OpiniónLunes, 26 de febrero de 2024
Insisto: a la derecha, señora, por José Luis Gil
José Luis Gil
Analista político y ex GEIN

En un artículo anterior para El Reporte con el título “A la derecha, señora” del 25 de julio de 2023, sugerimos a la presidenta Dina Boluarte girar hacia la derecha política porque creemos que es el único camino para salvar al país de la debacle económica, política, social y de seguridad en la que estamos cayendo. Dijimos: “La exigencia popular para resolver sus necesidades... son una gran oportunidad para el gobierno de virar la ‘flechita’ que indica ‘a la derecha, señora, a la derecha’. No habrá más oportunidades”. Y al parecer, se estaría tomando ese camino lentamente.

Los exaliados y excompañeros de la señora Boluarte se han convertido en sus feroces enemigos. Las razones que esgrimen las “plañideras” de Castillo son el hecho de haber aceptado la presidencia a pesar de que “juró” no hacerlo si Castillo era vacado (compromiso que no estaba obligada a cumplir porque nadie debe lealtad a un delincuente), haber “asesinado” a “luchadores de la democracia”, refiriéndose a aquellos que perdieron la vida al ser inducidos a enfrentarse con las fuerzas del orden mientras atacaban aeropuertos (hecho que constituye terrorismo según la ONU) y a dictar medidas en el campo económico, que son “criptonita” pura para la todopoderosa e sempiterna izquierda radical y progresista.

El principal objetivo de la izquierda contra Dina Boluarte es lograr “tumbarla”, y harán lo indecible para que caiga. La estrategia que usan no tiene como tema de fondo la venganza, sino frenar abruptamente el camino hacia la derecha que se ha emprendido, hecho que, indudablemente, echará por tierra el manido discurso de “lucha contra la pobreza”, que, como todos sabemos, ha sido la estrategia sembrada por años conjuntamente con la narrativa perversa contra sus “enemigos” de la derecha. Esto que les rindió “frutos” polarizando a los peruanos empieza a crujir por uno de los más poderosos males de la actualidad, la corrupción. Los ciudadanos están despertando de esta manipulación y se están cayendo las máscaras de “honestidad” que poseían. Por eso, los jóvenes han empezado a abandonarlos, no van a sus marchas ni convocatorias y ya no “yapean” en sus redes. La trama miserable ha sido expuesta.

Una muestra, entre otras, de que vamos por el camino correcto para la histeria zurda son las últimas designaciones en el gabinete Otárola. El caso del Canciller Javier Gonzales-Olaechea Franco y de figuras como Alfredo Ferrero Diez Canseco, como embajador del Perú en los Estados Unidos de América, y Carlos Hakansson Nieto, como embajador del Perú en Costa Rica, son parte de esta diestra estrategia. De esta manera, la posición peruana frente a un sector de la comunidad internacional politizada por el eje social comunista progre ya tiene un potente dique de contención en el campo diplomático, y de paso, se fortalecen nuestras relaciones con socios de peso como los Estados Unidos, Japón y otros.

Otras designaciones acertadas han sido la de los ministros de Economía José Arista, de Defensa al general en retiro Walter Astudillo, de Ambiente a Juan Carlos Castro y de Energía y Minas al ingeniero Rómulo Mucho, este último, un reconocido personaje en el mundo de la minería. Aún faltan ajustes al gabinete, en especial en los temas de estrategias de seguridad y salud para completar este importante viraje, que el gobierno parece haber entendido, son los caminos de la libertad económica, política e individual los que nos pueden orillar hacia el éxito y no hundir en el lodo del socialismo, comunismo o progresismo. Falta mucho, pero hay gestos importantes que son necesarios mencionar. ¡Sí se puede!

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