OpiniónDomingo, 24 de marzo de 2024
Gabo y Verne póstumos, por Alfredo Gildemeister

Hace poco más de cien años, un joven escritor llamado Julio Verne, enviaba el manuscrito de su segunda novela por correo a su editor Pierre-Jules Hetzel. Su primera novela “Cinco semanas en globo” había tenido un éxito rotundo, por lo que muy entusiasmado, escribió su segunda novela, enviándosela a su editor. Sin embargo, las semanas transcurrían y no recibía respuesta de éste. Al fin, un buen día recibió una carta de Hetzel en la que rechazaba publicar la novela de Verne, criticándola a más no poder, advirtiéndole que no siguiera escribiendo novelas como esa y recomendándole que escribiera como en su primera novela. Hetzel le escribió: “Me ha decepcionado profundamente. Este manuscrito está muy alejado de la calidad de su primera novela. Ha intentado un proyecto demasiado ambicioso y ha fracasado. Quizá pueda intentar algo de esta envergadura más adelante, cuando sea un escritor más maduro, no ahora”. Verne, muy decepcionado, tomó el manuscrito, lo guardó en un cajón de su escritorio, decidiendo no querer saber más de éste, e hizo un esfuerzo por olvidarlo, poniéndose a escribir otra novela diferente a esa, tal como le había aconsejado su editor. Las siguientes novelas de Verne tuvieron mucho éxito y la fama de Verne se hizo mundial. Verne murió en 1905, siendo un escritor exitoso y con un gran prestigio.

Ochenta y cuatro años más tarde de su fallecimiento, en 1989, un bisnieto de Verne se puso a ordenar algunos muebles viejos que estaban en la antigua residencia en donde su famoso bisabuelo había vivido, y entre unos papeles amarillentos, encontró un paquete atado. Era un manuscrito firmado por su bisabuelo. Se trataba de la segunda novela que rechazara Hetzel y que nunca publicó. Era una novela deslumbrante escrita en 1863 en donde Verne describía de una manera magistral, el París del futuro, en 1963. La novela dejó asombrado al bisnieto pues ésta describía el París de 1963 y ese mundo futuro, casi a la perfección, como si Verne hubiera visto ese futuro con sus propios ojos. Si bien en sus famosas novelas Verne siempre daba una visión positiva y divertida de las cosas, en esta novela inédita, su visión era negativa y hasta pesimista, pues describía un mundo totalmente tecnificado por los progresos de la humanidad del siglo XX, en donde, además, las finanzas y el dinero lo manejaban todo, siendo las humanidades y las artes totalmente despreciadas y venidas a menos. La descripción que hace Verne del París de 1963 incluía trenes de alta velocidad, automóviles por combustión interna, cómodos y rápidos circulando por calles y avenidas atestadas de estos, un mundo dominado por la electricidad, aeronaves por los aires y una ciudad muy iluminada con farolas de luz eléctrica y luminosa publicidad por doquier. Describe Verne lo siguiente: “La mayoría de los innumerables vehículos que congestionaban la calzada de los bulevares se movía sin caballos; avanzaban gracias a una fuerza invisible, por medio de un motor que funcionaba con la combustión del gas… La multitud llenaba las calles; estaba por llegar la noche; las tiendas de lujo proyectaban resplandores de luz eléctrica a lo lejos…”. En 1994, cinco años más tarde de ser descubierta, la novela fue publicada de manera póstuma en Francia, bajo el título de “Paris en el siglo XX”. En ella Verne vaticinaba el mundo futuro de 1963. Refiriéndose al gran progreso tecnológico, describía lo siguiente: “…los hombres de 1960 ya no admiran estas maravillas; las disfrutaban tranquilamente, sin por ello ser más felices, pues su talante apresurado, su marcha ansiosa, su ímpetu americano, ponían de manifiesto que el demonio del dinero los empujaba sin descanso y sin piedad…”. Ese mundo futuro descrito por Verne, ¿no les suena conocido y familiar?

Poco más de cien años más tarde del momento en que Verne enviaba su segunda novela a Hetzel, un joven periodista colombiano enviaba su primera gran novela al editor Carlos Barral, editor cuyas oficinas se encontraban en la ciudad de Barcelona, España. Al igual que sucediera con Verne, un relativamente joven Gabriel García Márquez, más conocido como “Gabo” entre sus amigos, esperaba la respuesta de Barral. Pasaron las semanas sin recibir respuesta alguna, hasta que le informaron que Barral no había leído su novela y que la había dejado debajo de una ruma con otros manuscritos en su escritorio de la oficina en Barcelona, pues Barral no acostumbraba a revisar novelas, le aburrían. Decepcionado Gabo, decidió enviar su novela por correo a un conocido amigo editor, un tal Porrúa, director de Editorial Sudamericana en Buenos Aires, Argentina. Luego de leer la novela Porrúa decidió publicarla. Así fue como en 1967 se publicó “Cien años de soledad”, teniendo dicha novela un éxito sin precedentes hasta el día de hoy. ¡Cómo le pesó a Barral el no haberle publicado a ese periodista colombiano, su primera gran novela!

El éxito de Gabo como escritor con los años es de todos conocido. Sin embargo, recién iniciado el siglo XXI, Gabo comenzó a escribir una novela, originalmente pensada como un cuento, corrigiéndola varias veces, meditándola y saboreándola sin animarse a publicarla. En el 2004 se sentía contento del resultado, pero volvía a revisarla y a introducir pequeñas modificaciones sin animarse a publicarla, hasta que en 2014 Gabo falleció. Hoy, a los diez años de su muerte, sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha, deciden publicar el borrador de la novela -la cual se encontraba en los archivos del Harry Ransom Center de la Universidad de Texas en Austin​- en conmemoración de los diez años de su fallecimiento. Ellos declararon lo siguiente: "’En agosto nos vemos’ fue el fruto de un último esfuerzo por seguir creando contra viento y marea. Leyéndolo una vez más a casi diez años de su muerte descubrimos que el texto tenía muchísimos y muy disfrutables méritos y nada que impida gozar de lo más sobresaliente de la obra de Gabo: su capacidad de invención, la poesía del lenguaje, la narrativa cautivadora, su entendimiento del ser humano y su cariño por sus vivencias y sus desventuras, sobre todo en el amor, posiblemente el tema principal de toda su obra”. La novela acaba de ser publicada póstumamente el pasado 6 de marzo de 2024, aniversario 97 del nacimiento de Gabo.

Como hemos podido apreciar, dos grandes escritores como Verne y Gabo continúan publicando novedades, grandes creaciones, de manera póstuma. Ambos sufrieron rechazos y humillaciones, y hoy son grandes escritores. Gabo con un Premio Nobel de Literatura y Verne con el reconocimiento de toda la humanidad a su visión de futuro y casi poder de predestinación. Les invito a leer ambas novelas. Con casi cien años de diferencia, estilos muy diferentes, pero… son la obra de dos grandes genios. Léanlas. No les cuento más.

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