Desde abril del año 2018, la consigna “Nicaragua libre y soberana”, de la que se enorgullecen los sandinistas, ha mutado a “Nicaragua reprimida y controlada”.
Lo que era un reclamo pacífico del pueblo nicaragüense por las mejoras del Seguro Social y contra la pérdida de hectáreas de áreas naturales en la zona de Indio Maíz se convirtió en el escenario de la pérdida de libertad y de una violenta represión de la dictadura de Daniel Ortega.
Hace 6 años el pueblo nicaragüense salió a protestar y fue reprimido.
Seis años después, quienes se oponen al régimen pagan serias consecuencias.
Requiem por un sueño
Una fuente nicaragüense, que por seguridad pidió permanecer anónima, contó a El Reporte que los estudiantes universitarios que participaron en las protestas, como él, sufrieron una represalia tan dura del gobierno, que han truncado sus sueños pues se cuentan unas 40 universidades confiscadas.
“Las rebeliones iniciaron con los universitarios que salieron a las calles a protestar contra la reforma de 2018, el gobierno lo notó y no me parece extraño que la primera universidad que se robó o confiscó que la Universidad Politecnica (UPOLI)”.
Desde las universidades públicas, prosiguió, se comenzó a adoctrinar a los jóvenes para que sean defensores de la dictadura, pero los opositores sufren represalias.
“De los chavales que salieron a protestar de las públicas, estos fueron expulsados y sus expedientes académicos eliminados. Incluso se rumorea que varios documentos fueron quemados”, contó el joven de 24 años.
Nuestro informante también fue víctima de la ofensiva del gobierno contra los universitarios, especialmente cuando lograron confiscar las universidades privadas. En el caso de su universidad, el sacerdote que era rector fue exiliado, así como otros sacerdotes y seminaristas que él conocía, ya que la Iglesia Católica sufre persecución en el país.
“En mi caso, desde que me cerraron la universidad, mis notas, mis certificados, todo mi expediente fue secuestrado. Ha pasado un año desde que he solicitado mis documentos y no me entregaron nada”, comentó y dijo que otros conocidos suyos atraviesan la misma situación.
“Luchamos por esos documentos, porque sin ellos no tengo la prueba de que terminé mi carrera universitaria. Yo tengo casi dos años en el desempleo, no porque no sea una persona preparada, sino porque al ser opositor me cierran las puertas de las instituciones del Estado y de las ONG a favor del gobierno”.
En estas circunstancias, ser un opositor a la dictadura de Daniel Ortega y sobrevivir en Nicaragua es muy difícil. Familias como la de la fuente entrevistada no saben si comerán al día siguiente.
El régimen de Daniel Ortega ha reprimida las libertades fundamentales.
“Vivo con una de mis hermanas que trabaja como empleada doméstica y ella es la que está dando la cara por la casa y los gastos que conllevan. No gana mucho y estamos sobreviviendo. Hay para comer, a veces no hay. Esa es la verdad que hay en Nicaragua”, comentó.
La pérdida de un futuro profesional no sólo afecta a los jóvenes, sino también a los adultos.
El Reporte conversó al respecto con el periodista nicaragüense exiliado Marcos Medina, quien actualmente escribe para fuentesconfiables.com y La Prensa Nicaragua.
“En Nicaragua solo hay un mismo discurso mediático controlado desde la presidencia. Y los pocos medios privados están alineados a esa versión, de lo contrario los cierran o confiscan”, expresó y afirmó que el control a la población se da a través de las amenazas, el chantaje y la violencia.
“Hay mucho temor a ejercer periodismo independiente. Y no hay espacios informativos donde desarrollarnos”, prosiguió.
“Yo fui uno de los pocos periodistas que quedábamos en Nicaragua. El régimen aprovechó que realicé un viaje familiar al extranjero para negarme la entrada y desterrarme junto a mi familia. Eso fue en julio de 2023. Nos acogimos a la protección del gobierno de EEUU a través de solicitud de asilo”, contó.
Antes de su destierro, Medina era el director de Noticias matutinas de Radio Corporación, una emisora independiente de alcance nacional.
Puño de hierro
La fuente anónima que entrevistó El Reporte contó que las protestas del 2018 revelaron el verdadero rostro de un gobierno que aparentaba ser democrático.
“Una protesta contra la reforma del seguro social reveló lo que tapaba el gobierno, que es una dictadura sangrienta”, afirmó.
