OpiniónLunes, 22 de abril de 2024
No, no siempre queremos que el mundo cambie, por Vanya Thais
Vanya Thais
Periodista y Editora General de votocatolico.org

Está muy de moda que estos pubertos bicentarados con banderitas multicolor nos tilden de “retrógradas” porque “no queremos que el mundo cambie”. Es un juego de palabras hecho únicamente para adormecer la crítica real. Efectivamente, hay cosas que se deben mantener, que no deben cambiar. Esta romantización del “cambio” es lo que nos ha llevado a la debacle moral como sociedad.

Este viernes 19 de abril se promulgó la Ley 28983, que básicamente le pone un freno a aquella tontería mal llamada “lenguaje inclusivo”. Se modifica la disposición precisando que no es necesario “el desdoblamiento del lenguaje para referirse a hombres y mujeres”. Listo, seguimos escribiendo como corresponde y ya no con el innecesario “todos y todas” y otros atentados a las buenas costumbres lingüísticas.

Sin embargo, siempre hay fronterizos como un matoncito de redes que va con la siglas BE (porque evidentemente no pienso hacerlo popular aquí), que es muy abanderado de lo progresista hasta que le toca acosar mujeres de oposición - por lo que ya le cayó su cartita notarial, según entiendo. El sujeto señala lo siguiente en X (antes Twitter):

“Quienes se jactan de una victoria conservadora frente al "Todos y todas" son quienes no quieren que el mundo cambie. Son quienes callan ante abusos de sus sectas o quienes pretenden obligar a niñas violadas a parir. Eso sí es abuso y distorsión. No el lenguaje en igualdad”.

Como a estos llorones con “zapatillas listas” les fascina la deconstrucción, vamos a “deconstruir” su enunciado:

Victoria Conservadora: Si vamos a lo textual, efectivamente, es una victoria en el ámbito legislativo que conserva el correcto uso del lenguaje. Sin embargo, el izquierdista que escribió dicho tuit se refiere a una victoria política del “bloque conservador” del Congreso, compuesto principalmente por Renovación Popular, quienes impulsaron esta enmienda. Y le arde, porque le ganaron a la redundancia innecesaria, al mal uso del español y a su capricho ideológico.

“No quieren que el mundo cambie”: esto siempre atrapa a los lectores, sobre todo a los más jóvenes. ¿Por qué el mundo tiene que cambiar todo el tiempo y en todo aspecto? Esta gente parte de la premisa de que el mundo es malo y que, por tanto, tiene que cambiar. ¿Hacia dónde va ese cambio? Por supuesto, hacia el “progresismo”, porque el progreso sólo es válido cuando va hacia el socialismo y por tanto, hacia el marxismo. La idea de conservar lo que funciona les hace un corto circuito, porque como funciona desde hace mucho tiempo, cae en la categoría de antiguo. Y si es antiguo, por defecto, es malo. Así de simple. El lenguaje funciona, el “todos” incluye a todo ser humano.

“Son quienes callan ante abusos de sus sectas quienes pretenden obligar a niñas violadas a parir”: Boom, tenía que llegar el ataque ad hominem. Claro, los conservadores entienden que su cultura, su vida, su política y el sistema de su nación, está basado en la cristiandad, entonces, es a esta a la que atacan. Sin embargo, las sectas están de su lado, porque si la izquierda marxista, bajo cuya ideología se derramó sangre en la peor hecatombe nacional encabezada por Sendero Luminoso, no es una secta despreciable, no sé de qué habla. Y el reduccionismo ridículo de “obligar niñas violadas a parir” es ya un manotazo de ahogado ante la derrota, porque habría que preguntarle por qué asesinar a los bebés del vientre de aquellas niñas violentadas… Y por qué defiende a las ONG que protegen los DDHH de los que perpetran esa violencia.

Es muy difícil construir una sociedad, pero es muy fácil destruirla. La cristiandad la construyó y el progresismo pretende destruirlo todo. ¿Saben qué pasa cuando dejamos que estos estúpidos ganen y tomen el control sobre el lenguaje? Les doy algunos ejemplos:

- Decir “Esposo” o “Esposa” es Heteronormativo: Julia Brownley (California, EEUU), lideró esfuerzos para pasar un proyecto de ley que pretendía modificar el código matrimonial para “enmendarlo” y garantizar “verdadera igualdad”. La ley reemplazaría términos y referencias como “esposas” y “esposos” en la ley federal, reemplazandolos por “cónyuges”. Evidentemente, su propuesta de enmienda cayó en saco roto porque es importante especificar y los “no binarios” no alcanzan un porcentaje significativo como para legislar al respecto.

- Lenguaje pro-aborto: Associated Press modificó su influyente manual de estilo y determinó que los periodistas deben poner entre comillas “centro de crisis de embarazo” y referirse a ellos como “centros antiaborto”. Curiosamente, esta agencia modificó hace poco su manual para que los periodistas se refieran a las personas según su identidad de género preferida, pero ahora opta por no respetar los nombres de los centros provida. Prepárense, porque muchos medios adoptarán este lenguaje.

- Suicidio asistido es amor: Según un informe del NL Times, el 80% de los votantes en los Países Bajos dijeron que aprobaban los esfuerzos actuales del Parlamento para aprobar su proyecto de ley D66, que permitiría a las personas mayores de 75 años, “que sienten que su vida está completa”, buscar “profesionales ayuda” para morir “si sienten que han llegado al final de una vida completa”. Romantización del suicidio, check.

- En Canadá, si tienes autismo y TDAH, te hacemos el favor de suicidarte: Justin Trudeau acaba de aprobar la eutanasia para personas con condiciones mentales – y no tiene límites ni con menores de edad o personas con alguna condición como el autismo o el simple déficit de atención. El medio canadiense “Spiked Online” reportó que un padre de familia no puede hacer nada para salvar la vida de su hija sana que habría recibido la aprobación de una solicitud de eutanasia por tener autismo y TDAH. Ah, pero “primer mundo”.

Debemos sentirnos orgullosos de que el Perú y su Congreso, con todos sus enormes defectos, no permitan que el progresismo hunda sus garras en el país. Ahora toca sacarlos del Poder Judicial y el Ministerio Público, pero al menos a nivel legislativo, estamos avanzando a paso seguro, sin arrodillarnos a la ONU, la CIDH o cualquier otro organismo supranacional que pretenda someternos. Acá nadie agacha la cabeza, porque el Perú fue, es y siempre será un faro para todo sudamérica.

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