OpiniónDomingo, 24 de marzo de 2024
Impuesto al Netflix y las lecciones que nunca aprendemos, por Hans Rothgiesser
Hans Rothgiesser
Economista y periodista

Durante el gobierno militar era común que los genios económicos de izquierda, de los cuales algunos aun sobreviven, se creyeran muy astutos por encontrar maneras de extraerle más y más recursos a los supuestos ricos del Perú.Así, por ejemplo, se inventaron un subsidio cruzado que cobraba por encima de la tarifa de mercado a las llamadas de larga distancia.Con ese excedente se financiaba un subsidio a las llamadas de teléfono locales.Esto se podía hacer porque la telefonía en el Perú estaba en manos de empresas públicas y el gobierno no se molestaba en escuchar a los afectados nunca jamás.

La perversa lógica detrás de este subsidio cruzado era que solo los ricos llaman por teléfono a otros países, porque tienen familiares en Paris e inversiones en Londres.Y que el pueblo peruano llama solo por teléfono local, porque es pobre y se comunica con sus seres queridos que también son pobres.Pues bien, seguramente hay ricos que tenían familiares en Europa, pero no solamente los ricos necesitaban hablar por teléfono a otros países en un mundo en el que no había internet.

También estaban los exportadores e importadores, que necesitaban hacer coordinaciones.Estaban los profesionales especialistas que necesitaban estar en contacto con los referentes de sus industrias.Estaban los académicos que debían hablar con otros académicos.A todos ellos el gobierno militar les clavó un costo adicional para funcionar.Es reflejo del bajísimo nivel de análisis de los que manejaban la economía peruana que se haya creído que el servicio de larga distancia es de ricos y el local es de pobres.De eso y del desprecio que tenían por los verdaderos economistas y analistas que advertían del problema a gritos, pero no les hacían caso.

Incluso hoy en día, los que promovieron esta clase de medida se creen muy astutos por haberlas implementado.Reflejo de eso es que las volvieron a proponer cuando pasaron por el gobierno brevemente en los meses en los que Pedro Castillo fue presidente.Es decir, nunca aprendieron nada.

Quizás la perla de esta corona es la propuesta de ponerle un impuesto a Netflix.Toda la argumentación alrededor de esta propuesta demostraba que no tenían ni idea de los últimos adelantos de la ciencia económica de los últimos dos siglos.Primero, hace mucho tiempo sabemos que una economía que está en recuperación necesita la creación de nuevos impuestos como una fogata necesita nitroglicerina.Lo que una economía en recesión necesita es que la gente consuma más, que las empresas inviertan más.Eso no se va a lograr si les quitas dinero a través de nuevos impuestos.Segundo, decían que el gobierno necesitaba urgentemente dinero para hacer el gasto público necesario para sacarnos de la crisis.Por un lado, el Perú tenía un bajo nivel de endeudamiento en relación a otros países de la región.Lo que sea que se habría sacado por este nuevo impuesto se podría haber levantado con una emisión de bonos bien hecha.Pero eso requiere un nivel de sofisticación de manejo de la economía y las finanzas que el primer ministro de economía de Castillo claramente no tenía.Por el otro lado, mucho más dinero se habría podido separar si se reducía el gasto público innecesario.Como, por ejemplo, cerrando Petroperú.

Ni qué decir del hecho de que un impuesto a Netflix no es ningún golpe a los ricos.Ni por asomo.Para empezar, las cifras muestran que la mayor cantidad de usuarios de este servicio están en los niveles socio económicos B y C.No en el A.Así que un impuesto a Netflix golpea más a la clase media -que se supone que queríamos promover- que a los ricos.Además, presenta una serie de complicaciones legales que seguramente lo harían inaplicable.Por ejemplo, el streaming de Netflix es un servicio producido en el extranjero y consumido por peruanos.En ese sentido, es una importación de servicios.Es decir, no tiene por qué pagar IGV o un ISC.Tendría que ser un impuesto con nombre propio, lo cual es complicado por los tratados de libre comercio que hemos firmado.O un impuesto a todo servicio de streaming en sus distintas modalidades (Spotify, Steam, SAP, etc), que generaría costos adicionales a varias industrias en el Perú.

Tal y como lo fue sobrecargar el servicio de telefonía de larga distancia. No hemos aprendido nada en medio siglo.

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