El clima de polarización actual impide ver allí donde la derecha y la izquierda tienen naturalmente un interés común. Las guerras culturales están impidiendo que tenga lugar una plataforma de conversación. La derecha cree que la izquierda pretende aumentar el Estado a niveles opresivos, mientras que esta última cree que su oponente pretende mercantilizar el Estado, y, por lo tanto, vaciarlo de contenido.
La situación de Latinoamérica nos da al menos dos motivos para suavizar la natural tendencia de la derecha contemporánea a reducir el Estado: la delincuencia y el narcotráfico. El comercio de drogas es tan rentable que las bandas organizadas están empezando a contar con instrumentos y tecnología dignos de un Estado. De ser seguir en esta dirección, podemos contar con que los estados van a tener que esforzarse para combatir a narcotraficantes mejor pertrechados que los mismos militares nacionales.
Opino, obviamente desde mi limitado punto de vista, que no hay más remedio que aumentar la potencia del Estado y elevar sus capacidades para enfrentar el futuro y presente de la delincuencia. La globalización ha permitido que grupos internacionales cobren relevancia: mafias mexicanas, colombianas y venezolanas. La coyuntura actual demanda una mayor cantidad de recursos disponibles para combatir el crimen: es decir, un Estado fuerte.
Según el antiguo ministro de producción Piero Ghezzi, lo que caracteriza al Estado peruano es una amplia desarticulación, es decir, no se actúa como un cuerpo sólido y bien organizado. Lo que un ministerio sabe es ignorado por el otro: así, a lo largo y ancho de la administración pública. Ghezzi no es partidario de aumentar ministerios ni de reformar el Estado de manera absoluta. Él pretende solo ir reformándolo paso a paso.
La derecha no debe perder de vista su misión cultural y no dejarse llevar por las modas impuestas desde la izquierda, entre ellas, la moda woke. Sin embargo, si lo que pretendemos es permanecer en democracias, se debe de aliar con los elementos de la izquierda allí donde sean afines a los suyos.
Para esto, es preciso combatir el lado de la izquierda que abiertamente se opone y persigue a los militares. Asimismo, sería de vital importancia identificar a aquellos elementos de la izquierda que entienden la necesidad de contar con fuerzas del orden. El Estado necesita de verdaderos burócratas estatales con la motivación de encarar las dificultades del Perú. No es necesario pelear allí dónde naturalmente puede haber consenso.