Con 73 votos a favor, 11 en contra y 17 abstenciones el Congreso aprobó el proyecto de ley 3464/2022- CR, que elimina el desdoblamiento innecesario de palabras utilizado por grupos LGTBI y al que llaman “lenguaje inclusivo”. Con esta norma se modifica el art. 4 de la Ley 28983 (Ley de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres) con la finalidad de precisar el correcto uso del lenguaje inclusivo y eliminar las perniciosas distorsiones ideológicas bajo la excusa de la inclusión.
El texto señala que el lenguaje inclusivo no implica el desdoblamiento del lenguaje para referirse a mujeres y varones que forman parte del mismo grupo de personas, es decir, indica que no se debe mencionar por separado el género masculino y femenino en el mensaje cuando exista un término genérico que incluye a ambos. De esta manera, no se opone a la inclusión, sino que promueve el correcto uso del lenguaje con la finalidad de facilitar la comunicación y el entendimiento del mensaje oral y escrito.
La Disposición Final Transitoria ordena a todas las entidades del Estado adecuar sus planes, políticas, normas, directivas, guías y en general todas sus comunicaciones escritas y documentos siguiendo esta disposición. Así, por ejemplo, el Ministerio de Educación deberá corregir el contenido de los textos escolares, en los que el desdoblamiento se puede observar repetidamente.
Este proyecto ya había sido aprobado en el año 2023, pero fue observado por el Ejecutivo que objetó que eliminar el lenguaje inclusivo era un retroceso en los derechos humanos citando la CEDAW. El Congreso le respondió que el compromiso firmado por el Estado peruano en la CEDAW y otros tratados internacionales sobre el tema es la Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres y eso no incluye al desdoblamiento innecesario de palabras. Por lo que no se ha incumplido ningún tratado.
La respuesta que dio el Congreso a las observaciones del Ejecutivo precisa además que se debe promover el uso del femenino cuando corresponda: al denominar un cargo (trabajadora), título (doctora) o función pública (directora). Lo que elimina es el desdoblamiento innecesario de palabras para referirse a hombres y mujeres que forman parte del mismo grupo de personas: trabajadoras y trabajadores, doctores y doctoras, directoras y directoras.
Asimismo, recordó que la separación de poderes, según la Sentencia 0006-2019-CC/TC, implica mecanismos de control y colaboración, de manera que, dentro de sus funciones de control, el Congreso puede realizar precisiones normativas para evitar el mal uso del lenguaje en las instituciones educativas y en todo el aparato público.
Dado que las observaciones del Poder Ejecutivo carecían de fundamento, el proyecto de ley aprobado tuvo que pasar nuevamente por la Comisión de Educación y el Pleno para finalmente ser aprobado por insistencia.
La congresista Sigrid Bazán se mostró contraria a la aprobación de la norma señalando: “es increíble que ahora se pretenda regular el lenguaje y decirles a los peruanos como se tiene que hablar”. Sin embargo, ignora que fue precisamente el Estado el que tuvo la iniciativa de “regular” el uso del idioma alejándose del sentido común. La Ley 28983 indica en su art. 4 que todas las instancias y niveles de gobierno deben incorporar y promover el uso del lenguaje inclusivo. En base a ello, la Guía de lenguaje inclusivo elaborada por el Ministerio de la Mujer en 2017 ha servido para la modificación de la comunicación en distintos órganos estatales como el Poder Judicial.
El Perú no es el único país con este tipo de guías. Argentina y Chile también siguen esta política orwelliana de control estatal del lenguaje. Y es que la implementación del lenguaje inclusivo es parte de la Estrategia de paridad de género de la ONU, la cual cuenta con distintas orientaciones para “lograr la igualdad”.
Este objetivo es el que diversos grupos buscan alcanzar a través de la manipulación del lenguaje que describen como “sexista” o “patriarcal”. De esta forma, proponen el uso de estructuras y pronombres neutros o no binarios, la terminación de palabras con “e”, “x”, “@”, la mención del masculino y femenino en la misma frase, etc.
Al respecto, la RAE ha señalado que pensar que la discriminación y el reconocimiento de derechos se lleva a cabo a través del lenguaje es irrazonable, ya que este orden de ideas confunde el sexismo de lengua con el sexismo de discurso. La lengua es el recipiente de las expresiones de cada uno de los hablantes; la lengua no es buena ni mala, uno se sirve de la lengua para articular expresiones buenas o malas. En pocas palabras, el cambio no se obtiene a través de una modificación en el habla sino en el pensamiento.
No podemos forzar el lenguaje desnaturalizando por razones ideológicas. Los problemas reales se resuelven a través de propuestas que consideran todo el espectro que genera las desigualdades en la sociedad. Una mujer no dejará de ser golpeada por su esposo a pesar de que este se vea obligado a iniciar sus discursos dirigiéndose a todos los “los distinguidos señores y las distinguidas señoras”.
La congresista Milagros Jáuregui, autora del proyecto de ley, comentó que decidió presentar esta iniciativa para evitar el peligro que significa asumir este tipo de lenguaje para los estudiantes. Desde que se adquirió dicho enfoque se vienen financiando textos escolares que no contribuyen con el uso correcto del lenguaje sino más bien generan confusión, puesto que los redactores utilizan el desdoblamiento innecesario en los mismos. Cabe recordar que, por las mismas razones, Francia prohibió el uso del lenguaje inclusivo en los colegios al estimar que "constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión de la escritura".