Lima es un caos, todos nos quejamos y sufrimos constantemente con el tráfico infernal de nuestras calles, rogando por soluciones integrales que nunca llegan, y claro; cuanto más saturación tengamos más fácil será vender cualquier solución sin importar realmente su costo, o peor aún su vigencia en el tiempo.
Semanas atrás se difundía con bombos y platillos la aprobación y concesión del anillo vial periférico de Lima, que interconectará 12 distritos y solucionará el tránsito. Tras lo cual internamente me quedé con la duda de cuántos terrenos habría que expropiar y hoy precisamente se publica un informe señalando que hay al menos 2400 familias -si acaso no son muchas más-, que no está plenamente dispuestas a vender sus terrenos para facilitar la construcción de la obra.
Ante esto, solo me pregunto, si ya hemos tenido -hace poco- dos malas experiencias con liberaciones de terrenos en lima (Línea amarilla y Aeropuerto Jorge Chávez), cómo es posible que para la ejecución de un mega proyecto no se tenga en cuenta que la liberación de terrenos es una de las complicaciones más grandes a resolver, más aún cuando son de alto impacto respecto de los plazos de entrega.
Personalmente, llevo años preguntándome ¿Por qué los peruanos siempre buscamos las soluciones más caras? ¿Somos millonarios? ¿Es muy complicado proponer soluciones más prácticas? Hagamos un ejercicio:
Si uno de los problemas más frecuentes del embotellamiento vehicular ocurre porque la “vía de evitamiento” se ha distorsionado y convertido en una vía para la aglomeración de vehículos, por qué rayos nadie plantea un tren eléctrico elevado que fluya por el medio de la misma vía para que conecte unos 15 distritos de la capital desde Santa Rosa hasta Lurín, o incluso extendiéndose en un futuro con líneas que lleguen hasta los balnearios de San Bartolo y Santa María. Con eso hasta nos libramos de la famosa tortura que producen “los peajes del diablo Odebrecht”.
Nótese que un tren eléctrico elevado (Como línea 1), no requiere de la excavación de inmensos volúmenes de tierra (Uno de los procesos más caros en la ejecución de obras) y se puede ir construyendo con métodos de prearmado, con modelados de piezas estándar que irían reduciendo el costo y proceso de producción.
La afectación de los predios sería menor porque en su mayoría iría por el medio de una autopista que ya está liberada, la cual además perdería una gran cantidad de vehículos de transporte público, porque los usuarios se trasladarían en el tren eléctrico antes mencionado. Si a esto le suma estaciones de interconexión con la línea 1 y el metropolitano, vamos resolviendo más de 1 problema para el traslado de personas de norte a sur dentro de la capital. Si a esto sumamos la reducción de accidentes que hoy en día implica tener operando las líneas de los buses azules que salvajemente circula por la panamericana, se gana mucho más en el mediano y largo plazo.
Claro, hacer un proyecto no es tan fácil como escribir una columna, requiere de costosos estudios y diseños de ingeniería, así que seguro no faltarán los críticos que digan que una idea como la propuesta, no tendría espacio para colocarse en las zonas de San Martín de Porres, Puente Piedra u otros; o que también tendría tantos o más problemas de liberación de terrenos que el periférico, (aunque a primera vista me parece que serían menos); pero siempre se pueden buscar alternativas.
No digo que el periférico no sea necesario, ni mucho menos que no va a resultar útil para el desarrollo de la ciudad, pero ya vemos que empieza con problemas muy evidentes que inevitablemente impactarán en el plazo de entrega. Por eso creo que una línea de tren eléctrico elevada con la ruta anteriormente señalada, estaría siendo una solución más al alcance del ciudadano de pie, antes que un periférico que beneficia más a los dueños de vehículos particulares.
Recordar que, para reducir el tráfico en la ciudad, lo ideal es tener fórmulas de transporte masivo y eficiente. Mientras sigamos promoviendo soluciones para el transporte con métodos que promueven el uso atomizado de vehículos, seguiremos viviendo rodeados de más tráfico. De lo que he podido leer del proyecto del periférico, no he visto que contemple una línea BRT como la de metropolitano, y les aseguro que si no se plantea una alternativa como esta; más temprano que tarde, esa vía se convertirá en un caótico “Vía de Evitamiento parte II”. Los informales crecen hasta debajo de las piedras.
Yo no sé si la ATU, la municipalidad, o el MTC tengan alguna oficina de planeamiento con profesionales aterrizados, o que quizá ya hayan evaluado una propuesta como está descartándola porque interfiere con otros de sus proyectos, pero al paso que van; parece que estuvieran trabajando sin salir de sus escritorios para ver el día a día. Se priorizan las obras grandes (Que sin duda son necesarias), pero están dejando de lado muchas cosas que si bien son de menor dimensión, por su impacto deberían ser prioritarias para evitar la proliferación del caos en la ciudad. El cruce de Av. Universitaria con Venezuela, los problemas en cruces de semáforos en la Av. Faucett -que se pueden repetir en la Av. Santa Rosa con la operación del nuevo Jorge Chávez-, la costa verde con su falta de solución al semáforo en la bajada del ex Bertoloto, la falta de puentes para cruzar el río Chillón, o el provisional puente Santa Rosa, para el acceso al nuevo terminal del aeropuerto; son claros ejemplos de ello.
Y no nos digan que no hay plata para eso, pues ya se gasta en varias otras cosas que no resultan siendo tan productivas como mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de manera masiva.
Algunos dirán que “después de la guerra, todos son mariscales”; pero viendo cómo se resuelven estos temas últimamente; da la impresión de que algo anda fallando en la lógica de nuestros profesionales; y sin lógica o sentido común, no habrá desarrollo.