InformeDomingo, 10 de marzo de 2024
Cuba y sus alas cortadas: escasez y represión

Cuba es como un ave que vive con las alas cortadas de la abundancia y la libertad. La población lucha por subsistir entre apagones eléctricos, cortes de agua, escasez de alimentos, falta de medicinas y las secuelas de la pandemia por el Covid-19. La situación se ha complicado al punto de que el gobierno, aún bajo la influencia de los Castro, ha solicitado apoyo al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para conseguir leche en polvo.

Para comprender la desesperada realidad en la que está inmerso el pueblo cubano en el día a día, El Reporte conversó con dos locales, quienes han experimentado en carne propia las protestas contra el gobierno, las detenciones, la prisión, la censura, la falta de insumos y hasta los cortes de luz. Incluso durante la entrevista, hubo fallos en la conexión.


Una vida casi sin comida y medicinas

Neife Rigau, quien es periodista y trabaja en un centro de ayuda social de la Iglesia Católica, dijo a El Reporte que las tarjetas/libretas de racionamiento, sistema implementado tras la Revolución Cubana, no son suficientes para que la población lleve una vida digna en medio de una inflación del 30% y la devaluación de su moneda. Y mientras el pueblo sufre, “el régimen echa la culpa al bloqueo”, destacó.

“Falta la leche para los niños, el pan está escaseando, incluso en algunas provincias han establecido que se entregará cada tres días un pan redondo de 80gr. En las libretas de racionamiento, una tarjeta con la que los cubanos adquirimos ciertos alimentos básicos como el arroz y el azúcar, las cantidades de éstos se han venido reduciendo. De siete libras de arroz (unos tres kilos), ahora nos tocan menos o no hay una periodicidad en cuanto al suministro de los alimentos”, contó Rigau.


En Cuba escasean los productos básicos de subsistencia y algunas personas han creado mercados informales / Crédito: Cortesía Neifé Ragau


A la escasez, se suma el problema de la inflación, devaluación del peso cubano y el fracaso, admitido por el régimen, de la Tarea Ordenamiento, que consistía en una serie de reformas económicas, implementación de subsidios y un intento de unificar la moneda. Al respecto, Rigau explicó que “decidieron eliminar el CUC y empezaron a usar un nuevo tipo de moneda llamada MLC (moneda libremente convertible) digital. Lo que pasa es que no todos los cubanos tienen acceso a esta moneda porque su salario no se los permite y cuesta mucho”.


Para suplir la falta de productos y conseguir la moneda MLC, han surgido las Mipyme (Pequeña y Mediana Empresa) que, según explicó Rigau, “son unos mercados informales/negocios privados a los que la gente recurre donde para encontrar una mayor variedad de productos que no se obtienen por las libretas de abastecimiento. Incluso si voy a una puedo obtener un mejor cambio de MLC o dólares a pesos cubanos. Algunos de los productos ofrecidos en las mipymes son importados desde lugares como USA, México, Panamá o Brasil, por lo que tienen precios altos. Los traen las personas que viajan al extranjero”.

En cuanto a los medicamentos, Rigau señaló que “hay un día al mes en que entra una cantidad de medicamentos específica que se distribuyen en las farmacias locales y en las provincias son bastante escasos. Lamentablemente, hay mucha corrupción y los medicamentos que deben ir a la familia estatal están en los grupos y mercados informales. Al cubano le toca comprar sus medicinas a precios elevados o vivir de las redes de solidaridad, que son un intercambio de productos surgido en la pandemia del Covid-19”.

Pero, continuó, ni aún con las mipymes, permitidas por el régimen, “no se resuelve el problema totalmente, los gastos en alimentación son caros, la escasez continúa y la inflación también. Es una variable de problemas y que no se le da una solución. El pueblo cubano está siendo bastante afectado por todo esto”.

Otro problema que sufren los cubanos, especialmente fuera de La Habana es “la falta de agua, transporte y electricidad. Es un problema que se ha generalizado y afecta a las regiones, de las cuales la que está en pobreza extrema es la del oriente del país”, comentó la periodista.

Alas de libertad cortadas

Pese a que el presidente no lleve el apellido Castro y que Fidel murió en el 2016, los Castro aún conservan el poder, aseguró Neife.

“El presidente ha sido designado para que esté al mando de cara al mundo, pero las decisiones las toman los Castro. También hay personas con bastante poder en el gobierno y su posición respecto al pueblo es la de dominarlo y reprimirlos si no están a su favor o no siguen su ideología”, comentó.

Las ciudades de Cuba están llenas de propaganda ideológica / Crédito: Cortesía Neifé Ragau


Una de las amenazas para este régimen marxista, leninista y castrista es la Iglesia Católica, a quien mantienen vigilada. “En general, toda institución que reúna grupos y los haga pensar, es una amenaza. La Iglesia juega ese papel, reúne personas, las hace pensar, las acompaña, las ayuda y tiene un papel importante en la sociedad. Recibe una represión que no se conoce y no es muy visible”.

