A veces uno se sienta frente a las noticias y piensa que alguien debe estar clínicamente demente para apoyar la idea de que el Perú necesita más Estado y mayor presencia del gobierno para solucionar nuestros problemas.Por ejemplo, acaban de decidir que nos cobrarán más impuestos a través de un mayor impuesto selectivo al consumo (ISC) de algunos productos, perjudicando principalmente a los pequeños negocios del Perú.Esto va contra las recomendaciones de la teoría que dice que para salir de una recesión lo último que debes hacer es subir los impuestos.Necesitamos que haya más consumo y más inversión privada, lo que se perjudica quitándole dinero a los agentes económicos.
¿Y para qué? ¿Para qué el Estado peruano quiere más recursos? El ministro Contreras se la pasaba anunciando grandes obras públicas de millones de dólares, que darían trabajo a miles de peruanos.Obras que, dicho sea de paso, no arrancan.Pero igual las anunciaba.Estos anuncios nunca tuvieron un impacto considerable.Las empresas están esperando que el gobierno ayude a desbloquear sus proyectos de inversión, que haga algo con respecto a los bloqueos y protestas, que desmantele regulaciones excesivas que se implementaron en gobiernos anteriores.Pero ¿hizo algo de eso el anterior ministro? No, por supuesto que no.Contreras era un tecnócrata que no tenía muñeca política.Nunca tuvo la capacidad para negociar con otros ministerios que dejen de estrangular a la empresa privada.
¿Para qué más quieren esos recursos adicionales? Para rescatar a Petroperú por enésima vez, por supuesto.Repasar todo lo que se puede hacer con el dinero destinado al último rescate puede llegar a ser hasta cliché, pero muchos han saltado a hacer ese primer nivel de análisis en redes sociales.Lo que no hacen es unir los puntos y llegar a la conclusión de que el cambio de ministro fue por gusto.Varios de ellos celebraron que Contreras se vaya, sin tener un reemplazo ideal a la vista.En su lugar pusieron a Arista, que tiene una larga trayectoria en el sector público, pero no quedaba claro si fuese el ministro que necesitábamos para salir de la recesión.Lamentablemente después de su anuncio de un nuevo rescate a Petroperú queda claro que es más de lo mismo.Lo que es peor, uno bien monse, porque acompañar su anuncio de millones que se irán al altar peruano del sacrifico al dios Petroperú con anuncios de reestructuración del directorio, como si eso fuese a calmarnos, es de inocente a estúpido.Todos sabemos que mientras que siga siendo empresa pública, todo se mantendrá igual y continuará quemando dinero.
¿O quizás sea para instalar su base espacial en Talara? Hace años, cuando aquellos que sabemos sumar y restar teníamos claro que el proyecto de modernización de la refinería de Talara propuesto tan fanáticamente por Humberto Campodónico era la ofensa máxima a la inteligencia de los peruanos, no pensamos que: 1. Se saldrían con la suya y observen las pérdidas y las deudas que nos han generado. 2. Tenían un proyecto aún más ofensivo bajo la manga.Apelar al patriotismo chauvinista ochentero y proponer que el Perú por supuestísimo que tiene que participar de la carrera aeroespacial, instalando una base de lanzamiento de naves diseñadas localmente, que seguramente serán la envidia del Enterprise, ya ni siquiera ofende.
Tenemos colegios que se caen sobre los alumnos, tenemos importantes porcentajes de la población sin agua potable, tenemos la anemia que regresa con furia… y en lo que nos vamos a gastar el dinero es en mandar un cohete a la luna.Nos citan a Neil Armstrong como excusa, con su pequeño paso para el hombre.Yo citaría otra frase del mismo astronauta: “El éxito crea enemigos en todas partes”.Yo discrepo de esa frase.Petroperú, por ejemplo, tiene puro fracaso y aún no ha probado un solo éxito.Sin embargo, tiene miles de enemigos dentro y fuera de su organización.La eficiencia, por ejemplo.