OpiniónDomingo, 7 de abril de 2024
¡Con mis Rolex no te metas!, por Alfredo Gildemeister

Dice un viejo aforismo lo siguiente: “Dime cuanto gastas y te diré cuanto te ingresa”. Así de simple y claro. No olvidemos este principio. Ahora vamos a los hechos. En estos últimos días, los medios nacionales e inclusive, los internacionales, han informado del denominado “affaire Rolex”, esto es, sobre el escándalo originado y que es hoy de conocimiento público, que la presidente Boluarte sea propietaria -o al menos poseedora- de toda una diversidad de finos relojes marca Rolex, así como diversas joyas como pulseras y collares, valuados en varias decenas de miles de dólares. Cabe mencionar que el que una persona posea joyas, finos relojes, colecciones autos deportivos o sea propietaria de diversos inmuebles o casas en exclusivos balnearios o realice diversos viajes de placer al año, se compre ropa cara y de marca, no tiene nada de malo ni constituye una infracción o un delito. Toda persona tiene derecho a gastar su dinero en lo que le da la gana, en vivir como le da la gana y ponerse encima lo que le da la gana. Sin embargo, dicha persona con esa riqueza y nivel de vida, siempre debe tener en cuenta un pequeño detalle: debe siempre poder sustentar el origen lícito de dichos bienes. De allí el aforismo citado anteriormente: “Dime cuanto gastas y te diré cuanto te ingresa”, o en todo caso “cuanto debería ingresarte”.

Si una persona posee autos caros, joyas, ropa cara de marca, varios inmuebles como casa de campo, casa de playa, casa en la ciudad, y gasta en viajes de placer a Miami o a Europa, come habitualmente en restaurantes caros, etc. Por un mínimo de sentido común, uno asume que a esa persona le va bien en la vida, percibe buenos ingresos económicos, gana bastante dinero o en todo caso, el dinero suficiente para permitirle llevar y mantener ese nivel de vida. De allí que, si se gasta mensualmente altas sumas de dinero en todo eso, es porque también se obtienen los suficientes ingresos que le permiten a esa persona mantener ese nivel de vida tan costoso. Repito, ello no tiene nada de malo ni de escandaloso, siempre y cuando puedas demostrar que ganas lo suficiente para permitirte ese nivel de vida o la adquisición de esos bienes tan costosos, más aún si eres funcionario público.

El problema surge cuando una persona que posee bienes costosos y vive un alto nivel de vida, no percibe los ingresos suficientes para mantener ese nivel de vida. Entonces la pregunta lógica que toca hacerse es: ¿Y de dónde diablos obtiene esos bienes o como hace para vivir con ese ritmo de gastos tan altos? Peor aún si dicha persona es un funcionario público, elegido o no, que ocupa un alto cargo público, como la presidencia de la República, un curul en el Congreso, ser ministro de Estado, alcalde, regidor, etc. En esos casos, con mayor razón, le guste o no, un funcionario público debe ser totalmente transparente en cuanto a los bienes que posee y el nivel de vida que lleva. De allí la obligación de todo funcionario público, de efectuar una declaración jurada de sus rentas y bienes, al asumir un cargo público.

En el caso de los relojes Rolex y demás joyas de la presidente Boluarte, al margen de las implicancias penales y éticas, que pudieren existir -lo cual está siendo materia de investigación-, también está el aspecto tributario de esta situación. La legislación tributaria peruana, como la de la mayoría de los países del mundo, establece que uno debe declarar sus rentas anuales y pagar el correspondiente impuesto a la renta anualmente. Por lo tanto, es muy sencillo de dilucidar que, si una persona realiza gastos importantes, adquiere bienes costosos como joyas e inmuebles, por ejemplo, debe constar en su declaración jurada los ingresos suficientes que justifiquen y sustenten dichos gastos y alto nivel de vida. De allí que, de acuerdo con la legislación tributaria peruana (Código Tributario y Ley de Impuesto a la Renta), si una persona no puede sustentar sus gastos y bienes, con los ingresos correspondientes, la ley presume que dicho contribuyente ha obtenido incrementos patrimoniales no justificados, procediendo a cobrarle el impuesto a la renta correspondiente con una tasa alta a modo de sanción. Obviamente, siempre y cuando dichos “incrementos” no justificados, esto es, no sustentados, no provengan de delitos como el lavado de activos, narcotráfico o terrorismo. Todo ello amén del delito de enriquecimiento ilícito. ¿Recuerda la sospechosa compra de inmuebles realizadas por el delincuente Toledo en el denominado caso Ecoteva y como Toledo no pudo justificar el origen del dinero para realizar dichas compras, alegando sustentos ridículos? Bueno, hoy ya sabemos el origen sucio de ese dinero (¿millonarias coimas?).

En resumen, si una persona, desde el punto de vista tributario, no puede sustentar el origen de un ingreso de dinero o la adquisición de ciertos bienes, se aplican las denominadas presunciones legales. En este caso, se presumirá que dichos incrementos patrimoniales no justificados generan un impuesto, salvo que provengan de un delito obviamente. En el caso de la señora Boluarte, ella debe sustentar el origen de las joyas que posee y que luce a diario. No basta decir que son un “préstamo” (¿Alguien puede creer que se le presten joyas a un presidente? Solo lo he visto en el caso de ciertas actrices para que desfilen regias en la alfombra roja, en la entrega de los Premios Óscar) o peor aún, alegar que solo se trata de simples “obsequios”. ¡Peor aún! ¿Nos ha visto cara de tontos a los peruanos la señora Boluarte? Ya los antiguos romanos decían que “la mujer del Cesar no solo debe ser buena, sino parecerlo”. Con mayor razón, si es un funcionario público y más aún, la presidente del Perú, un funcionario público en general no debe aceptar regalo alguno. Más aun cuando se trata de costosísimos regalos como joyas. De hacerlo, el que realiza el regalo, obviamente, va a esperar algo a cambio, como la aprobación de la transferencia de cien millones de soles para el gobierno Regional de Ayacucho del señor Oscorima. Cabe recordar la anécdota del cañoncito de oro regalado al presidente Ramón Castilla. Siempre estos “cañoncitos” disparan. En el caso de Boluarte, ¡Vaya que disparó! ¡Tremendo cañón de cien millones de soles!

Finalmente, solo pregunto: si se tratase de un contribuyente común y corriente al que la SUNAT fiscalizase y le encuentra catorce relojes Rolex y demás joyas, ¿Se tragaría la SUNAT el cuento de que dicho patrimonio no justificado (sustentado) constituye un “préstamo” o peor aún, un “regalo”? Ahí no más lo dejo. A buen entendedor, pocas palabras. El sentido común se impone y no se olviden que los gastos que realices en tu vida, están siempre ligados a tus ingresos. Cuando esa relación se rompe y no guardan coherencia tus gastos con tus ingresos, definitivamente estas en problemas y solo te queda gritar ofendido… ¡Con mis Rolex no te metas!

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