Aunque no exista una libertad física, hay una manera de conseguir la libertad del espíritu y de la mente. El P. Castor José Álvarez Devesa, quien reside en la ciudad de Camagüey, expresó a El Reporte que tras la revolución cubana se difundieron las ideas ateístas y marxistas, como la de “la religión es el opio del pueblo”. Pese al adoctrinamiento marxista y el intento de hacer a la gente dependiente del Estado, “las personas creen en Dios y ante el debilitamiento económico, las personas pusieron a Dios en el lugar que ocupaba ese Estado”.

La gente espera en la providencia y en la Iglesia Católica “tenemos la tarea de dar un rostro a Jesús que pide y que da. Y eso supone la libertad del hombre para dar su fe y su amor. En el tiempo en que la libertad estaba reducida, lo que hay que hacer es enseñar a vivir en la libertad, a responder a Dios libremente, pues él nos ha dado un libre albedrío”, explicó.

Tras la visita de San Juan Pablo II a Cuba en 1998, prosiguió el P. Álvarez, y el fallecimiento de Fidel Castro, el gobierno le dió un poco más de libertad de acción a la Iglesia Católica y pueden realizar obras de caridad ante el pueblo necesitado.

“Tratamos de ir a las prisiones, aunque es difícil visitar a algunas personas. Vamos a los hospitales, estamos dando comida a la gente que vive en la calle, hacemos misas en algunas casas y acompañamos a las familias que tienen a sus hijos presos desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021 y algunos presos políticos opositores al régimen”, contó.

Sin embargo, desde la revolución la Iglesia Católica perdió la administración y la enseñanza en las escuelas y universidades a su cargo, y solo tiene jurisdicción sobre los templos construidos antes de la llegada de los Castro al poder.

También han asumido un rol de enseñanza porque, según explicó el sacerdote, “la educación estatal se encuentra actualmente en una crisis muy grande. Por ejemplo, un muchacho que asiste a mi parroquia en Camagüey me contó que de las ocho clases que debe recibir al día, solo le dan una. Ante esta preocupación, la Iglesia brinda otro tipo de enseñanzas para que la gente abra su mente y conozca otras cosas, aparte de la catequesis que se imparte”.

Libertad en la prisión

Las manifestaciones del llamado 11J (que ocurrieron en 2021), fueron un momento de prueba, pero al mismo tiempo de libertad tanto para Neifé Ragau y el P. Álvarez.

Neifé contó a El Reporte que ella estaba cubriendo periodísticamente una de las protestas en Camagüey cuando fue detenida violentamente por la policía y se la llevaron a una carceleta. “Hubo todo tipo de tratamiento. Tengo amigos que fueron golpeados, otros que aún están presos. Yo viví una violencia psicológica: me mantenían en la oscuridad, no me dejaban llamar a mi familia. Con la ayuda de un abogado, me enviaron a arresto domiciliario. Pero la Iglesia Católica y varios medios independientes e internacionales difundieron mi caso”.

“El gobierno le teme mucho a los casos de personas cuyos derechos han sido vulnerados y se han hecho visibles. Eso me ayudó a salir libre de la prisión a los 10 días y del arresto domiciliario”, manifestó.

Por su parte, el P. Álvarez contó que él también estaba en Camagüey cuando se topó con las protestas y decidió involucrarse para impedir enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los civiles.

“Yo estaba intentando apartar las riñas, pero en un momento que estaba sacando a alguien de la violencia, recibí un golpe con un palo en la cabeza y me di cuenta que estaba sangrando. Un policía me dio socorro, me llevaron a un policlínico y luego al calabozo, donde estuve una noche”, relató.

En ese calabozo, prosiguió, “había varias jóvenes detenidos. En ese entonces yo tenía 50 años y era el más viejo en la prisión. Así que tuve la oportunidad de rezar con ellos y tuvimos un encuentro de libertad allí dentro. Al día siguiente pude salir”, señaló y explicó que también le impusieron una medida cautelar y le impidieron salir del país. Su caso se hizo viral en las redes sociales y gracias a eso fue libre.


¿Hay esperanza?


Neifé Ragau dijo a El Reporte que en medio de todo este panorama, “la esperanza está bastante quebrada. Muchísimos cubanos la perdieron o piensan que eso que esperan no es posible ni que se puede alcanzar a largo plazo. Hay jóvenes que deciden quedarse y apostar por Cuba y otros que le siguen el juego al gobierno, ya sea por oportunismo o miedo. Hay una ola migratoria y esta realidad continuará”.

“Lo peor del gobierno es que vulnera y limita muchísimo las libertades del ser humano que vive en Cuba, esto quiebra a la sociedad y al ser humano. La revolución no existe, pues cuando una revolución no trae cambios positivos, deja de serlo y se convierte en un fracaso”, manifestó.

Lo único que pueden hacer ciudadanos como Ragau y el P. Álvarez es continuar acompañando a su pueblo física y materialmente, así como alzar su voz para defender los derechos y la libertad de sus compatriotas en la isla. El hecho de decidir ayudar a los demás y oponerse a un régimen dictatorial ya los hace libres. Esta es la realidad de muchos en Cuba. No hay playa paradisíaca ni hotel lujoso que pueda esconder la escasez y la represión que sufre esa nación a diario.

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