OpiniónJueves, 16 de mayo de 2024
Nada DINada, por Eduardo Vega

Una vez más, se sienten pasos de vacancia en el Congreso, y sin que podamos prever realmente cuál será el destino de la última moción presentada. Sería importante apreciar que una de las razones por las que la presidente consigue obtener algún tipo de respaldo por parte de la población es porque no gobierna, está haciendo hora y pagando favores a congresistas para mantenerse en un cargo que a todas luces le quedó muy grande.

En efecto, si existe alguna obligación mínima inherente a cualquier gobernante es saber gestionar eficientemente el apoyo de aliados en los frentes políticos, sean propios o ajenos; a la par de mantener un mínimo de aprobación frente a la población. Para ello, obviamente, debe hacer un par de cosas: un poco de gestión populista y generar los consensos suficientes para que hasta sus más férreos enemigos piensen dos veces antes de victimizarla. Sin embargo, Dina no tiene una bancada oficial y vive de favores frente a los congresistas, quienes la someten a presión con la vacancia sobre ella como una Espada de Damocles.

No podemos dejar de lado que nuestra presidente es una digna representante de izquierda -tanto o más digna que Digna Calle-; y como todo gobernante “izquierdistoide” del Perú, en realidad no está formado en política y por ende no logra hacer ninguna de las 2 cosas; es más me atrevería a decir que salvo por culpar a otros de sus desgracias, no sabe hacer nada de nada. Consecuencia de ello, el Perú solamente sigue hundiéndose más en las expectativas de inversión interna y externa.

En temas de seguridad, además de hacer el cuento de tener muchos planes, no hizo ni hace nada; consecuencia de ello, hay miles de empresarios extorsionados e incluso hay zonas o ciudades que no son transitables a ciertas horas, si es que acaso no se recomienda circular a ninguna hora del día. En algún momento tuvo el descaro de salir a decir que “el país estaba en paz”; sin embargo, las constantes acometidas que viene sufriendo la actividad minera -como lamentablemente viene pasando con Minera Poderosa en Trujillo- o la condición de tierra de nadie en la que se ha convertido Pataz, solo nos recuerdan la paz es un concepto relativo, y que de seguridad ciudadana no sabe hacer nada, aparte de espantar la inversión.

Con respecto a educación o salud, no se ve ningún avance o al menos no hay anuncios concretos que vislumbren indicios de mejora de estos servicios en alguna parte del país; más allá de la inauguración de algunos colegios o postas que, probablemente, no van a tener profesionales a la altura de las necesidades reales, y lamentablemente quedarán como monumentos al dispendio y la burla sobre los intereses reales de la población.

Por si fuera poco, como además tenemos muchos funcionarios cortos de audacia, la mayoría de los proyectos de relevancia del Perú están paralizados, y a los pocos que se vienen ejecutando (como el puerto de Chancay) el Estado se encarga de ponerles trabas adicionales de último minuto, como un claro mensaje negativo para los inversionistas, a quienes va quedando claro que “el Estado Peruano puede parecer comprometido, pero en realidad es pendenciero”. Con estas actitudes, que el Perú obtenga un “tweet” como el de Elon Musk recomendando “invertir en Argentina”, está más cerca de una alucinación bajo estupefacientes, antes que un sueño.

Evidentemente, mientras los ministros estén más concentrados en defender a la presidente de sus relojes o descansos médicos por temas estéticos, nuestro país se verá cada vez más menguado en sus posibilidades de aprovechar oportunidades, y si a eso sumamos que la supuesta líder está concentrada en sacar a su hermano de la cárcel, o en tratar de evitar una vacancia que la ponga en un destino equivalente, no tendremos chance alguna de recordar a Dina Boluarte con algún aspecto positivo. Con tanto escándalo a su alrededor, quizá aquella cantata de “Justicia” quedará como una anécdota antes que mal recuerdo.

Si alguien conoce algún mérito de la presidente en términos de salud, inversión, seguridad, educación, cultura, infraestructura o cualquier otra cosa que lo ponga a disposición de la oficina de la presidencia en el más breve plazo, porque si no empiezan a aparecer aspectos rescatables, Dina va a caer sin importar cuantos voceros adicionales puedan contratar para apoyar en las tareas al Premier. La prensa “alienada está en campaña de demolición, así que si Dina logra algo será invisibilizado”.

Aunque nadie lo diga, en el Perú gobierna el desgobierno. Y viendo la ausencia de capacidades en el más alto cargo de la nación -incluso que no hacen la diferencia si Dina trabaja o no-, deberíamos plantearnos el dejar que nos gobierne un programa de inteligencia artificial, por ahí que con las premisas mínimas que manejan las encuestas de pobreza, ¡Diseña e implementa un plan más eficiente que cualquier amago de propuesta visto en los últimos 5 o 10 años!

Las cartas parecen echadas, los congresistas probablemente han sacado ya cuentas (una vez más) y seguro ya vieron si todo sigue igual; no llegan al 01 de agosto del 2025 para que al vacar a la presidente y ellos queden indisolubles, así que de seguro ya planean un “último salvavidas” para quien no es más que una gran decepción para el cargo, mientras alistan una elección general que cuando mucho permita la renovación total en julio del 2025.

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