OpiniónDomingo, 31 de marzo de 2024
Domingo de resurrección, por Gustavo Nakamura
Gustavo Nakamura
Director del CIPP

Este no es un domingo cualquiera ni un fin de semana más para quienes profesamos la fe católica. Aquí, la muerte y resurrección de Jesucristo marcaron un antes y un después para el mundo, y especialmente para el mundo occidental.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver este acontecimiento, que gran parte de la población conmemora, con la política o con el debate de ideas? Me temo que mucho, aunque muchos dirán que este es un estado laico y que la religión va por otro camino. Esto manifiesta un total desconocimiento de que muchas de las ideas de estado, nación y ciudadanía tienen sus bases antropológicas en la filosofía griega, a la que el cristianismo luego le otorgó una visión mucho más trascendental. Además, brinda una concepción al mundo occidental. ¿Cómo fue esta difusión del trabajo cultural, que, en términos católicos, se llama evangelización? En principio, fueron los monasterios y conventos, pero principalmente fue la universidad la que aportó a la cultura, la ciencia, la filosofía y, claro está, a la política.

¿Cómo están ahora estas universidades de confesión católica? ¿Se mantienen los principios del cristianismo o ya abrazaron las ideas del progresismo para no quedarse "fuera del enfoque global"? ¿Cuántas de estas universidades hoy albergan a centros de pensamiento o colectivos alejados de la misma doctrina social? Me temo que la respuesta es lamentable: "el enemigo está dentro e incluso gobierna la casa". Por ende, cabe preguntarnos, ¿aún se puede hacer algo? ¿Hay esperanza? Yo creo que sí.

Primero, hay que reconocer que hemos tocado fondo y que no basta con celebrar la resurrección, enviando mensajes en cadena, sino entender y comprender que la resurrección trae un antes y un después, y por ello un mensaje de fuerza fundamental que debe ser traducido en todos los ámbitos del conocimiento, la cultura, la ciencia y la política. Es un modo de ser, vivir y comprender el mundo.

Segundo, al menos una universidad en el país no debe tener miedo y debe dar la batalla cultural en el ámbito académico y social. Otros países ya lo hacen, ¿por qué no en el Perú? Tenemos el ejemplo de CEU-CEFAS en España, que en poco tiempo se ha convertido en uno de los centros de pensamiento más influyentes en el campo del liberalismo-conservadurismo para Iberoamérica.

Que la fiesta de la resurrección no quede solo en las Iglesias, sino que nuestros pastores den la batalla que deben dar, apostando por la batalla cultural, social y antropológica, y que vuelvan a la tradición y a la doctrina que dicen propagar por más de 2000 años.

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