Este pasado fin de semana se dieron grandes peleas en el torneo de artes marciales mixtas UFC 300 celebrado en Las Vegas; sin embargo, solo una de ellas tuvo un inhabitual discurso de vencedor. El luchador brasileño, Renato Moicano, tras ganar la contienda por K.O. a Jalin Turner, lanzó el siguiente mensaje a millones de televidentes de todo el mundo: "Amo a los EE UU. Amo la Constitución de los EEUU. Amo la Primera Enmienda. Quiero poder llevar encima todas las armas que quiera. Amo la propiedad privada. Y dejadme que les diga algo: sí les preocupa nuestro país, lean a Ludwig Von Mises y las seis lecciones de la Escuela Austriaca".
Las seis lecciones de la Escuela Austriaca a las que se refiere Moicano, son una serie de charlas y conferencias hechas en Argentina en 1959, las cuales fueron organizadas por Alberto Benegas-Lynch (Padre del vigente intelectual Alberto Benegas-Lynch). En dichas charlas, Mises rescata la importancia de la propiedad privada y la información dispersa. Dando enormes golpes a la organización centralizada mediante el socialismo (la cual imposibilita el cálculo económico) y, además, critica enormemente el intervencionismo, señalando que este crea distorsiones en el mercado. El austriaco también habla de la inflación, los ciclos económicos y la importancia de una batalla de las ideas para mejorar la demanda y oferta política.
Resulta interesante que un deportista cite a un intelectual libertario por televisión, pero siendo un poco más minucioso con el acontecimiento, creo que no debería extrañarnos tanto, pues el mensaje liberal-libertario pretende siempre anteponer al individuo, reivindicando su esfuerzo y volviéndolo el protagonista de su vida. Alguien como Moicano debió haber entendido perfectamente estos valores. Cada pelea que este da es una muestra de su esfuerzo, talento y dedicación. En cada contienda puede salir perdedor, pero únicamente su perseverancia y actitud frente a esta hará que este pueda salir victorioso. Meritocracia pura.
El deporte en general tiende a rescatar valores tradicionalmente de derecha. Norberto Bobbio señala que la verdadera distinción entre izquierdas y derechas, es que la primera es igualitaria, mientras que la derecha es meritocrática. El deporte, en este sentido, incita mucho más a la meritocracia. Gana la copa quien hace mejor las cosas y derrota a los demás. Es un proceso de recompensas.
Los griegos, por ejemplo, entendieron el deporte además de como una actividad que iba más allá de la salud física y mental del ser humano, como una actividad civilizatoria. Los deportes para estos reivindicaban la tradición, pertenencia e identidad. Para muchos el deporte era una forma de medir el nivel de civilización de cada reino.
Más allá del golpe
Pero no nos aburramos tanto con los temas conceptuales, hay algunos ejemplos más, que como el brasileño Moicano, nos sacarán más de una sonrisa. En el tenis también nos topamos con personajes espléndidos. Quién no recuerda cuando Rafa Nadal cayó a una periodista que le increpó por la “brecha salarial” entre hombres y mujeres, adjudicando que este es el resultado de un orden social patriarcal. La respuesta de Nadal fue exquisita, sencillamente una lección de cómo funciona el mercado, digna de cualquier Chicago Boy.
“Lo que se tiene que conseguir es que no por ser hombres o mujeres se gane más, sino por la calidad de tu trabajo y lo que seas capaz de vender o generar”, sentenció el tenista.
Finalizó su respuesta señalando que, así como en los deportes, los que generan más movimiento de capitales son por lo general los hombres. En todo lo relacionado a las modas o certámenes de belleza, son las mujeres las que crean mayor valor y por ello mismo el capitalismo premia más a mujeres que a hombres en dichos rubros.
Dejemos a Rafa Nadal un momento y pasemos a analizar a uno de sus más fervientes rivales, Novak Djokovic. En la época de pandemia, cuando los gobiernos del mundo instaban a todos a vacunarnos para poder viajar o simplemente ir a trabajar. Muchos como Djokovic se pelearon con la OMS y el establishment mundial. Afirmaron su derecho sobre su cuerpo y negándose al estado. Esto generó un malestar social enorme y más de una cana en el cabello a todos esos fieles súbditos de la corrección política, en esos tiempos, dada por la OMS.
El tenista no solo no pudo viajar a muchos lugares, sino que gran parte de sus fans se le fueron en su contra como si este fuese un delincuente o terrorista. Es increíble cómo en esos años la corrección política sanitaria dividió a muchas naciones en buenos y malos. Sin embargo, Djokovic a pesar de la opinión pública fue un emblema para muchos líderes de derecha como Javier Milei.
Y justamente en ese recorrido de Milei a la presidencia uno de sus batallas más importantes fue la dolarización. Recuerdo que hubo un video bastante viralizado en tiktok, del ex futbolista argentino y ahora streamer, Sergio “Kun” Agüero en donde avala la dolarización a capa y espada.
“Hay que dolarizar, y el peso a tomar por culo” – esas fueron las palabras culminantes que dejó el máximo goleador del Manchester City en su canal de Streaming.
En líneas generales, existen muchos deportistas que se han quejado y han luchado desde su tribuna con varias imposiciones o narrativas propias de la izquierda, incluso algunos han tomado partido político sin miedo a represalias. A la conclusión que trato de llegar es que los valores del deporte en general (compromiso, orden, disciplina, mérito, esfuerzo, dedicación, triunfo) son propios del pensamiento filosófico que evoca la derecha.
No obstante, con esto último no digo que no puedan existir deportistas de izquierda, debe haber miles, solamente recalco que la práctica deportiva termina llevando a la persona a apreciar dichos valores liberales y conservadores, propios de una verdadera derecha. ¿El deporte es derechista?
Por lo menos de izquierda no es.