OpiniónMartes, 5 de marzo de 2024
Castillo no hizo nada, por Alfredo Ghersi
Alfredo Ghersi
Bachiller en Derecho

Una reciente encuesta reveló que Keiko Fujimori y Antauro Humala pasarían a segunda vuelta si es que las elecciones presidenciales serían celebradas el día de mañana.

Esta noticia es trágica y cómica a la vez, dado que nos demostraría que el electorado peruano no habría aprendido nada después de las últimas elecciones que se realizaron entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, que claramente no dejaron a nadie verdaderamente contento.

Sin embargo, uno de los puntos que más han resaltado de esta noticia ha sido las reacciones de algunos de los portavoces más importantes de la izquierda mediática en redes sociales.

De esta manera hemos podido ver a ciertos dirigentes de la izquierda declarar en una entrevista que la derecha nos vendió la idea de que Pedro Castillo iba a ser el Cuco, pero que, sin embargo, al final del día este no hizo nada.

¿Es acaso esto cierto? ¿Verdaderamente Pedro Castillo fue una santa paloma que no representó ningún tipo de amenaza para nuestro país?

Evidentemente no.

La realidad es que Pedro Castillo terminó siendo uno de los presidentes más autoritarios de los tiempos recientes en toda la región latinoamericana y uno de los que más daño le ha hecho a nuestro país.

Para comenzar, Pedro Castillo era un aliado geopolítico de los regímenes autoritarios de Latinoamérica, incluyendo Cuba, Venezuela y Bolivia. No podemos olvidar que durante su gobierno Evo Morales vino varias veces al Perú, e importó la institución de los ponchos rojos al sur del país para tomar el control de esta zona.

Después, Pedro Castillo intentó instrumentalizar a las rondas campesinas para fines políticos, como una especie de fuerza semi paramilitar. Momento que llegó al límite cuando los ronderos venían a Lima a protestar con machetes en la mano y cuando un grupo de ronderos terminaron secuestrando a unos periodistas que investigaban a Castillo en Cajamarca.

Pedro Castillo orquestó una desaceleración de la economía, desincentivando y enfrentando a las industrias mineras, que siguen conformando el grueso de la economía de nuestro país. Durante su gobierno pudimos ver que sospechosamente muchas minas fueron saqueadas y quemadas por delincuentes y mineros informales.

Durante el gobierno de Pedro Castillo, la izquierda pretendió transferir a Abimael Guzmán de la prisión militar donde se encontraba recluido a una prisión común, donde claramente podría tener condiciones carcelarias más laxas. Por suerte, el fundador de Sendero Luminoso falleció antes de que esto pueda ocurrir.

Pedro Castillo se vio envuelto en una montaña de denuncias de corrupción desde antes que asumiera el cargo, lo que se pudo ver en el caso Saratea.

Sin embargo, lo más grave que hizo Castillo fue intentar quebrar por completo el Estado de derecho y la democracia en nuestro país, cuando intentó cerrar el Congreso de la República, instalar una Asamblea Constituyente socialista, e intervenir todos los poderes del Estado como al TC, el Ministerio Público, entre otros.

Hoy en día muchos pretenden minimizar este acto, como si nunca hubiera existido ningún tipo de peligro real en este incidente. Sin embargo, la realidad es que el Perú se salvó por un pelo. Solo faltaba que un par de militares o miembros de la policía hayan acatado el golpe castillista para que nuestra frágil democracia se haya desmoronado como una torre de naipes.

El resultado del nefasto gobierno todavía se puede ver en un país que se encuentra más dividido que nunca y gravemente afectado económicamente.

Pareciera que la verdadera intención de la izquierda sería intentar minimizar el oscuro legado de Pedro Castillo para poder una vez más intentar convencer a la gente de que Antauro es una mejor opción que Keiko Fujimori, como lo hicieron en la elección del 2021 con el famoso “no pasa nada” que también fue utilizado con su hermano Ollanta Humala.

Para la izquierda es mejor votar por un convicto asesino de policías y protofascista que por Keiko Fujimori. Sus odios políticos pueden claramente más que sus propias convicciones ideológicas.

De esta manera es muy probable que en el 2026 veamos a muchos miembros de la izquierda caviar que propugnan ser los principales defensores de la democracia y los derechos humanos votando por alguien que perpetuo una insurrección armada y quebró el derecho fundamental más importante, la vida.

Por estos motivos, es importante que aquellos que creemos en el respeto del Estado de derecho y la libertad nunca nos olvidemos que Castillo sí hizo algo, y por ello ahora el Perú es un peor lugar.

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