para desalentar las olas migratorias del sur, disminuyen las posibilidades de mantener un frente unido. El Partido Demócrata se niega transar que el apoyo militar a Ucrania tenga como contra partida política el endurecimiento de la política migratoria.

Con esta actitud demuestran que ninguno de los líderes demócratas son verdaderos estadistas, mostrándose incapaces de identificar las prioridades de política exterior y arribar a los consensos requeridos para ejecutarlas. El problema se agrava porque Zelensky y muchos ucranianos, con toda su admirable valentía, adoptan posiciones estridentemente anti-republicanas, grave torpeza, pues subordinan su destino al del Partido Demócrata.

Otro error grave del gobierno de Biden es que el apoyo brindado, en muchos aspectos, ha sido retórico, negándole, cuando aún existían mayorías congresales para hacerlo, material militar necesario para que Ucrania ejecute una estrategia más agresiva contra Rusia. Esto responde a una posición timorata, que evite molestar excesivamente a Putin o “provocarlo”. La tibieza resultante implica que el apoyo de EE.UU., indispensable para que Ucrania se mantenga en la lucha, es insuficiente para ganar la guerra.

Todo esto juega a favor de Putin, porque la supervivencia de Ucrania no depende de sus propios recursos o de su geografía, sino del apoyo de terceros, cuyas decisiones no controlan.

Respecto de Gaza, la tibieza de Biden agrava la situación.

En este caso, Biden teme el impacto político en su flanco interno izquierdo.La rama activista de los demócratas, a pesar de ser minoritaria, es muy ruidosa y con presencia en la prensa y universidades. Para aplacarlos, Biden quiere que Israel cese la persecución de Hamas, justo cuando estos están acorralados y en grave riesgo de recibir la estocada final.

Israel se resiste y busca navegar este mar agitado, a la espera de un gobierno más amigable el próximo año y utilizando la torpe intransigencia palestina que se resiste a liberar rehenes incondicionalmente, movida que le restaría a Netanyahu margen para oponerse a las presiones que recibe de la Casa Blanca en ese sentido.

En este escenario, China actúa cada vez con más energía, evidenciando su alineamiento con Moscú y Teherán, en contra de Estados Unidos e Israel.

Un cable de Aljazeera informa de las declaraciones del Asesor Legal de la Cancillería de la República Popular de China, ante la Corte Internacional de La Haya, dentro de la denuncia contra Israel planteada por Sudáfrica, señalando que “la justicia por tanto tiempo retrasada no debe ser negada” y que habiendo pasado 57 años desde que Israel tomó el control de los territorios ocupados, su naturaleza “ilegal” seguiría inalterada.

Esta declaración sibilina “olvida” que Israel se retiró completamente de Gaza el año 2005, desmontando todos sus asentamientos, entregando el control de la zona a la Autoridad Nacional Palestina, el cual después paso a Hamas.

Considerando que la pretensión de Sudáfrica es que la Corte ordene a Israel detener las operaciones contra Hamas, la posición china evidencia claramente donde quiere estar parada, esto es, con los actores que buscan la desaparición física del Estado de Israel y el exterminio de su población.

Putin también recibe abiertamente a los líderes de Hamas y le compra drones a Irán. En este contexto es tonto desconocer el evidente alineamiento y el surgimiento de un Eje Moscú – Pekín – Teherán, similar al viejo “Eje de Acero” Berlín – Roma – Tokio que desató la Segunda Guerra Mundial.

Volviendo a Estados Unidos, lo más grave de todo esto es que el gobierno de Biden, sumergido en frivolidades de género, obsedido con sacar de carrera electoral a Trump y contrario a concederle cualquier triunfo interno a sus rivales republicanos, nada hacen para unificar la opinión pública y explicar cómo estos conflictos y el accionar de Rusia, China e Irán están interrelacionados.

Pero es tan absurda e irreal la posición de Washington, querer contentar a facciones minoritarias y radicales del partido de gobierno, que llegará a nada. El único resultado práctico es entorpecer el accionar israelí, prolongar la guerra en el Medio Oriente y con ello el riesgo que se propague. Respecto de Ucrania, lo que están obteniendo es que mejoren los chances de Putin de lograr sus objetivos estratégicos, sólo que a un costo bastante mayor del que inicialmente esperaba.