Hace diez días, el partido político más icónico y controversial del país cumplió 100 años. El APRA llegó a su centenario, probablemente en uno de sus periodos más complicados, dado que, para muchos, el partido está pasando al olvido. Sin embargo, sigue ahí, viviendo, respirando, capaz con una máscara de oxígeno, pero sigue ahí, esperando volver a dar pelea.
Cuando digo que para muchos el APRA está pasando al olvido, es porque es una cruda verdad. La cual, sin ser para nada aprista, considero que es una lástima, porque es el único partido político que existe en el Perú. De ahí existen muchos movimientos, inscritos legalmente como partidos, pero que después de unos años desaparecen, se deshacen o se “reinventan”. El partido aprista es el único que ha podido mantener un propósito verdadero y que ha tenido un ideario que hasta el día de hoy se mantiene. Tiene una ideología, y a sus militantes les pesa. No es un partido de nombres o de caudillos, por más que unos digan que Haya de la Torre y Alan García lo fueron. El que vota por el APRA vota por el partido. Podrán tener preferencias sobre quién guíe el barco, pero se seguirán subiendo a él, pese a que el capitán ya no sea el mismo.
No puedo decir lo mismo con ningún otro partido político. Por más que Acción Popular o el Partido Popular Cristiano sigan, al menos en nombre, en la contienda todavía. Están más que lejos de sus épocas doradas, y la gente que les dio su voto, no lo hizo por el partido, sino por la cara del candidato que mandaron. La gente votó por Lescano en las últimas elecciones y por Barnechea en las anteriores, pero no lo hicieron por Acción Popular.
Por el centenario del APRA se dieron diversas ponencias en Huancayo, de las cuales destacó la de Phillip Butters, la cual creo que debemos escuchar con mucha atención. En lo personal, me pareció que el periodista de Willax le guiñó el ojo al partido aprista, marcando presencia como un futuro candidato para el partido de Haya de la Torre. Y capaz eso sería lo mejor que les podría pasar a ambos.
Butters en su discurso resaltó los errores del APRA en los últimos años, y el mayor de estos es que el partido no logró acercarse a los jóvenes. Y es verdad. Con 22 años puedo afirmar que el partido aprista es mal visto entre mi generación. La cual cree que hace la diferencia manteniéndose con una postura reacia a la política, pero que en el fondo solo demuestra su ignorancia y su falta de compromiso con el país. Muchos no saben nada de política ni de la historia política del país, gracias al deficiente sistema educativo peruano que nos ha escondido la historia desde Velasco en adelante.
Mientras que, los que saben algo, muchas veces repudian al APRA. Porque para muchos Alan García no fue otra cosa que un ladrón que tuvo el peor gobierno de la historia del país, y Alan era aprista, así que el APRA es malo. Pero claro, no reconocen su segundo gobierno entre el 2006 y 2011, que fue, sin duda alguna, uno de los mejores de la historia del país.
Pero es verdad, Butters tiene razón, no hay jóvenes apristas, o en todo caso, hay muy pocos. Y creo que ahí está el guiño del periodista. Si alguien puede convocar a jóvenes, es él. Todos saben su nombre, porque muchos recordarán su voz y su famoso “tu opinión importa”.
Un hipotético matrimonio Butters – APRA podría ser una jugada magistral de cara al 2026. El periodista podría ser el candidato no solo que el partido aprista necesita, sino que sería uno que podría conciliar a la derecha también. Si bien la historia de la Alianza Popular Revolucionaria Americana ha sido siempre con una tendencia a la izquierda, solo uno de sus dos gobiernos lo fue, hoy en día necesitan pragmatismo. Por su propia cuenta no lograrán hacer nada. Los Búfalos ya no existen, así como los verdaderos políticos. Las pocas figuras que le quedan al partido, como Mauricio Mulder, pueden ser unos magníficos diputados o senadores, pero hasta ahí nomás. Necesitan gente nueva, con nuevas mecánicas. Y sobre todo, gente que pueda convencer y pueda ganar votos.
Phillip Butters en el APRA podría, pese a que por los egos es difícil, ser el consenso de la derecha, pero uniéndose a un partido que de verdad tiene historia, no en Avanza País o en Renovación Popular que de seguro en 10 años más no existirán más. Sería la derecha, que históricamente no sabe pelear la política, de la mano del APRA, el partido que mejor lo sabe. Y quién sabe si eso no puede ser suficiente para ganar las próximas elecciones.