Al parecer la campaña electoral ha iniciado, es poco usual cuando estamos aún a dos años de las elecciones generales, aunque algunos vaticinan que será mucho antes, lo cual no es descabellado, pues lamentablemente estamos acostumbrados que “en el Perú, cualquier cosa pueda pasar” Más allá de ello, los partidos han iniciado una serie de reuniones con posibles candidatos de toda índole, lo cual están en todo su derecho y deber:, la pregunta es: ¿evaluarán la ideología, la hoja de vida con sus respectivos antecedentes, y no estaría nada de más una evaluación psicológica? Lo sabremos en el mediano plazo, pero las últimas experiencias nos reafirman que muy pocos hacen una verdadera selección.
Pero la campaña no solo ha iniciado para los partidos que tienen representación en el Congreso, sino también para aquellos se han vuelto a inscribir, y otros que son un reciclado que salieron o fueron invitados al retiro de sus respectivos partidos, que son “la reserva moral” “los más idóneos” “los políticamente correctos” que son en algunos casos del beneplácito de algunos empresarios o CEOs, y son los preferidos por cierta prensa.
Este grupo que muchos de nosotros los identificamos, que se llenan la boca hablando de las reformas, de la gran reforma política que trabajo Vizcarra, que es muy importante la formación e idoneidad que deben ser los políticos, que la formación política es indispensable, con lo cual estamos de acuerdo, pero su actuar dice otra cosa, pues son aquellos que cambian de partido cada vez que pueden… que pasan de morado a amarillos o si se les pasa la mano más rojitos. Digo más rojitos porque todos sabemos que piensan como socialistas pero les encanta vivir con el dinero capitalista, y para estar más acordes con la modernidad y su cuota social su bandera es el arcoíris ¿Aun asi les creemos? Cada uno es libre decidir lo que guste, pero señores, un poco más de sentido común.
Cuidado, las encuestas nos llevan al escenario perfecto, donde “los dignos” son la única alternativa moderada que puede salvar al país. El cuco de un extremista de izquierda (Antauro) y la siempre perfecta Keiko para este escenario, donde los únicos que pueden salvarnos son ellos. Estos que quisieron e incentivaron que Castillo sea presidente y votaron por él y su vicepresidenta Dina Boluarte, pero que hoy no se responsabilizan de su voto y nos dan ejemplo de moralidad e idoneidad. Está claro: No hay peor ciego que no quiera ver.