OpiniónMiércoles, 6 de marzo de 2024
Delirio progresista, por Patricio Krateil
Patricio Krateil
Comunicador

No es sorpresa alguna que el electorado del Partido Demócrata esté configurado en gran medida por jóvenes progresistas, esos que están obsesionados con la teoría queer, la inclusión forzosa y el relativismo cultural. Naturalmente, este grupo selecto de la izquierda, abanderado de todo derecho que no sea para un occidental, considera que Palestina está viviendo una suerte de genocidio. Incluso, he visto en redes sociales a ciertos iracundos condenar a los israelíes como si fueran nazis.

Ahora bien, si es cierto que una guerra no se la deseo a nadie, pues las victimas siempre son civiles, no los verdaderos iniciadores del conflicto. Además, no podemos negar ni ser tan descarados en no criticar muchos de los ataques a Palestina de Israel, los cuales en muchos casos pecan de desproporcionalidad. El problema con estos grupos progresistas, especialmente los norteamericanos provenientes del Partido Demócrata, es que no es que sientan una sana empatía a Palestina, sino que quieren tapar con un dedo los enormes ataques de Hamas amparándose en relativismos culturales típicos de esta generación.

Y bueno, es precisamente esa ambigüedad moral y poca noción de la realidad geopolítica que actualmente el progresismo esta haciendo temblar a Joe Biden y fraccionando a todo el Partido Demócrata.

Durante una sesión informativa, el secretario de prensa del Departamento de Estado, Matt Miller, declaró que EE.UU. continúa enviando asistencia a Israel para apoyar el “derecho legítimo” de ese país para protegerse y evitar que ocurra otro ataque como el del 7 de octubre. Sin embargo, funcionarios del gobierno han mencionado que EE.UU. está considerando postergar más envíos de armas a Israel, entre otras medidas similares.

Por otro lado, como lo fui detallando, la mayoría de las encuestas de opinión sugieren que el público estadounidense en general tiende a apoyar a Israel en el conflicto, aunque sectores clave de la coalición demócrata de Biden (básicamente votantes jóvenes y personas de color) son abiertamente pro-palestina (o indirectamente pro Hamasd).

Los cálculos políticos internos son cada vez más complicados. El gobierno tiene que encontrar un equilibrio entre grupos electorales enfrentados. La disputa se sitúa entre el viejo electorado Demócrata que gusta del gasto público y expansión monetaria contra el bando juvenil amante del progresismo y todas sus implicaciones culturales. ¿Por cuál finalmente se decidirá Biden? ¿Qué tanto un conflicto bélico podrá separar un electorado históricamente demócrata?

Esto, definitivamente, genera una oportunidad para que el Partido Republicano gane terreno. Las elecciones se acercan y mientras Donald Trump parece que no tiene un tope visible; Biden (y el partido demócrata en general) se encuentra en un conflicto de ideales o en términos políticas de estrategias, en función del monstruo que ellos mismos crearon: el progresismo.

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