Por otro lado, preguntado si el gobierno respondió a los pedidos de los ciudadanos, Medina explicó que sólo intentó calmar el malestar social retirando la política que derivó todas las protestas. Pero, después impuso medidas más drásticas por la fuerza.
“El estado de violencia de facto que ha impuesto el régimen ha impedido que exista cualquier expresión de descontento social dentro de Nicaragua. Incluso sacar la bandera patria sigue siendo un delito”, comentó.
Entre las consecuencias políticas, indicó que por un lado, la sociedad ha decidido poner un alto a los abusos y arbitrariedades que había ido construyendo el régimen sandinista desde que asumió el poder en 2007. Pero la represión armada y violenta ha escalado a grandes niveles y se han perdido los derechos fundamentales.
“En términos prácticos la expulsión de nicaragüenses, destierro y desnacionalización de opositores, eliminación de la sociedad civil, cancelación de organismos de derechos humanos y la persecución a la academia y sectores religiosos. La medida actual del régimen sandinista es el pensamiento único promovido por la vicedictadora Rosario Murillo desde sus medios de comunicación. Y además las nefastas amenazas contra quienes intentan denunciar desde dentro del país los abusos que continúan ocurriendo. Hay mucho temor en la población y sectores sociales”, afirmó.
En este contexto, según lo que explicaron la fuente anónima y Medina, los nicaragüenses deben sobrevivir en una falta de democracia, falta de institucionalidad, falta de protección ciudadana, falta de empleo y la falta de justicia para las víctimas de la represión.
Alineado con las palabras de la fuente anónima, el periodista indicó que la mayoría de los estudiantes tienen que exiliarse para buscar oportunidades, pues es muy difícil encontrarlas.
“Muchísimo. Imagínate que en Nicaragua no hay libertad de cátedra, todas las universidades están adoctrinadas al sandinismo. En la educación pública se promueve la política del gobierno de turno. Es decir, intentan adoctrinar a todas las generaciones venideras bajo una línea de pensamiento limitado”, dijo Medina. .
A diferencia de países como Cuba, en Nicaragua sí hay un abastecimiento de alimentos. El problema es que al no haber empleo, no hay dinero para comprarlos. En las zonas del campo, la gente debe cultivar su propia comida y auto sostenerse.
“Vivir en Nicaragua actualmente, con esta dictadura es estar pensando en qué vamos a comer mañana, es pensar en a cuánto va a llegar la bolsa de un café, los precios de la vida cada vez es más difícil, estar pensando cuándo voy a tener un trabajo, es la pregunta que muchos opositores se hacen”, dijo la fuente anónima.
Ataque a la libertad
Muchos casos de persecución religiosa se volvieron mediáticos, como la expulsión de las Misioneras de La Caridad y la detención del Obispo Rolando Álvarez, así como la persecución, exilio y detención de decenas de sacerdotes.
El régimen ha objetivizado a la Iglesia Católica por su misión profética de apego a la doctrina social. Incluso el régimen tiene temor de lecturas bíblicas que denuncian injusticias, abusos y persecución. La Iglesia Católica ha jugado un rol activo desde la fe inspirada por el magisterio y la guía de Dios”, aseguró Medina.
Incluso la fuente anónima comentó a El Reporte que cuando acude a Misa, siempre hay fuerzas paramilitares y una permanente vigilancia.
En medio de este panorama, la esperanza es una de las mayores alternativas.
“Lo que podemos hacer es fortalecer a la sociedad civil, fortalecerla para mantener esa resistencia y vigilancia, pero sobre todo hay que fortalecer a esas mentes que están dispuestas a continuar su formación. Creo que la comunidad internacional juega un papel importante”, continuó la fuente.
Incluso reveló que forma parte de un partido político y que uno de los candidatos gozaba de la simpatía del pueblo, pero el gobierno lo obligó a exiliarse.
Por su parte, Medina indicó que mantiene la esperanza en que el pueblo y la comunidad internacional logren ayudar a Nicaragua a salir de esta situación.
“Primero que todo la ayuda de Dios. Luego la unidad de las fuerzas opositores y por supuesto el apoyo de la comunidad internacional, no para intervenir violentamente si no para estar listos a una eventual negociación”, indicó el periodista.
“Yo creo que el pueblo sabrá reaccionar en el momento oportuno. Por ahora las manifestaciones no son una opción viables. Sin embargo, no hay mal que dure 100 años”, puntualizó.
Seis años después del inicio de las protestas, el pueblo nicaragüense continúa resistiendo bajo una dictadura que los reprime con puño de hierro. El futuro y la libertad parecen un sueño, el cual esperamos que logren alcanzar.