Paralelamente a la macrocriminalidad transnacional, que sigue cobrando víctimas todos los días y puntualmente en el país, continuamos con una permanente crisis política azuzada por una progresía empecinada en tomar el poder del Estado a como dé lugar, usando sus "juguetes" preferidos o "armas" más sofisticadas, como el sistema de justicia y los medios de comunicación adictos, y no los recursos convencionales de cualquier demócrata, como son el discurso político que conecte con la población (están desacreditados) o el uso de las urnas electorales. "Qué pereza", dirán, "mejor" la ley del menor esfuerzo y la vía rápida de anular al contrincante y listo. Así son.
Sin embargo, no podemos dejar de mirar la criminalidad, en la que el gobierno de la presidenta Dina Boluarte pretendió por todos los medios convencernos de que existe un "Plan Perú", que seguramente lo hay, pero eligió al peor interlocutor para este reto, su propio ministro del Interior, Víctor Torres, quien, como dice la propia mandataria, "no tiene pico de oro". Con eso, si existieran dichos resultados positivos en la lucha anticriminal, no se dejan notar ni hacerse sentir en el imaginario popular.
Esto revela indudablemente, si le damos el beneficio de la duda al señor Torres y al Gobierno, que uno de los problemas es el comunicacional. Pero se equivocan aquellos que creen que el fenómeno criminal es casi exclusiva responsabilidad del sector interior y de la Policía Nacional y, por lo tanto, el sistema comunicacional debe ser de exclusividad de este sector. Pues a quienes creen eso les decimos que están equivocados y que la marea negra en la que se ha convertido el avance criminal transnacional es transversal a todos los sectores sociales, a todas las formas de creación de riqueza o empresariales y a todos los sectores del Estado. Por lo tanto, lo que corresponde es la transversalidad en una estrategia comunicacional bien montada.
Es por eso que entre las sugerencias que dejamos en el Congreso de la República, en la Mesa Técnica de seguridad ciudadana promovida por el congresista Alejandro Muñante, Patricia Chirinos y Alfredo Azurin en los días anteriores, contempla una estrategia comunicacional a manera de vasos comunicantes entre todos los ministerios, en la que el sector interior, para este tema, sea el eje central de donde salen las acciones positivas (capturas, ayudas sociales, formas de acercamiento y participación ciudadana y otras) que deben ser compartidas por los ministerios a fin de dar una sola imagen que cubra el espacio dejado a las malas noticias o a las de contenido morboso que la prensa común toma siempre como referencia ante la falta del otro contenido.
No está mal el uso de las redes y los contenidos institucionales que hay en plataformas como TikTok o X (ex Twitter), sin perder de vista los objetivos que se quieren conseguir: incentivar una cultura de denuncia, que los ciudadanos puedan identificar si entre los capturados está su agresor en otras zonas de la ciudad o del país (incluso del extranjero), de qué manera pueden organizarse y participar en esta lucha desde una perspectiva de prevención, y otras actividades valiosas que el sector interior pierde la oportunidad de comunicar por falta de esta estrategia interconectada comunicacional.
Si queremos tener los mismos resultados, que se siga haciendo lo mismo; si queremos obtener resultados diferentes, este es el momento de hacer las cosas de manera diferente, salir de la caja que nos constriñe y anula la creatividad para mejorar la forma de comunicar a la población, y ser parte de esa gran estrategia para la lucha contra el crimen transnacional. Éxitos. ¡Sí se puede!